Capítulo 24: Desaparecer para olvidar todo.

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Capítulo 24:  Desaparecer para olvidar todo.



— ¿Estás bien? — Preguntó suavemente en mi oído. Mi cuerpo estando tan relajado después de liberar mi frustración sexual, estaba en el suelo incapaz de mantenerme de pie. El escritorio detrás de mí era el apoyo para mi espalda. Frank ahora se encontraba en mi regazo, sus manos abrigando mi cintura. Mis ojos cerrados reviviendo los sentimientos de lo que había pasado entre nosotros.

—  ¿Qué hemos hecho? — Murmuré, exasperado.

— Hey, está bien, vamos a estar bien. — Tomó una toalla desinfectante de mi escritorio y comenzó a limpiarse las manos con ella. Siempre tenía algunas debajo de mi escritorio para uso personal y de higiene.

—  No, no lo estaremos. — Respondí, aun con los ojos cerrados, negando con la cabeza. Sintiendo que el aire me faltaba y la culpa me condenaba—  Todo ha cambiado ahora. — Tomó otra toalla y comenzó a limpiar mi cara con suaves golpesitos.

—  No, eso no es cierto. Prometo que nada cambiará entre nosotros. — Sus ojos me miraban tan honestos, el era tan bello y yo soy un estúpido doctor que no hace bien su trabajo.

—  ¿En verdad crees, que esto sólo se trata sobre nosotros? —

—  ¿Por qué sería sobre alguien más? —

— No sabes lo equivocado que estás. —

—  No hay nada de malo en esto. — Dijo con calma. Su voz era mucho más suave que antes—  Yo quería esto y tú también lo querías. No hay nada de malo en ello. —

—  Sí lo hay. ¡No puedes vivir tu vida haciendo las cosas que quieras! Es importante que entiendas que hay reglas y que necesitan ser seguidas. —

—  ¿De nuevo lo de médico-paciente? — Interrumpió—  Esta es una convención estúpida. Tú no puedes creer que los médicos no se encariñen con sus pacientes. Y si existe una regla como esa, básicamente significa que ha pasado muchas veces en el pasado. —

—  ¿Qué estás tratando de decir? —

—  Que no debes culparte por esto, ni tampoco sentirte culpable por ello. Está bien. —

—  No, no está bien, Frank.  ¿No puedes ver el proble... — Mis palabras fueron silenciados por sus labios sobre los míos. Una vez más, me encontré a su merced, requiriendo de un tiempo para lograr romperlo.

—  Si tu no quisieras, me apartarías de ti. Pero no lo hiciste. —  Yo solo pensaba: ¿Porque me haces débil? ¿No ves lo difícil que es todo ésto?—  Tú querías. — Aparté la mirada—  Y no hay nada malo en ello. —

— Frank. —

— Date un poco de libertad, Gee. En un lugar como este, un poco de ella podría ser la única cosa que nos impida terminar locos. —

Tenía un poco de razón en ello. Pero se sentía como si estuviera hablando más sobre él mismo, que cualquier otra cosa. Él terminó inclinándose más cerca, hasta abrazarme, y mi frente, cayó sobre la suya. Poco a poco, esa zona se estaba convirtiendo en mi lugar favorito por alguna razón.

—  Ellos no lo sabrán. — Aseguró de repente—  No sabrán de nosotros, nadie lo hará, lo prometo. —

Me quedé quieto, sólo pensando bien las cosas. Sus palabras, su olor, su suave respiración, con las manos sobre las mías. Era tan irreal estar allí, con él, de esa forma. Sin embargo, era tan increíble y tan simple. Si estas paredes no pertenecieran a un centro penitenciario, todo sería mucho más fácil, realmente más fácil.

FUN GHOUL |Frerard| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora