Capítulo II

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Ya habíamos buscado por todas partes pero nada, mi tía no aparecía. Hace un par de días que habíamos pedido ayuda a  Idris. Ellos habían decidido enviar a alguien para que se hiciera cargo del instituto hasta que volviera Idara. Ya habían pasado tres semanas desde su desaparición, pero no había rastro de ella. Y aunque muchos de los estudiantes del instituto realizaron batidas nadie encontró ninguna pista sobre su paradero.

Entré en la cocina más desesperada de lo habitual. Los mechones caían sobre mi cara aún llevando el pelo recogido. Ya no sabía que hacer. Mi tía podía estar en peligro y ninguno estábamos allí para ayudarla.

Alguien me tocó la espalda. Era Fede. Sin pedirlo me abrazó. Fede y yo nos conocíamos desde que éramos niños, sus padres lucharon junto a los míos en la batalla, pero su madre tuvo más suerte y logró escapar. Ahora vivían aquí. Su madre se había vuelto a casar y había tenido otros 4 hijos. Todos niños.

-He hablado con mi madre, van a viajar a Idris. Idara no se ha ido por su propia voluntad- dijo mientras nos separábamos- Van a salir en 10 minutos. Nosotros nos quedaremos aquí. - Yo solo asentí con la cabeza

Fede y yo seríamos los que nos encargáramos de todo durante el tiempo que ellos estuvieran fuera.Al haber desaparecido mi tía, la actual directora,  Leonardo y Lady se habían puesto al cargo momentáneamente. Fede y yo éramos los que más tiempo llevábamos en el instituto y los que mejor lo conocíamos. Había algunos alumnos que eran algo mayores que nosotros. Pero la mayoría eran de otros institutos y solo estaban pasando aquí una temporada.

La luz del portal se reflejaba en las vitrinas de la biblioteca. Leo y Lady bajaron las escaleras cargados de maletas. Se despidieron de sus hijos pequeños y se acercaron a Fede y a mí. Lady era una mujer de unos 40 años, su pelo negro recortado a la altura de los hombros y piel repleta de lunares. Leo era más mayor, con una barba blanca y unos ojos grises. Ambos vestidos muy elegantes y dispuestos a encontrar la solución en Idris, enfrentándose a lo que hiciera falta.

-Estaremos aquí antes de que nos echéis de menos, cuidar de los niños- dijo Lady mientras posaba sus manos en nuestras caras a modo de despedida

-Los enviados de Idris no deberían tardar mucho en llegar, aún así si tenéis algún problema avisarnos. Estaremos pendientes - dijo Leo mientras agarraba con fuerza las maletas de cuero marrón

Los vimos alejarse entre la luz que desprendía el portal. En el momento en el que se adentraron este desapareció. Yo miré a los hermanos Adcok. El pequeño, de 5 años estaba observando los dibujos del techo. Lo solía hacer mucho, a Emanuel le encantada pintar. Sus rizos negros como el carbón le caían por la cara. Los mellizos estaban pisándose los zapatos entre ellos, y lo que parecía un juego cada vez era con más furia. Eran igual de altos, pero en todo lo demás eran muy diferentes. Jorge tenía el pelo rapado y unos grandes ojos grises, mientras que Juan tenía rizos como los de su hermano pequeño y los ojos color miel. Luego estaba Tony. Era el más mayor después de Fede. Tenía 14 años. Su manejo de la espada era espectacular y todos sabíamos que pronto se iría a la escuela de Idris. Allí podría mejorar aún más y llegar a ser alguien importante en el universo de cazadores de sombras. Fede simplemente miraba a sus hermanos. Nos esperaban unas largas semanas en las que tendríamos que cuidar de ellos. No iba a ser fácil

De pronto entraron a la habitación. Era Jung. Un estudian del instituto de Beijing que llevaba aquí más de dos años. Todos sabíamos que Jung no quería volver a su ciudad. Aquí había encontrado a una familia que lo quería de verdad

-Ya están aquí

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