El castaño

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Él y yo no eramos tan amigos, sólo nos conocíamos por estar en el mismo instituto y en el mismo salón. Pero él me gustaba y no sabía como reaccionar a esa idea tan absurda ya que esa bella y perfecta obra de arte era gay. Y yo, como no era nada femenina, decidí cambiar y tuve la estupenda idea de perdirle que me ayudara.

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Tomé una corta ducha y me coloqué literalmente lo primero que encontré. Por suerte, había tomado uno de mis conjuntos favoritos. Una camiseta negra y olgada me llegaba casi por las rodillas, unos jeans algo ajustados y rotos que amaba demasiádo y unos botines negros fueron mi elección. Me gustaba mi cabello corto y despeinado así que no me preocupé por peinarlo. Tomé por último mi linda camiseta de cuadros rojos que también me quedaba algo grande y un lindo gorro también negro. Corrí rápidamente por las escaleras hasta llegar a la recepción del lugar. Luego de que me dieran el permiso, salí de allí y corriendo me dirigí hacia mi instituto. Llegué a tiempo antes de que me regañaran por ser impuntual pero tampoco era que me importaba eso. Me senté en mi pupitre y cerré mis ojos esperando esas jodidas burlas que cada día recibía. -Una lesbiana como tú no debería estar aquí- Gritó un chico desde su asiento pero yo seguí sonriendo aún con los ojos cerrados -Maldito bicho raro, ya vete de aquí- Decidí responderle pero sólo por diverción -Y qué hay de ti maldito imbécil, igualmente tú no cirves para nada- Todos rieron por mi respuesta y este se encojió en su asiento. Algo sí me pareció extraño, el que mi bello castaño no había llegado aún y siempre llegaba temprano, o al menos la malloría de las veces. Suspiré y me dediqué a oír sin hacer nada a la vieja profesora que nos enseñaba ciencias.

La clase trancurrió de forma aburrida, como todos los días. Me levanté y cuando salí del salón, ví al castaño que apenas estaba llegando. Tenía un aspecto somnoliento. Se notaba que no había dormido nada, pero seguía viéndose tan lindo como siempre con esa brillante y cuadrada sonrisa algo particular. Suspiré algo embobada y me acerqué un poco al lugar en donde se encontraba parado hablando con su mejor amigo Jung Hoseok, que también tenía una gran sonrisa deslumbrante. El castaño tenía un ligero olor a café, quisá había ido a tomar café para quitarse el sueño. Seguí caminando mientras en mi cabeza, me encontraba en el paraíso. Por ser tan idiota tropecé con la bella obra de arte andante y caí al suelo golpéando ligeramente mi mano derecha. -¿Estás bien?- Me sonrió y amablemente me acercó su mano ofreciéndose a ayudarme. Yo sólo acepté su ayuda y asentí lentamente. Mordí mi labio inferior para ahogar un grito de victoria o algo parecido, me sentía afortunada. Comencé a dar pequeños saltitos de felicidad luego de alejarme lo suficiente para que no me viera.

Y como ya dije, me sentía en el paraíso. Ese castaño me hacía pensar que podía volar. Me gustaba mucho.

Feminism ~Kim Taehyung~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora