~Cap. XXXVII~

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En comparación con Prinston el de Stiles era un beso suave, delicado y muy cuidadoso con cada gesto quizás excesivamente delicado.

La trataba como si fuese una muñeca de cristal dedicándole sutiles roces con sus labios. Stiles la besaba como si fuera uno de sus sueños, aunque realmente si lo había sido desde que tenía once años. Era como si tuviera miedo de que fuera a desaparecer, buscando desesperadamente aferrarse a ese beso, queriendo que el tiempo se parase en ese instante.

Mientras, en la mente de Lydia solo rondaba un pensamiento. El de culpa.

“¿Que estás haciendo Lydia?"

Esa pregunta pasaba una y otra vez por su cabeza, el alcohol nublada su mente sin saber que estaba pasando. Yo único que tenía claro era que frente a ella estaba su mejor amigo.

Quería parar, pero no hacía nada, no sabía porque pero ni si quiera se movía, seguía el beso de Stiles más bien esperando encontrar el momento exacto para alejarse.

No podía ni quería hacer nada cuando sabía que Prinston ya no era suyo, debía olvidarlo, y sabía que su amor no era correspodido.

No debía pensar en él, no cuando sabía que otra mujer estaba  sus pensamientos, entonces un nombre inundó su mente con un golpe seco en el vientre ahogando su respiración y quebrandole el corazón:

“María…”

El simple hecho de recordar ese nombre... la enfurecía, dolía y quemaba irradiándose desde su pecho pasando por su cuello y quemando su mente. Quería olvidarse de él y pensar que Stiles la merecia más, el solo teníaojos para ella a diferencia de Prinston, por lo que atrajo mas a Stiles contra ella. Este la levantó del suelo haciendo que ella enrollara sus piernas en la cadera de él.

— Lydia… — gimió Stiles contra sus labios mientras que la besaba con más intensidad.

Zusmann se encontraba mirando el panorama que tenía a su alrededor.

Prinston se había levantado únicamente para coger la botella, beberse el contenido restante y caer redondo nuevamente sobre el sofá.

Derek y Daniels soltaban escaldalosas carcajadas mientras se abrazaban y brindaban a cada momento, en ese instante el chico agradecía que el alcohol le sentará tan mal al cuerpo que no podía tomar ni siquiera un trago.

Recordó que su hermano subió con Lydia haría ya entorno a diez-quince minutos, entonces una mala sensación le inundó viéndose obligado a ir en su búsqueda. Segun subió por las escaleras se dirigió directamente al baño entrando por la puerta sin ni si quiera pararse a llamar.

Al entrar se encontró de bruces con su hermano y la pelirroja besándose, no tardó ni un segundo en reaccionar agarrando con fuerza lleno de rabia del brazo de Stiles apartandolo de golpe mostrando pequeños gestos de un verdadero hermano mayor.

— ¿Qúe coño haceis? — dijo Zusmann apoyándose nervioso en el marco de la puerta.

— ¿Zuss? — preguntó Stiles confundido, era como si el alcohol se hubiese esfumado de golpe en ambos, Lydia abrió de par en par los ojos y se separó de Stiles llevándose las manos a la boca.

— Pues...yo... — empezó Stiles nervioso.

— No, tú no hables Stiles, tú estabas deseando que esto pasara. No tienes que dar explicaciones ya que no eres tú el que esta engañando a su pareja, por lo que tú no tienes que darme explicaciones de nada, — dijo para acto seguido mirar a Lydia — pero tú, ¿que es esto, un puto juego para ti o que? —dijo señalando a Lydia.

— No tengo porque darte explicaciones y si las quieres pregúntale a tu querido sargento que ha pasado. — Se notaba el enfado y la ira en cada palabra de Lydia y en su cabeza solo había abundantes ideas sobre quíen podría ser ella, sobre quien podría ser María…

— Si es una escusa de borrachera no me sirve, él nunca te haría esto y lo sabes, lo que realmente pasa es que tu falta de madurez te está haciendo jugar con ambos y no te lo voy a permitir porque uno es mi amigo y el otro es mi hermano. — La ira inundó con mayor intensidad el cuerpo de Lydia hasta el punto de hacerla temblar, apretó sus puños con fuerza y dijo con toda su rabia:

— ¡Ya lo ha hecho!

— ¿Prinston? Imposible ¿Con quien?- Zuss la miraba extrañado, ya que sabía que eso no era propio de Prinston.

— ¡Con María!, con esa mujer con la que sueña y le dice que no quiere que se vaya de su vida, con esa mujer que tiene pesadillas sobre perderla con…¡Ahg! — Lydia se llevó las manos a la cabeza — con María…

— ¿Enserio?, ¿María?, ¿Pudo explicártelo? O mejor dicho¿Le dejaste explicártelo?

— ¿Explicarme el qué?, dime, ¿el qué?, ¿¡que me diga que es su amor, la mujer de su vida!?, ¡No gracias!, además, todos paraceis saber quien es María. ¿Por que no tuvo la confianza de decírmelo?

— Te lo voy a contar, no por ti si no por pena, además quiero que sepas Lydia que la has cagado muchísimo. Hace muchos años, Prinston tuvo una relación con una mujer, una mala mujer pero no lo supo hasta muy tarde. Ella acabó embarazada pero Prinston quería estaba demasiado ilusionado, bueno que decir, así es él.
Nueve meses después nació María, una niña de ojos azules y rubia como una muñeca preciosa a la cual tuve la suerte de conocer — dijo sacando una enseñando su foto de pantalla que tenía de él con la niña, que había sido como una sobrina para el hombre.

Lydia tardó unos segundos en reaccionar cuando vio la foto, pero lo supo al instante, esa niña era la que iba siguiendo el día que conoció a Prinston. Ella la había guiado hasta él. Se llevo las manos a la boca con un gesto emotivo y desgarrador a la vez ya que sabía lo que significaba que la pelirroja la hubiese visto.

— La cual... le arrebataron de sus brazos, la secuestraron cuando jugaba en un parque. Todo porque sabían que Prinston iba a ascender al puesto de sargento y querían que desapareciese, a los pocos días encontraron el cuerpo de la pequeñita de cuatro años — Lydia empezaba a tambalearse.

— ¿Qué-qué paso? — preguntó con un nudo en la garganta.

~𝕎𝕠𝕝𝕗 𝕠𝕗 𝕎𝕒𝕣 𝕀𝕀𝕀~[Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora