Capítulo VIII

1.4K 104 7
                                    

Qué hermoso es cuando sientes que por fin le importas a una persona. Después de ver tanta porquería ir y venir en tu vida, alguien se interesa por ti y te ama como nunca nadie te amo, ni te amará. Ese alguien era Gerard para mí. Luego del festival de colores en el cielo, ambos estábamos casi muertos de sueño. No habíamos dormido en toda la noche y yo no había podido dormir bien en varios días. Las pesadillas reinaban en mi mente y se apoderaban de mis pensamientos. Éstas empezaron hace pocos días, justo después de la muerte de mi madre. Y cada vez se hacen peores, todas mostrándome una diferente –pero muy posible– manera de mi muerte. 

–Dormiré en el sofá, no te preocupes por mi –dijo Gerard adivinando mis pensamientos–. Duerme bien. 

–Igualmente –le dejé un par de almohadas y sábanas a Gerard antes de sumergirme en mi cama, ansiaba un sueño reconfortante desde hace mucho. Pero al parecer, no lo conseguiría. Desperté una hora después gritando y llorando por mi más reciente pesadilla. 

–¿¡Estás bien!? –Preguntó mientras entraba apresuradamente en mi habitación y me apretujaba entre sus brazos– ¿Tuviste un mal sueño, verdad? –Asentí lentamente– tranquila chiquita, yo estoy aquí y nada malo te pasará –sé que suena indecente pero ¡Joder, tenía ganas de que se quedara a dormir conmigo! No dudé ni un segundo y se lo dije, lo más directa que pude. 

–¡Eres una pervertida, Ashley! –decía soltando una risita angelical. 

–¿¡Qué!? ¿Qué estarás pensando? ¡Has entendido mal! Sólo quería que me ayudaras a dormir. ¡Nada más! –Él seguía riéndose a más no poder, largando sonoras carcajadas– ¡Tú eres el pervertido aquí, no yo!

–Tranquila pequeña, sólo estoy jugando contigo. 

–Espero que te estés divirtiendo. 

–¡Estoy pasándola genial, créeme! –Largó otra carcajada–- ¡Ahora, a dormir! – Gerard se acostó en un lado libre de la cama y abrió sus brazos, dejando un espacio suficiente para mi cuerpo. Mi cabeza quedó contra su pecho y todo era tan cálido. Él limpió y secó cada una de mis lágrimas hasta no dejar ni rastro de ellas. También cantó para mí, para complacerme. 

–¿Puedo escucharte cantar? 

–¿Quieres escucharme Cantar? 

–Sí, si no te molesta. ¿Eres vocalista en una banda, cierto? –Rió un poco y el sonido angelical comenzó a tomar una sinfonía increíble. A cada palabra cantada sentía como mi corazón se aceleraba. Al terminar me miró y sonrió, luego fijó su mirada en el techo y suspiró. 

–¿Te ha gustado, verdad? 

–¡Cantas hermoso! –Rió–. ¡A dormir señorita! –Y aunque el sol entraba imponente por las ventanas de mi habitación, dormí plácidamente. Gracias a ese ser abrazándome llamado Gerard Way. Desperté por el sonido de unos suaves ronroneos, no se me hizo muy difícil descubrir de quién era pues, al voltear allí estaba él. Como lo prometió. No se había ido. Una felicidad recorrió mi pecho y se manifestó en el calor rojizo de mis mejillas. A su lado, todo parecía estar bien. Todo lo que había pasado últimamente en mi vida eran dignos de escritos y enviados a la editorial de Dramas pero con él a mi lado olvidaba todo. ¿Cómo te vuelves adicta a una persona en tan poco tiempo? Miré la hora, cuatro de la tarde. Me acerqué a su rostro y deposité un suave beso en mi mejilla y se quejó un poco mientras se movía. Pero luego algo increíblemente maravilloso sucedió. Musitó mi nombre en sueños, soltó una pequeña risa y volvió a dormir. Impulsada por una descarga de felicidad en mi cuerpo, preparé algo de comer. Fue todo un reto pues mis habilidades culinarias eran muy –muy– limitadas. Tuve suerte de no arruinar nada. O mejor aún, tuve suerte de no quemarme u cortarme. Cuando la comida estuvo lista, fui a despertarlo. Me lancé sobre su pecho y llené su cara de diminutos besos, hasta que con sus manos atrapó mi cara y dejó un suave beso en mis labios. 

–Te ves adorable al sonrojarte –dijo al separarnos. Nos incorporamos y me vio a los ojos– Hoy tengo ensayo de la banda. Ven conmigo. Si vienes te mostraré algo genial y podrás ver a Frank.

–¡Frank! Por un momento me olvidé de él. Sería genial volver a verlo. 

–¿Eso es un sí? Claro que si –sonreímos. Bajamos a comer y mantuvimos una plática animada durante todo el almuerzo. 

–¡Ashley, estoy está delicioso! 

–Gracias pero todo es muy posible con la receta a un lado –reímos. 

–Paso por ti en una hora, ¿bien? 

–¿Te irás? 

–Por una sola hora, necesito ducharme y cambiarme de ropa. Regresaré a las seis e iremos juntos al ensayo. ¿De acuerdo? –asentí. Gerard dejó un besos en mis dos mejillas y en mi frente, luego lo vi partir como hipnotizada desde la ventana de mi casa. Otra vez me encontraba sola allí. Todo parecía más grande y sentía que me iba a consumir. ¿Pero qué podía hacer? Sólo quedaba esperara una hora. Una sola hora. Me bañé y arreglé rápido para tener tiempo de sobra. En ese tiempo, limpié un poco mi cuarto y parte de la casa. Pero aún no entraba a la habitación de mi madre. O a la de Victoria. Permanecían y permanecerán cerradas... 

Save Me (Fan Fic de Gerard Way)Where stories live. Discover now