29.1.

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Un único beso nos sirvió para captar que estábamos bien en casa, y que sería otro el día en que saldríamos a dar una vuelta. Yo misma había acortado la distancia, para poder recibir de los besos más intensos que me había dado con Carlos, eran evidentes las ganas que teníamos de sentirnos, de querernos y pese a ello, aún no estaba segura de ello, y aunque no lo había expresado con palabras, sabía que Carlos entendía lo que rondaba por mi cabeza, sin ejercer presión alguna, sin reclamarme ni pedirme más. Y es por ello que me separo de él, pero sin levantarme de su regazo, quería ir más despacio con él, aunque pareciese imposible.

- Creo que no sería mal plan decirle a éstas que se pasen mañana a cenar, aún no saben que Dave no está, ni mucho menos que estés de vuelta a casa. Verás cuando se enteren.- digo como si nada hubiese pasado, parecía algo cotidiano entre nosotros, besarnos y luego planificar una cena con nuestras amigas, y estaba en un punto que no sabía que era lo que más me gustaba de ello.
- Que va a pasar cuando se enteren?.- pregunta no sin antes robarme un beso, lo tenía fácil, aún estaba encima suya.
- Pues que estamos viviendo juntos, y esta semana encima estamos solos, van a querer indagar, meterse por medio para juntarnos, y no van a parar de insinuar cosas, verás.... pero tú no las hagas mi caso.- le informo sabiendo todo lo que va a ocurrir mañana, aunque viniendo de mis amigas no me importaba, de hecho, había pensado en contarlas todo lo que estaba pasando para que me ayudasen a aclarar todas mis ideas, aunque tenía muy claro por quién se iban a decantar.
- Bueno.... cualquier cable que me echen, será bienvenido!.- comenta alegremente y volviéndome a dar un beso, siendo incluso él consciente de a quién preferirían mis amigas.
- No cantes victoria Carlitos, ya sabes que una batalla la perdiste!.- le vuelvo a recriminar por enésima vez desde que volvemos a hablarnos.
- Pero está la voy a ganar!.- grita como si de un niño ilusionado con su partido de futbol se tratara.- Voy a pedir sushi, cenamos en la terraza?.- propone cambiando tema, cualquier cosa que estábamos haciendo hoy Carlos y yo me emocionaba, pero nada me hacía más ilusión que cenar con él en la terraza, el sitio más especial de toda la casa, donde sucedían los mejores momentos desde que vivía en ella, y era consciente de que esta noche no sería indiferente para ninguno de los dos.

- Me parece genial, voy a poner la mesa y sacar dos cervezas mientras llamas.- contesto dándole esta vez yo un beso que Carlos aprovecha para alargarlo todo lo posible.- no cantes victoria.- le vuelvo a repetir, pero esta vez, sonriéndole, él es plenamente consciente de que me es imposible no volver a él.

En mi vida había experimentado una situación como la que estaba viviendo, una cena tan común se estaba volviendo en la mejor de todas las cenas, nos encantaba pasar el tiempo juntos para contarnos nuestras anécdotas, nuestras perspectivas de futuro, nuestros miedos... habíamos empezado a conocernos muy bien, y contarnos cosas íntimas demostraba cuanto de lejos queríamos llevar nuestra relación; porque si, no podía mentir más, estaba cansada de fingirnos y ésto se solucionaba terminando con Javi. Quería a Javi, no mentía, pero Carlos estaba en otra dimensión, me atrapaba, me era imposible alejarme de él por más que lo intentase, y puede que fuésemos diferentes, con perspectivas de futuro opuestas, pero querer más el uno del otro nos unía. Se lo tenía que decir, tenía que acabar con la barrera que había construido entre nosotros antes de que fuese muy tarde, la vida nos estaba dando muchas oportunidades pero no podía confiar siempre en el destino.

