I

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-¿Qué le pasó a tu brazo?

Aquel rubio con pecas procedió a contarme su "graciosa" historia con la misma confianza que alguien tiene con un amigo de la infancia. Guardé silencio, observandolo con una expresión neutra.

-Eso es lo más jodidamente triste que he escuchado en mi vida -dije luego de que terminara.

El chico prosiguió a bajar la mirada, me dio la impresión de que él era consciente de ello y que mi comentario ya lo había escuchado antes.

-Hey, escucha mi consejo -dije, intentando animarlo aún sabiendo que ese no era mi fuerte-. Deberías inventar una historia mejor.


Me dio la razón, desanimado. Desvíe la vista hacia otro lugar de la habitación para evitar el contacto visual. Busqué en mi mente una idea que pudiera ayudarle a él y su penosa historia. Entonces recordé una escena de uno de mis libros favoritos, no sería mi mejor aporte, pero era algo para comenzar.

-Solo di que estabas luchando contra un tipo racista -logré llamar su atención.


Me dedicó una expresión de confusión, por lo cual, prosegui a revelarle el nombre del libro. Ambos lo habíamos leído gracias a una tarea, así que sabía que no iba a estar tan desorientado.

-Matar a... Oh, ¿te refieres al libro? -asenti.

-Al final, ¿recuerdas? Jem y Scout estaban huyendo de ese pueblerino, él rompió el brazo de Jem -se encontraba atento a mis palabras-. Es como una herida de batalla.

Nuevamente ambos nos hundimos en el silencio. Sus brillante sojos de color zafiro no se despegaban de los míos. Jamás hice tanto contacto visual con alguien, y al mismo tiempo, aún seguir tranquilo.

Me aclaré la garganta luego de un tiempo, no iba a hablar, solamente quería romper lo que sea que se estaba creando a nuestro alrededor. Nuestros ojos se separaron instantáneamente y ambos giramos nuestras cabezas al mismo tiempo.

A consecuencia de ese gesto, un poco brusco, mi cabello se asomó por mis ojos. Al acomodador el mechón detrás de mi oreja pude notar por el rabillo del ojo que su yeso estaba en blanco.

Abrí mi boca e inconscientemente dije, casi en un murmullo, lo que me encontraba pensando. -Tu yeso está en blanco-idiota, él ya sabe eso-. Yo lo firmaré.

-¡Oh! No tienes que hacerlo.

Menosprecie sus palabras con un gesto con mi mano. Pregunté si llevaba un marcador o cualquier cosa para escribir. El rubio revisó su bolsillo y de ahí sacó un Sharpie, entragandomelo.

Tomé su brazo entre mis manos. Reconozco que fui un poco bruto, ya que dejó escapar un quejido ante mis acciones.

Deduje que si nadie lo había firmado hasta el momento, nadie lo haría, así que aproveché mi lienzo al máximo.

❝ CONNOR ❞

Aprecié mi obra maestra-. Ya está. Ahora ambos podremos pretender que tenemos amigos.

-Genial -dijo. Logré distinguir que su rostro se iluminaba tan siquiera un poco. Me causó cierta... ternura.

No conforme con mi nombre marcado en su yeso, me presenté como corresponde.

-Soy Connor Murphy -le extendí mi mano.

Parecía desconfiado al principió, pero termino cediendo.

-Me llamo Evan Hansen.

Runaway || Treesbros [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora