Capítulo XXXI

805 67 3
                                    

Nos separamos lentamente, aun queriendo saborear al otro como no lo habíamos hecho en un largo, largo tiempo. Yo seguía apoyada en parte en él y en parte en el colchón blanco de hospital. 
–Ven aquí –dijo Gerard moviéndose con dificultad, haciéndome un espacio en la cama diminuta. 
–Claro que no. Aun estás débil, te puedo lastimar. No –dudé un poco y mi mente traicionera y ansiosa por estar con él me hizo recordar cómo era dormir con él. La tranquilidad, la comodidad, el amor que me daba al abrazarme y sostenerme entre sus brazos… 
–No he dormido bien en meses, porque tú no estabas a mi lado. Y te quiero, ahora. Sé que no me lo vas a negar porque también lo quieres, sabes que tengo razón. Sólo dormiremos, Ashley –acarició mi mejilla suavemente, y me rendí a él y al cansancio de mi cuerpo en un confortante sueño con Gerard. 
A la mañana siguiente, muy temprano para mi gusto, una enfermera nos informó que el doctor habitual de Gerard había ido de vacaciones y le dejó su expediente a otro doctor. También nos brindó una mirada de la más desaprobatoria al vernos durmiendo juntos en la misma cama. 
–¿No cree que mi novia es una preciosura? –preguntó mientras pasaba su brazo sin agujas por mis hombros y me daba un beso rápido. Yo, como lo hacía casi siempre que estaba con el Gerard coqueto, me sonrojé. La enfermera hizo un ruido de aprobación resignada y salió de la habitación, justo en el momento en el que un hombre alto, de cabello largo entraba a la habitación. 
–Buenos días, he venido a comprobar al paciente Gerard Way –hablaba mientras leía su expediente, y esa voz… no tenía que decir su nombre para saber quién era– me llamo Carlos Andrés De Mera–alzó su rostro y me vio. Estaba segura que me reconoció pero simplemente no podía decir nada. Mi cuerpo se tensó y ambos se dieron cuenta. Sonrió alzando una de sus comisuras hacia arriba, como siempre solía hacerlo y se apresuró a tomar la presión de Gerard y revisar otras máquinas –todo está perfecto –habló después de unos segundos– te mantendremos en observación una noche más y podrás irte mañana. La herida ha sanado bien. 
–Gracias doctor, no aguanto estar aquí. Hace mucho tiempo que no tengo una cita apropiada con mi chica –me besó y me tensé aún más. ¡No puede ser! ¡No puedo creer que después de casi un año siga sintiéndome así frente a él! 
–¿Ashley, podemos hablar un momento afuera? –el desconcierto de Gerard se hizo evidente al hablar.
–¿Se conocen? –me aferró más a él y con delicadeza, lo aparté. Traté de transmitirle con la mirada que todo estaba bien, pero en realidad no era así. Estaba nerviosa. 
–Vuelvo en un minuto –y seguí a Carlos hasta el otro lado de la puerta dejando a Gerard sin explicaciones. 
–¿Cómo has estado? Al juzgar por tu expresión, puedo ver que me recuerdas. Nunca fuiste –“a nuestra cita” ¿Por qué no eres capaz de terminar la frase?
–Tuve problemas de los que encargarme… –dije en un susurro. 
–Escuché lo de tu mamá, lo lamento. Uno de estos días deberíamos ir a cenar. Tú, yo, tu novio y mi novia. ¿Te parece? –asentí débilmente y desaparecí de su vista. Me encerré de nuevo con Gerard y la protección del cuarto blanco. 
–¿¡Qué fue eso!? –Inquirió Gerard apenas cerré la puerta –y no creas que no me di cuenta de la manera en la que te miraba. 
–Es un viejo amigo… –mi primer amor, ¿importa la definición? –hermano, de un viejo amigo. 
–¿Te dijo algo importante que yo no tenga que escuchar? –se había calmado un poco de su racha de celos, pero realmente podía ver la frustración saliendo de sus ojos. Era realmente incómodo tener que ocultarle parte de la verdad. Una verdad de la que no hablaba muy seguido. 
–Nos invitó a cenar… él y su novia –agregué antes de que le diera un paro cardiaco y pareció relajarse notablemente. 
–¿Volverás a Jersey, verdad? –preguntó después de un rato de silencio, con un poco de tristeza en su voz. ¡Lo había olvidado! No estaba en Jersey. 
–Sí, creo que volveré en unos días, cuando estés mejor. 
–Tengo que quedarme aquí en la ciudad. Estoy seguro que cancelaron varios conciertos, y tengo que compensarlo –asentí lentamente con la realidad: no volvería conmigo –te extrañaré. 
–Cuando vuelvas a Jersey, puedes volver a vivir conmigo. También te extraño –tomó mis manos entre las suyas y las besó delicadamente. 
–Es bueno saberlo… saber que tengo lugar al qué llegar y que la mujer de mi vida me estará esperando allí con los brazos abiertos. 
En las siguientes horas Ray, Frank y Mikey visitaron a Gerard. También estuvo Haven preguntando cuándo nos iríamos a Jersey. Incluso Donna vino y acompañó a Gerard, contando anécdotas divertidas de cuando era pequeño. Pero en realidad yo estaba ausente, seguía pensando en Carlos y en las posibles conversaciones que tendríamos en la cena. Estaba nerviosa, Carlos había sido mi primer amor y me permití olvidarlo entre todo el drama de mi vida. Pero ahora, viéndolo tan cerca de mí, mi corazón dio un vuelco y recordé la manera tan nerviosa y delicada de pedirme una cita. Una cita a la que nunca fui. 
Pero no, no podría estar enamorada de dos personas, ¿o si?

Save Me (Fan Fic de Gerard Way)Where stories live. Discover now