Capítulo V

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A sólo un par de días del estreno de la obra, de alguna manera, Diego logró coordinar a la mayoría del elenco para que se realizara una junta de producción. Pese a que no todos los actores se encontraban presentes, sí se llegaron a discutir varios de los temas relevantes antes de la presentación. Yo no paraba de tomar notas, finalmente lograba algo sustancioso.

Nunca había visto tan serio de Diego, esta ocasión, hasta parecía tener el porte de un líder.

Al terminar la junta, se hizo lo que regularmente acostumbraba el elenco cuando finalizaban sus obligaciones, ir a por sus celulares y seguir con nuestras vidas. Sin embargo, cuando varias de las personas del equipo se empezaron a poner al día en sus redes sociales, la quietud de la habitación terminó con una pregunta.

—¿Es Phanny? —inquirió uno de los teloneros.

Misma pregunta que se comenzaron a cuestionar unos a otros en la habitación, pero yo no alcanzaba a comprender qué era lo que alarmaba a los presentes, hasta que una compañera del elenco tocó mi hombro con la misma duda. Naturalmente las personas esperaban que alguien de la prensa tuviera todas las respuestas, pero este no era el caso.

—¿Es ella no? —Me preguntó una de las presentes mientras ponía en mi rango de visión su teléfono celular—, ¿la que está en el papel de la cocinera?

"Nombre: Estefanía Armendáriz

Edad: 20 años

Color de ojos: Avellana

Color de cabello: Castaño oscuro

Tez: Clara

Rasgos característicos: Pecas en el rostro y hombros

Última vez vista: 30 de Noviembre de 2016

Cualquier información favor de comunicarse a ..."

Sí, sí era ella, pero ante el asombro no pude brindar respuesta alguna, me costaba comprender que ella era la misma de la fotografía. Que era la misma que hacía unos meses había tenido el valor de presentarse en la audición, que ella era la misma chica que pese a sus inseguridades siempre estaba en la disposición de aprender.

¿Así es como se siente cuando esto le sucede a un conocido tuyo?

Pensaba en las pocas veces que había llegado a cruzar palabras con ella, nada fuera de lo profesional. Pensaba en el bajo porcentaje de personas desaparecidas que eran encontradas, pensaba en que más de la mitad de los casos, si es que se hallaban, solía ser sin vida.

Entre el escándalo mis ojos buscaron a Diego, la única persona con la que podía esclarecer lo que estaba sucediendo, pero cuando mi mirada lo encontró, él se hallaba en medio de una llamada, me acerqué a él para preguntar qué sucedía, y fue cuando pude intuir de qué trataba su conversación.

—No, el día de hoy no se presentó en el teatro —Se llevó una de sus manos a la frente, nervioso, como si se limpiara un inexistente sudor—, sí, estaremos al pendiente de cualquier información, ya mismo hablaré con el equipo para ver en qué podemos ayudar.

Al terminar la llamada, Diego se giró en mi dirección, sus ojos estaban redondos y agrandados, pero a la vez vacíos, no miraban nada, como si se hubiera quedado absorto entre sus pensamientos, por lo que supuse que era el asombro ante la noticia.

—Diego, ¿estás bien? —Era obvio que no lo estaba, pero fue lo único que vino a mi mente para hacerlo regresar en sí.

Entonces, su expresión cambió, todo rastro de impresión fue borrado de su semblante y terminó asintiendo con la cabeza para sí mismo.

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