Capítulo XXVI

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–Y en otras noticias, les estamos presentando una canción de una nueva banda, ¡desde New Jersey! ¿Y qué creen, amigos oyentes? ¡Tenemos al cantante justo aquí! –el cuerpo de la fémina se paralizó al entender lo que estaba oyendo. Totalmente concentrada en sus labores, no se había percatado de la extraña conversación que se estaba llevando a cabo, transmitida a sus oídos desde la radio que conservaba en su escritorio. 

–Gracias por la invitación, esto es genial –los ojos comenzaron a picarle, esa picazón extraña y ansiosa que se presenta cada vez que contenemos las lágrimas. Reconocía esa voz a kilómetros de distancia, era la misma voz con la que soñaba cada día, cada vez más distante y fría. 

–Buenas tardes Gerard, cantante de My Chemical Romance –aplausos pre-grabados inundaban sus oídos, no quería seguir escuchando pero su cuerpo no reaccionaba al intentar moverse y cambiar de emisora–. Esta tarde no hablaremos de la banda, asumo que me han escrito preguntas que ya te han hecho, y que cada fan que está allí afuera, sabe de memoria sus respuestas –su risa de infante resonó– Esta vez, tenemos preguntas hechas por tus fanáticas, ¿estás listo?

–¡Claro que sí! –ahora no quería cambiar la emisora, estaba absorta en su voz, en los recuerdos que aquella melodía al hablar le traía. Cerró los ojos, concentrándose hasta el dolor en aquella voz, tratando de imaginar sus facciones frente a ella una vez más. Sus deberes del instituto fueron interrumpidos, solo sentía las energías necesarias para escucharlo. Mientras que, casi al otro extremo del país, Gerard se preguntaba de nuevo si es que ella lo estaría escuchando. A cada entrevista por radio u televisión en la que ellos eran los protagonistas, se hacia la misma pregunta. 

–¡Primera! Viene de Diana desde Guadalajara, México: “Gerard, ¿tienes alguna relación amorosa?” –dijo, leyendo una tarjeta de color mientras realizaba una mala imitación de voz femenina ante los micrófonos de la cabina. El aire se tensó y se revolvió en su silla. El locutor se daba cuenta de su extraña incomodidad, pero al ser despiadado, intentó presionarlo para que contestara– ¡Vamos! No seas tímido, no decepcionarás a las fans ¿verdad?

–Carraspeó, aclarándose la garganta repentinamente seca– Claro que no las decepcionaré, supongo que es una gran oportunidad para dejar clara unas cosas –sonrió nerviosamente, sin saber que el corazón de Ashley palpitaba a mil por hora esperando encontrarse con la novedad de que tiene alguna otra novia– la mujer que yo más amo está muy lejos de mi –dijo con amargura en su voz– pero eso no me impide quererla. 

–¡No seas tímido Gerard! ¡Cuéntanos más! –y en un instante de sobriedad y lucidez mental, se propuso decir lo que tanto anhelaba. 

–Ella y yo tuvimos unos problemas, antes de que empezara la gira. Grandes problemas, mejor dicho. Me terminó y me rompió el corazón de tantas maneras posibles e imposibles. Supe exactamente el sabor del infierno y de la soledad en menos de media hora pero… –vaciló unos instantes, no imaginaba ser capaz de decir algo así ante el oído curioso de miles de personas. Sólo esperaba que entre ese millar, estuviera Ashley escuchando– la sigo amando, y a pesar de todo, pienso en ella –se encogió de hombros–. Ella es mi romance químico –finalizó con una sonrisa auténtica, del corazón. Ashley, por su parte, estaba perpleja por aquella confesión. No sabía qué decir ni qué hacer ante momentos como ese. Su cuerpo, cansado y visiblemente más delgado, se dejó caer con pesadez en la silla mientras lágrimas incontrolables paseaban su rostro hasta encontrarse con sus labios. 

–¡Muy bien, interlocutores! Ahí lo tienen, la confesión del cantante de My Chemical Romance. Y ahora, tomaremos llamadas de los fans. 

–¡Hola! Soy Blanca desde New Jersey, Gerard no sabes cómo amo tu música. My Chemical Romance realmente salvó mi vida. 

–Gracias –respondió con una sonrisa complacida en su rostro–. ¿Cuál es tu pregunta? –y así transcurrió un vaivén de preguntas al azar, todos interesados de saber más sobre su vida amorosa y sentimental. “¿La extrañas?” era una pregunta muy concurrida, hasta que por fin, la última pregunta se dio su lugar.

–Gerard Way… no estoy llamando a esta estúpida radio para preguntarte tonterías de tu vida –la voz al otro lado de la línea era áspera. Habló sorprendiendo a todos–. Es momento de mi venganza ahora que sé de algo que te dolería. 

Y colgó. 

La sangre se vaciaba de su rostro, sus ojos estaban abiertos como platos y cuerpo tenso. No sabía que pensar, que hacer. Miedo irradiaba de su rostro, pensando en lo que posiblemente le harían a su única debilidad… al otro lado del país, el timbre sonó en la puerta de los Evans, quitando la atención de Ashley de la radio y bajando por las escaleras ante el insistente timbre. Abrió la puerta con rapidez y un hombre se abalanzó hacia ella, drogándola al instante…

Save Me (Fan Fic de Gerard Way)Where stories live. Discover now