ATEMPORAL [J.R]

35.

Es cuestión de Segundos cuando un acelerado Carlos, una vez mis amigas han salido de casa, junta nuestros labios en un beso apasionado, acelerado y muy acalorado, con un excesivo sabor a cerveza, algo de vodka quizás por mi parte, y whisky de la suya.

Estamos demasiado inquietos o desesperados porque al fin, sucediese lo que llevábamos meses evitando, pero también éramos algo torpes, consecuencia del alcohol, como para manejar la situación. Sabíamos el rumbo que tenía cada una de nuestras caricias, besos y roces, y del porqué de nuestro camino hacia mi habitación, y aún así no llegaba a ser consciente de la situación.

Sus manos recorriendo mi cuerpo, me provocan más aún, ignorando el hecho de que no seré plenamente consciente de lo que ocurrirá y de que posiblemente al día siguiente tenga vagos recuerdos de ello, pero no me importa. Mis manos, al igual que las suyas, intentan recorrer cada uno de los resquicios de su cuerpo que todavía no había explorado, quitándole la camiseta para deleitarme con su torso desnudo, es perfecto. Sus manos tantean el borde de mi camiseta, la cuál pretende quitar sin despegar sus labios, acto imposible, por lo que gruñe una vez nos separamos, para después morder bruscamente mi labio inferior. Es mucha la ropa que llevamos para la situación en la que nos encontramos, por lo que sin más dilación llevo mis manos al cierre de su pantalón, notando las excitación de su cuerpo.

- Leona...- suspira cuando decidida, acaricio su miembro aún parcialmente escondido en su ropa interior.- quiero follarte ya.- vuelve a gruñir y suspirar cuál animal, dejando totalmente de lado al Carlos delicado y tierno que conozco. Y pese a su desesperación, sigue siendo partícipe de la lentitud, de la agonía de no unirnos por completo. Ahora es él quien se encarga de retirarme mis pantalones, entreteniéndose con la parte más sensible de mi cuerpo, ganándose cada una de mis respiraciones agitadas, todos mis suspiros eran suyos.- no entiendo como me he perdido todo ésto.- se atreve a pronunciar, una vez detiene sus movimientos para desabrochar mi sujetador.- eres preciosa Juls.- susurra sobre mi pecho derecho, el cuál termina succionando con la pasión que le caracterizaba en esos momentos.

- Carlos.- protesto ahora yo, pidiéndole más, necesitaba mucho más que besos e inocentes caricias sobre mi ropa interior.- cariño no puedo más...- insisto ganando la batalla cuando al fin me alza entre sus brazos, para trasladarme hasta la que ya era nuestra cama.- joder Carlos!.- grito, y no por placer, aún nuestros movimientos eran torpes, y en un descuido, sin ser conscientes de hacia dónde íbamos, mi cabeza se golpeó contra una de mis estanterías, muy lejos de lo que era mi cama. Trato de ignorar el golpe, aún siendo sostenida por Carlos, que no pierde el tiempo succionando mi cuello, ni siquiera sé si se ha percatado de mi golpe, era una situación realmente surrealista, que me provoca, de repente, un ataque de risa totalmente fuera de lugar para el chico totalmente excitado que por fin había logrado tenderme sobre la cama.
- Julia?.- pregunta aturdido, efectivamente sin ser consciente de lo que había pasado minutos previos.- Juls.. tienes roja la frente.- señala asustado, provocando que mi risa se intensifique, contagiándole aún sin conocer lo sucedido.- pero que ha pasado?.- pregunta realmente interesado, bajándose de mi cuerpo para sentarse a mi lado acariciando la supuestamente zona enrojecida.
- Me has chocado contra la estantería Carlos.- contesto intentando relajar mi risa.- eres un bruto!
- Lo siento, lo siento.- contesta, preocupado sin perder esa pizca de humos ante la situación.- madre mía... no me puedo creer que haya pasado esto! Tanta risa que ahora que?.- pregunta algo indignando por la situación, de alguna forma nunca conseguimos terminar con las ganas que nos teníamos.
- A dormir?.- propongo, sabiendo que no estará conforme con ello, ni siquiera yo lo estaba pero sentía que acabábamos de perder nuestra oportunidad, aún seguimos algo perjudicados.
- uuuum no...-protesta cuál niño pequeño, un niño travieso que no obedece, subiéndose de nuevo a mis caderas iniciando un camino de besos desde mi cuello hasta mi estómago. Pero la suerte no está de nuestra suerte, y ahora es él quien se golpea contra la pared, al intentar subirme encima suyo.- me queda claro, a dormir.- protesta metiéndose en la cama y pagando la Luz al instante.
- Carlos...- le llamo, intentando aplacar su frustración, pero solo escucho ahora en él fuertes carcajadas que demuestran que somos un caos. Un caos perfecto que en contra de adversidades, luchamos consíguenos ser felices en nuestra pequeña burbuja.

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JAJAJAJAJAJAJA pueeeeeees CAAAAASI!