9

1.8K 202 268
                                    

Millie daba vueltas en círculos, pensando en las palabras que usaría para decirle a Finn que Adelaide era su hija y explicarle a la niña que el pelinegro era su padre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Millie daba vueltas en círculos, pensando en las palabras que usaría para decirle a Finn que Adelaide era su hija y explicarle a la niña que el pelinegro era su padre. ¿Por qué todo tenía que ser tan complicado? Se arrepentía tanto de no haberle dicho a Finn, cuando aún estaban juntos, acerca de su embarazo y por no haberle contado nada acerca de Finn a Addy.

Su respiración estaba agitada, como si hubiese corrido por mucho tiempo. Caminaba de un lado a otro, mientras su corazón latía con fuerza.

Adelaide y Sophia estaban abajo, la pelirroja estaba a pocos minutos de irse, lo cual, significaba que tan sólo faltaría una hora para que Wolfhard llegase. Escucho que Sophia la llamo y bajo las escaleras de inmediato.

Millie, tranquila. —Dice. —Todo estará bien.

Ella asintió, con sus ojos cristalizados.

Tengo que irme ya. —Dijo Sophia. —Creo que es hora de que prepares a Addy para esto.

—Sí, tal vez sea hora.

Ambas se despidieron y la pelirroja se fue, ella no volvería en varias horas, así Millie tendría tiempo de hablar y explicarles todo a Finn y Addy.

[✰]

Era hora de decírselo a Adelaide, no sabía de que forma hacerlo, que palabras utilizar, pero no podía seguir ocultándolo.

—¡Addy! ¿Puedes venir un momento?

—¡Sí! ¡Ya voy! —Gritó la pequeña.

En tan sólo unos segundos, la pelinegra ya estaba estaba a un lado de Millie.

¿Pasa algo?

Suelta un fuerte suspiro, no podía simplemente decírselo en otro momento, tenía que hacerlo ahora.

En algunos minutos, alguien vendrá a visitarnos. —Dice. —No conoces a esa persona y esa persona no te conoce a ti, tal vez ambos se molesten, pero te prometo que daré una explicación de todo, tú no.....

El timbre de la puerta sonó.

La castaña le pidió a la pequeña que esperase sentada en la sala y ella obedeció. Los nervios la invadían, había estado pensando tanto en ese momento, creía que cuando por fin ocurriese, estaría preparada, pero no era así, aún no se sentía preparada.

Se acercó a la puerta y la abrió. Finn estaba parado ahí, con su linda sonrisa que lograba tranquilizarla. Lo dejó entrar y cerró la puerta justo detrás de él.

—¿Cómo estás? —Preguntó Finn.

Ni siquiera yo se como me siento.

Inglés || FillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora