Capítulo XXIII

782 70 19
                                    

–¿Estás segura de lo que estás haciendo, Ashley? –Elizabeth me preguntó, estaba nerviosa al igual que yo–. Lo vas a destrozar, lo sabes. 

–Tengo que hacerlo –lágrimas empezaban a salir de mis ojos pero las detuve– ayer discutimos de nuevo. Él no se va a ir y la banda necesita esta gira, sería tan injusto de mi parte si lo retengo aquí. Esta es la única manera que se me ocurre para que se vaya –suspiró y asintió con la cabeza y una mirada triste. A ambas nos rompía el corazón tener que hacer algo así, pero no teníamos opción. 

–¿Cuándo se va la banda? 

–Mañana... –Elizabeth y yo estábamos empacando la poca ropa de Gerard que estaba en mi casa. Hoy también se quedaría con su madre pero dijo que volvería mañana muy temprano. Al terminar, escuchamos el timbre de la casa. Sabíamos quién era, aunque no habíamos movido ni un músculo. Haven se encargó de abrir la puerta y trajo a nuestro invitado hasta mi habitación. Haven también mantenía una mirada miserable, pensaba que todo esto era su culpa.

–Buenas noches, señoritas –su voz me resultaba asquerosa, pero debía aguantarme.

–Hola primo –suspiró Elizabeth, ella me había ayudado a contactarlo y convencerlo de venir. Claro que, por teléfono, no podía contarle mi plan. 

–Hola Adam –lo saludé cortésmente. Su sonrisa era pícara y los golpes que Gerard le había proporcionado ni se notaban. Me odiaba a mi misma por tener que hacer esto. 

–Sólo necesitamos que se vaya, pero no lo hará si sigue atado a mí. Por eso tiene que odiarme –expliqué un poco más después de contarle lo que haríamos. 

–¿Y qué ganaré yo a cambio? –preguntó mientras reía. Ni Haven ni Elizabeth pronunciaban palabra, estaban atónitas. 

–La satisfacción de ver a tu enemigo caer –sonrió más ampliamente y asintió. Le divertía tanto este juego de maldad y venganza. Y él se iría, seria famoso y eventualmente se olvidaría de mí. La atracción y la electricidad al tocarnos se desvanecería con el tiempo. O al menos eso esperaba. La mañana llegó y con ella, llegó Adam. Implacable. Se divertía tanto con lo que estábamos haciendo que no se daba cuenta que yo me estaba destruyendo por dentro. Elizabeth se había ido con Haven, querían darme tiempo a solas y se lo agradecía. Pronto llegaba la hora, Gerard atravesaría esa puerta y yo lo golpearé con lo que más le duele. Pero aunque no le dejaré ningún daño físico, se que las cicatrices de nuestros corazones tardarán en sanar.

–Escóndete, ahí viene –le ordené a Adam– cuando yo te avise. Puede que no necesite de tu intervención –asintió y se fue a esconder en el baño, donde todo se podía escuchar perfectamente. La puerta se abrió y entró con una sonrisa, como si nada estuviera pasando. Me atrajo a su cuerpo y me besó dulcemente, el último beso, aunque él no lo sepa aún. Saboreé sus labios dulcemente, demostrándole mi amor, oh Gerard, perdóname. Nos separamos y se volteó para cerrar la puerta, pero se encontró con su maleta a lado de la puerta. Su rostro se llenó de confusión e intentaba mirarme, yo no podía mirarlo a los ojos, me desmoronaría. Está bien Ashley, empieza la actuación. 

–¿Qué significa esto Ashley? ¿Me estás botando? 

–Quiero lo mejor para ti, Gerard. Tienes que subirte a ese bus y cantar con el corazón para salvar la vida de miles de chicos –sus manos se paseaban por su cabello y caminaba frenéticamente de un lado a otro.

–No puede ser cierto –musitaba enojado– ¡Tienes que estar de broma! 

–¡No, ninguna broma! –Ambos gritábamos– ¡quiero que ahora mismo te vayas a esa gira! 

–¡No! No me creo que estés así por esto. ¿Estás terminando conmigo? –es ahora o nunca Ashley. Hazlo. 

–Sí, estoy terminando contigo –se acercó peligrosamente a mi cuerpo, atrapando mis hombros en sus manos, nuestras frentes se juntaron y ambos teníamos la respiración agitada. 

–¿Es cierto? Sólo me iré de aquí cuando lo escuche de tus labios. Dime que no me amas, que tienes a alguien más –enmudecí– ¿no puedes, verdad? Es porque no es cierto. 

–No lo creas tan rápido primito –esa voz, justo cuando estaba al borde del abismo– Ashley y yo la pasamos realmente bien anoche –sonrió pícaramente, insinuando algo que jamás sucedió. Pero claro que no iba a contradecirlo, el tiempo corría y mientras más se quedaba, más ganas me daban de besarlo y mandar todo a un agujero negro. Gerard me soltó salvajemente y miró furioso a Adam. 

–¡Tienes que estar de broma! ¿Él? –Adam se acercó a mí y me plantó un beso asqueroso en los labios. Un beso que no aparté. Se separó de mí y Gerard se abalanzó a golpearlo pero lo esquivó y cayó al suelo. Escuchaba sollozos y él no se movía. Si después de esto, no se iba, tenía que considerar el masoquismo de Gerard. 

–¿Por qué? –su voz entrecortada me hundía en la más grande miseria. Ya había llegado hasta aquí, no podía echarme para atrás, no ahora. Un sólo golpe más... 

–Porque no te amo. Nunca te amé, Gerard –mentira. Mentiras era todo lo que salía de mi boca pero tenía que seguir con el juego. Me paré a lado de Adam, ambos estábamos frente a un Gerard inmóvil en el suelo, un Gerard destrozado y derrotado. Mi boca buscó los labios de Adam en un beso falso, la manera en la que Adam me acariciaba hacia que todo fuera un poco más real. Se levantó del suelo, aún llorando. Nos miró con odio, rencor, furia y rabia. Era demasiado en su mirada como para descifrar un sólo sentimiento. Siempre pensé que nosotros éramos como dos piezas de un rompecabezas magnífico, pero nunca imaginé que la última pieza fuera nuestra separación… Perdóname, mi amor.

Save Me (Fan Fic de Gerard Way)Where stories live. Discover now