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Entré a mi casa echando humo; no entendía para que carajos me necesitaban ahora mismo. Es decir, siempre cuentan con Zoe para cualquier cosa, por lo cual, nunca soy la primera opción.

-¡Ya llegué! -grité mientras dejaba mi mochila a un lado de la puerta-. ¡Mamá! -no hubo respuesta.

Me acerqué hacia la sala.

-¿Larry?

Nadie. Caminé hacia la cocina. Ahí estaba Zoe, comiendo cereal sobre la isla de la cocina y mirando su teléfono.

-¿Dónde están Cynthia y Larry?

-Salieron -dijo-, solo somos tú y yo.

« Mierda »

-¿Por qué me llamaste? -pregunté entre dientes.

Estaba molesto, cualquier persona a menos de 5 metros se podría dar cuenta por el tono de mi voz. No quería tener que volver a casa. No quería dejar a Evan solo. Por fin se dio la oportunidad perfecta para confesarme... y tiene que venir mi hermana y arruinarlo. ¡Gracias Zoe, muy amable de tu parte!

- Quiero hablar contigo -levantó la vista de su teléfono y lo dejó a un lado-. Es sobre Evan.

« Mierda... de nuevo »

-He notado que solo estás bien cuándo estás con él... -dijo en un tono suave.

Bajé la mirada. ¿Realmente íbamos hablar de esto ahora? Zoe permaneció callada por unos minutos.

-¿Lo amas? -preguntó.

Alcé la vista. Mis manos comenzaron a temblar levemente. ¿Por qué estaba tan nervioso? Intenté relajarme, tomé aire, y comencé a caminar hasta su lado. Me senté en el taburete vacío.

-¿Y bien? -insistió.

Suspiré, resignado-. Sí... lo amo.

-¿Él lo sabe ya?

Negué. Aún no le dirigía la mirada directamente, no tenía el valor. Logré escuchar cómo Zoe suspiraba con frustración.

-Yo... -medite mis palabras con precaución-... casi lo beso, hoy, antes de que me llamaras -las últimas palabras sonaron con algo de ira.

Zoe permaneció en silencio, como si estuviera estudiando aquella oración que salió de mis labios. Volvió a hablar luego de un rato.

-Connor, necesitas decirle la verdad. Sobre que lo amas.

-No sé cómo, Zoe.

-Podrías escribir algo dulce, diciéndole lo que sientes e impregnando todo en el papel -dijo-. ¡Oye! ¡Deberías organizar un punto de queda!

Sus ánimos parecían estar por los aires.

-Si lo deseas, yo podría encargarme de que esa carta le llegué a sus pálidas y temblorosas manos -sonrió.

Arrugue levemente el ceño ante la descripción, pero no podía enojarme ahora. Necesitaba concentrarme.

-¿Enserio vas a ayudarme? -pregunté, incrédulo.

-Sí, ¿por qué no? Intentaste matarme una vez pero-

-¡Eso nunca pasó, Zoe! -exclamé.

Las risas de mi hermana inundaron el hogar, y una sensación cálida se apoderó de mi interior. Una leve sonrisa se formó en mis labios. Creo... que extrañaba escucharla reír.

-De acuerdo -dije, una vez que sus risas fueron apagándose-, ¿qué estamos esperando?

Runaway || Treesbros [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora