— ¿Te gustaría que te trajera algo de tomar? — preguntó Leorio al rubio que permanecía sentado a orillas de la playa mirando al horizonte.
— Lo que tú quieras, Leorio — contestó Kurapika sin muchas ganas, intentaba ser lo más amable que podía pero le costaba trabajo.
Leorio no perdía la esperanza y continuaba con su plan, Kurapika en algún momento tenía que caer ante él. Su problema era que en su mente estaba impaciente, se moría de ganas por tocar la piel desnuda del rubio, poder pasar su lengua por toda su exquisita figura.
— Kuroro... donde quiera que te encuentres ahora, no me olvides, porque yo te amo y no dejaré de hacerlo, sólo eso te pido, no me olvides. — suplicaba mirando al cielo con la esperanza de que alguien en el más allá pudiera escuchar la voz de su corazón.
— Pues que lástima, lo olvidó — dijo Feitan poco sorprendido al escuchar a Shalnark decir que se olvidó del número completo de las placas del auto.
— ¿qué esperaban? hice un gran esfuerzo para recordarlo durante un día entero, ahora sólo queda ir a buscar más pistas, todavía tengo la idea de ir a la fábrica de cohetes. — Shalnark no perdía la esperanza de ayudar a Kuroro a recordar y encontrar al culpable de su casi asesinato.
— No sé para qué pierden el tiempo, seguramente el tipo que trato de matarlo ya está en otro país, mientras ustedes pierden horas pensando idioteces, los criminales se mueven, nosotros mejor que nadie sabemos eso. — Machi era una mujer muy inteligente, guiaba con su intuición a los demás y era respetada por eso.
— Que gran idea nos has dado, Machi — agradeció Uvog levantándose de su asiento — es hora de dejar de pensar como pueblerinos y empezar a pensar como criminales.
El atardecer cayó en la playa, las huellas que pasaron por esa arena se habían ido borrando en el camino. Kurapika y Leorio ya iban de regreso a casa, esta vez por otro rumbo, la noche los alcanzó en la ciudad y Kurapika se quedó dormido en el auto.
— Esta sería la oportunidad perfectamenta, mi amor — susurró Leorio al abrir la puerta del auto para sacar cargando a Kurapika y llevarlo a su habitación.
La casa donde vivía con Kuroro era muy cómoda y lujosa, estaba en la parte alta de una montaña donde los rayos del sol iluminaban por completo el hogar, casi podría ser una casa de cristal debido a los grandes ventanales que poseía.
La habitación matrimonial tenía un estilo minimalista, había pocas cosas pero en perfecto orden, a Kurapika le gustaba vivir así, con pocos objetos, sólo lo necesario para vivir.
Leorio dejó a Kurapika dormido sobre la suave y amplia cama, le sacó los zapatos, el pantalón y la camisa, luchó por contener sus instintos lujuriosos para no terminar de desnudarlo aunque sólo le faltaran un par de prendas más, tenía que seguir jugando al buen amigo más tiempo hasta que el mismo Kurapika fuera quien se entregara a él.
— Me va a costar tanto aguantarme las ganas de... — tragó saliva, mirar a Kurapika indefenso, dormido, con gran parte de su piel expuesta, era un ángel provocativo, un pecado puesto en bandeja de plata.
Decidió dormir en la sala, alejarse de él, se daba por satisfecho con dormir en la misma casa, ahora sin la existencia de Kuroro tenía todo el tiempo del mundo para conquistar a Kurapika.
— No voy a echar todo mi plan a perder por un arranque de lujuria, Kurapika, serás mío en el momento justo, quieras o no, la fecha en que te entregues a mi ya está fijada. — se quedó dormido con ese pensamiento en mente, las intenciones de Leorio con Kurapika iban más allá de lo enfermo y no había nadie que pudiera advertir al pobre chico de la clase de psicópata que tenía cerca.
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KURAPIKA one Shots
FanfictionKurapika® Diversos escenarios, variadas historias, siempre con Kurapika. Algún One shot te va a gustar, te lo aseguro. SHIPPEOS A LO WEY ¡¡ESTO SE VA A DESCONTROLAR!! La mayoría tendrán contenido Yaoi así que estas más que advertido. Cada uno tendr...