- Si no paras de darle vueltas a las cosas me vas volver loco, ahora que te pasa?.- pregunta muy lejos de estar con enfadado, siempre estaba dispuesto a ayudarme, pero esta vez no necesitaba su ayuda, no quería ningún consejo, tenía muy claro lo que tenía que hacer, por lo que niego restándole importancia.- comete al menos el trozo que queda
- No comételo tú, voy a por cerveza. La última!.- propongo, pero se niega a comerse la última pieza de sushi que queda en el plato.- gordi, no seas cabezon...- me encantaba el efecto que creaba ese "gordi" en Carlos, su mirada se iluminaba por minutos y aparecía una sonrisa permanente para el resto del día, contagiándome también a mi.- Esta bien...- con las mismas me llevo el trozo de arroz con pescado crudo a la boca, acercándome a él con la falsa intención de darle un beso, pues cuando va a abrir la boca le transfiero por completo el trozo de sushi, tapándole rápidamente la boca evitando que lo escupa.
- Eres una guarra!.- protesta una vez tragado.- que asco, que asco!.- sigue protestando bebiéndose todo el agua de la mesa.
- Peores cosas has hecho Carlitos....
-Si, pero la diferencia es que yo me llevo a la boca lo que me apetece, no me suelen obligar.- responde mientras me guiña un ojo. - Ve a por esas cervezas leona

Con cerveza en mano, nos sentamos en el pequeño sofá que teníamos en la terraza para continuar con nuestras interminables conversaciones, hasta que cansada de aguantar toda la tensión de la noche decido volver a su regazo volviendo a tomar la iniciativa de juntar nuestros labios. Entre tanta intensidad no me percato de que Carlos aparta nuestras cervezas en la mano, posando luego sus manos en mi cintura, introduciéndolas por debajo de mi camiseta, la cuál termina en el suelo de la terraza, al igual que la suya.

El frescor de la noche y sus manos recorriendo mi cuerpo provocan una especie de escalofríos que nunca había experimentado, su lentitud con cada uno de los movimientos me desespera, pareciera como si quisiese aprovechar la situación, como si nunca jamas volvería a tocar mi cuerpo desnudo. Hago lo mismo con él, acaricio su espalda y su tonificado torso apreciando como también se estremece, y no hay mejor placer que ese.
- Estamos en la terraza.- pronuncia como buenamente puede, entre besos, lamidas en mi cuello y jadeos. Se que es una forma de preguntarme si quiero seguir, aunque aún si recibir una respuesta de mi parte, sus manos ya están tentando el broche de mi sujetador.
- Es mi sitio favorito de la casa.- contesto simplemente, dándole a entender todo lo que tengo en mente hacer, y si es que no me entiende, mis manos rápidamente se dirigen a la cremallera de sus pantalones, que no tardan también en desaparecer.

Terminamos finalmente solo con la ropa interior, aún besándonos con una brusquedad con la que nunca nos habíamos besado, tocando partes del cuerpo que nunca nos habíamos atrevido a tocar para no llegar a esta situación, a la que siempre habíamos querido llegar.

- Leona, no hay nada más que quiera en el mundo que ésto .... y me importa muy poco tu novio, pero no puedo hacerte esto.- susurra jadeando notando mi mano en el interior de su bóxer, deteniéndome rápidamente. - deja a Javi, por favor, no podemos continuar así....
- Carlos...- protesto frustrada, no sé si porque se ha detenido o porque por primera vez me está exponiendo la realidad.
- No quiero discutir Juls... pero si no dejas a Javi, no me pienso acostar contigo. No te enfades, sabes que es lo más lógico.- susurra tiernamente, acariciando mi pelo, tiene razón, no pudo continuar haciéndole esto, no a él.
- Duermes conmigo?.- susurro una vez él me ha vestido con su camiseta, dándole un pequeño beso, que se que al menos no rechazaría.
- Siempre, Leona.- responde dándome otro beso.

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CASI

ATEMPORAL [J.R]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora