Abrí la puerta de mi habitación abrumada. Lo que me había contado Fede me había abierto los ojos. Los Ravenscar no estaban de nuestro lado, nunca lo habían estado. Ellos simplemente eran enviados de la Clave. No confiaban en que mi tía siguiera viva, y quizá tuvieran razón. Ni siquiera se planteaban esa opción, solo querían descubrir qué había pasado.
Salí de la ducha. Todo estaba completamente en silencio. Ya era tarde, busqué en la estantería mi libro de runas. La tapa estaba llena de polvo, desde la desaparición no me había vuelto a centrar en las clases. Cogí todos los apuntes y me senté en la cama. Mis manos empezaron a pasar hojas y hojas, recorriendo los trazos de las marcas. No era buena dibujando, a pesar de que mi memoria era bastante buena no conseguía plasmar la imagen que se me venia a la mente. Por eso prefería otro tipo de contenido, como la historia o ley. Tony siempre me decía que me imaginaba trabajando en Idris, en algún puesto importante para la Clave, yo no lo tenia tan claro.
El ruido de la ventana abriéndose me alteró. Una fina hoja de papel apareció traída por el viento. Dio vueltas alrededor de toda la habitación, hasta que finalmente aterrizó en mis piernas
Chiara, tengo que hablar contigo. Es importante. Nos vemos al amanecer en El Jardín de Boboli. Ve sola
Gianni
Miles de preguntas invadieron mi mente. ¿Qué era tan importante? ¿Acaso era algo de mi tía? ¿Gianni sabia lo de los Ravenscar? Claro que lo sabia, Gianni lo sabe todo. Seguramente cualquiera con un poco de cultura en el mundo de los subterráneos había escuchado alguna vez la historia. A mi me parecía incluso una historia de terror, de esas que le cuentan a los niños para que no hagan cosas que no deban. La vida de Andrea seguramente marcó un antes y un después, y lo mas importante, marcó a una familia. Tanto Samael como Alouqua intentaban olvidar lo que su padre había hecho, pero sobretodo, querían que lo olvidaran los demás.
Aun no sabia que haría para poder salir sin que nadie se diera cuenta. La mejor opción era intentar bajar por la enredadera de la ventana, si fuera por el pasillo estaba segura de que alguien me escucharía. El Jardín de Boboli no estaba muy lejos del instituto por lo que podría ir andando.
El sol aun no había salido. Me deshice de mi pijama y me empecé a vestir. Decidí ponerme una camiseta azul marina de tirantes con un corpiño negro, el primero que me regaló Gianni. La idea de ir con ropa de combate pasó por mi mente, quizá fuera una emboscada, pero algo me decía que no. Sabia que Gianni utilizaba este método para comunicarse con mi tía. No conocía a nadie que supiera hacer eso a parte de él.
La escalada por la fachada del instituto no fue sencilla. Los tacones de las botas apenas entraban en el bordillo de la ventana. A mitad de trayecto estuve a punto de caer al vacío, pero por suerte no fue así. Llegue al suelo sana y salva. Comencé mi travesía hacia el lugar de la cita, las calles estaban desiertas. Apenas algunos trabajadores del ayuntamiento de la ciudad limpiaban la calle. Florencia era preciosa, más aun con la tranquilidad que respiraba en los momento de soledad. Comprobé por ultima vez que llevaba mi estela conmigo, ya estaba a dos calles.
Bajé las interminables escaleras con prisa. No había rastro de Gianni. La fuente de Neptuno en mitad de la plaza daba sonido al escenario. El viento movía las hojas de los arboles. Los jardines eran infinitos, no sabia como lo encontraría. Un ruido me asustó, con sigilo me giré
A unos 20 metros a la derecha había un hada, mejor dicho una dríade. Las dríades son las ninfas de los robles en particular y de los árboles en general. Surgieron de un árbol llamado «Árbol de las Hespérides». Algunas de ellas iban al Jardín de las Hespérides para proteger las manzanas de oro que en él había. Al parecer ella no me había visto. Su piel era de un color verde claro. Su pelo, rubio como el oro llegaba más allá de sus pies. Iba envuelta con una fina tela blanca a modo de vestido, era realmente bella. Las hadas eran seres hermosos, pero malignos. Poseían una conocida inteligencia y la usaban a su favor para manipularte. Era muy complicado tratar con ellas, su política era tirana y popular
- No te preocupes, no nos ha visto. Además es mortal, no le interesa atacarte - Gianni me sonreía desde el ultimo escalón de la escalera. Iba vestido con un traje azul oscuro, la camisa con remates de oro en el cuello estaba notablemente abierta. Sus ojos tenían un brillo especial. Se acercó a mí - Pequeña - ronroneó en mi oído
- ¿Qué ha ocurrido? - pregunté separándome lentamente de él. Su sonrisa forzada y sus ojos tristes no me tranquilizaban
- Querida, lo siento mucho - susurró mientras acariciaba mi pelo. Abrió el lado derecho de su chaqueta e introdujo la mano. Un sobre blanco apareció en escena
- ¿Qué ocurre? - pregunté temblorosa intentando hacer contacto visual con él, el cual dejó caer el sobre en mi mano derecha y lo apretó con fuerza
- Idara... - pero alguien lo impidió
- ¡Chiara!
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Cazadores de Luz
RandomEl instituto de Florencia es considerado de los mas antiguos del mundo. Situado en el Castello di Sammezzano fue la cuna de una generación de brillantes cazadores de sombras. En la actualidad el lugar es habitado por algunas de los familias de ca...