Dos

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Todo está muy oscuro y no logro ver absolutamente nada. Me encuentro perdido en algún lugar. Una terrible angustia me está consumiendo.

De la nada, una luz destella sorpresivamente y me deja reconocer mi alrededor: me encuentro en un parque paea niños, con columpios, rebaladillas y más juegos.

Es de noche. Las únicas luces son las faloras de las calles junto con el reflejo de la luna y algunas cientos de estrellas tratando de dar luz en la oscuridad.

Un ruido casi inaudible llega a mis oídos. A paso lento lo sigo y termino frente a un par de columpios, donde se encuentra un chico.

Cabello castaño y largo hasta los hombros, zapatillas negras algo gastadas, manos pálidas con nudillos lastimados. Un solo nombre me vino a la mente.

❝CONNOR❞

Era él en carne y hueso. Intenté llamarlo varias veces pero parecía no escucharme. Me acerqué velozmente a pesar de que pareciera no verme ni oírme, era invisible ante sus ojos café.

Luego de un par de intentos fallidos en tratar de llamar la atención, me di por vencido y simplemente obte por sentarme en el otro columpio, a su lado. El sonido de nuestras respiraciones rompían el intenso silencio de la noche.

-Estoy muy cansado... -murmuró.

Dirijo mi mirada hacía él, y para cuando me doy cuenta está tragando unas pastillas.

-¡Connor, lo prometiste! -exclame.

Lo tomo por los hombros y lo obligo a verme, pero sus párpados parecen pesar demasiado y termina por cerrarlos.

-Oh, no. No. No. No. ¡Noooo!

En un parpadeo lo veo caer al suelo. Me arrodillo a su lado y comienzo a sacudirlo mientras grito su nombre, pero no despierta. Las lágrimas salen de mis ojos sin parar, tal como cataratas.

-No me dejes, Connor. Por favor....

Todo se oscurece nuevamente.

Despierto gritando, el sudor frío a manchan
do mis sabanas. Mi respiración se entrecorta, siento que me ahogo.

-¡Evan! ¡Mírame! Mírame! -dijo.

Estaba aquí. Estaba bien.

-Tranquilo, fue una pesadilla.

Me petrifique. Tenía razón, todo fue una horrible pesadilla.

Connor está frente a mi tomándome de los hombros con una notoria expresión de preocupación. Siento como las lágrimas se deslizan por mis pecas.

Sin pensarlo detenidamente, me aferro a Connor como puedo. Enrollo mis brazos en su cuello y decido no soltarme ni por un instante. No quiero dejarlo ir, no ahora.

-Por un momento creí... creí que te había perdido.

Las palabras solo se escaparon por mis labios. Siento como sus brazos me corresponden con fuerza. De alguna forma esta diciéndome "No me iré a ningún lado."

-¿Estás mejor?

Sorbo mi nariz y asiento. Al separarnos logró distinguir que a vuelto a su color normal. Se ve genial.

En un movimiento rápido, el castaño cruza sus piernas, quedando en posición India, y coloca sus manos sobre sus rodillas.

-Cynthia ha preparado panqueques con salsa de arándanos y jugo de naranja -dijo, algo desanimado-. También hay huevos fritos y tocino por si no te apetece tanta azúcar.

Siempre que Connor habla de algún tipo de comida que le gusta sus ojos brillan y su mueca se transforma en una enorme sonrisa. Hoy no parece ser el día.

Frunci mis labios-. ¿Qué sucede?

El contrario parecía extrañado por mi pregunta tan repentina.

-No tienes hambre, ¿verdad?

-Oh, notaste que no estoy fascinado con el desayuno de mi madre -acertó- No, también tuve un mal sueño y, sinceramente, me quito el apetito.

Vaya. Es la primera vez que escucho que Connor no tiene hambre. Debió tener un sueño muy malo como para no querer comer.

-¿Por qué lloras? -preguntó..

-¿Qué? -me encontraba desconcertado. ¿De qué estaba hablando?

-Evan, estás llorando.

Toqué mi mejilla. Tenía razón, me encontraba llorando. ¿Qué sucede conmigo?

-¿Estás bien? -preguntó.

-Sí, yo... sudo por los ojos.

-Eso es asqueroso -rió.

Runaway || Treesbros [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora