Capítulo VI

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Detesto esa sensación de que todos están preparados para dejarme. Sentir que para las personas que están a tu alrededor, tu no les importas. Que preferirían estar en cualquier lado menos cerca de ti. Sé que desde que murió Victoria, mi familia ha estado muy disfuncional pero, ¿llegar a este punto? A este punto sin retorno del que todos temen. ¿Es esto una salida de escape para cobardes o una decisión de valientes? Realmente ya no se qué pensar, no puedo hacer más que llorar en los brazos de Gerard mientras veo como mi casa es registrada, mientras observo cómo el cuerpo sin vida de mi madre es sacado de lo que un día fue su hogar. El mundo se me estaba viniendo encima. Ese dolor punzante en mi pecho no se iba, seguía tan doloroso como cuando me lo dijeron…

–Oye niña, tu vives en la casa de los Evans, ¿cierto? –un señor barbudo y de unos 40 años nos interrumpió a mí y a Gerard. 

–Sí señor, ¿Por qué lo pregunta? –su mirada era de pena y desilusión, desde ese momento comencé a sentirme mal y a pensar lo peor. 

–Hay ambulancias, al parecer tu madre… se suicidó… –no, no por favor… fue todo lo qué pensé antes de salir corriendo en dirección a mi casa. Gerard, a varios pasos detrás de mí, gritaba mi nombre mientras corría para alcanzarme pero yo no podía… no podía detenerme. Sólo quería despertar de esta pesadilla y pretender que nunca soñé algo parecido. Quería que esta no fuera mi realidad. ¿Cómo es posible estar un minuto en el cielo, rebosando de felicidad, y al siguiente estar quemándote en las llamas de un infierno llamado realidad? Y aquí estoy, dándole una última mirada al cadáver de la mujer que me dio la vida, observando el frasco de pastillas que fue el detonante de su vida, preguntándome el por qué de su decisión… 

Hay patrullas policiacas por todos lados, hombres uniformados van saliendo y entrando de mi casa y yo no hago más que llorar en los brazos de Gerard. Una fina lluvia va cayendo y empapando nuestros cuerpos, ¿Por qué está lloviendo? ¿Será que el cielo sabe cómo me siento ahora?...

Termino de ponerme un vestido negro y mi cabello suelto es el complemento perfecto de las lágrimas que ahora están saliendo de mis ojos. Es el funeral de mi madre y toda mi la familia que me queda ha venido a despedirla en lo que un día fue su casa. También amigas y amigos de mis padres están aquí, todos mirándome con lástima… 

Mi padre ha estado muy distante desde la muerte de mi madre hace dos días. Dice que tiene algo que decirme pero que aún no se atreve, seguro son malas noticias… la única persona que ha estado completamente conmigo en estos días ha sido él. Gerard. Tenía tanto que agradecerle. 

–Hola princesa –me saludó con una magnífica sonrisa y besó mi mejilla delicadamente– ¿has comido algo? –Negué con la cabeza– Vamos Ashley, te desmayarás si no comes nada –amaba esa manera que tenía de preocuparse por mí, una cosa más por la que agradecerle. 

–Gracias –dije una vez terminé la comida que me había servido, necesitaba decirle lo mucho que apreciaba su compañía y apoyo– por todo. Me has brindado tu apoyo aún sin conocerme bien, es algo que muchos no hacen pero que te lo agradezco con todo mí ser. 

–No tienes que agradecerme nada, Ashley. Hago todo esto porque me importas, porque quisiera verte feliz por el resto de tus días. Porque quisiera estar a tu lado esos días –estaba a punto de contestarle pero mi padre irrumpió en la escena–.

–Jovencito, déjenos solos. Mi hija y yo necesitamos hablar –sentí miedo. Gerard era el único que podía hacerme fuerte.

–¡No! –dije antes de que él se levantara de su silla, mi padre abrió los ojos como platos al ver mi reacción– cualquier cosa que quieras decir, puedes decirlo frente a él –busqué su mirada y le supliqué sin palabras que no me dejara sola. Afortunadamente, entendió el mensaje y tomó mi mano en señal de aliento. Mi padre, al ver que no ganaría, suspiró y me dio una de las peores noticias de mi vida…

–Me voy. Conocí a una chica hace meses y me voy con ella –mi cielo estaba cayendo de nuevo, sentí las lágrimas luchando por salir. También sentí la mano de Gerard apretando la mía. Haciéndome fuerte– lamento todo esto pero yo ya no puedo soportar estar aquí… ella y yo viajaremos de casino en casino y… no vendrás con nosotros. Ya arreglé los papeles, la casa es tuya y de alguna manera te enviaré dinero cada fin de mes pero, esta es la última vez que nos veremos. Adiós –y así como entró, dejó la habitación, dejándome atrás. Gerard mantenía la vista en el suelo y apretaba mis manos, creo que sentía la misma ira que yo. Ira. Impotencia. Se levantó lentamente sin quitar la vista de sus pies, se paró frente a mí y agradecí tanto ese abrazo reconfortante que me dio. Mi llanto incrementó al sentirlo conmigo, estaba tan débil y desprotegida. 

–lo siento tanto. Por todo –acariciaba mi espalda y arrullaba mi cabeza. 

–¿Dónde pertenezco? Siento que este ya no es mi lugar, no importa donde esté –un nudo se formó en mi garganta y lloré un poco más en sus brazos. 

–no importa donde estemos, quédate conmigo. Yo haré que hasta el lugar más lúgubre del mundo sea un hogar para ti. Lo prometo. Solo quédate conmigo, Ashley. 

–Si tú me dejas… no lo soportaré… –necesitaba tanto que el supiera eso.

–¿y quién dijo que tengo planes de dejarte? –soltó una risita y beso mi coronilla. Minutos después los invitados, Gerard y yo fuimos al cementerio para enterrar a mi madre. En su tumba, coloqué una rosa negra y lloré tanto que sentí mi alma desgarrarse. 

Save Me (Fan Fic de Gerard Way)Where stories live. Discover now