Capítulo 6: No te preocupes por mí, estaré bien.
Mis ojos localizaron rápidamente al oficial MacCubbin en el patio. Su expresión cambió de una despreocupada a una molesta. Le dijo algo a Dyrbov y los dos abandonaron su lugar para irse a otro sitio. Me sentí algo incómodo; no tenía que ser un genio para darme cuenta de que estaba un poco molesto conmigo.
Traté de no sentirme mortificado por él. Observé alrededor de los jardines en busca de caras conocidas. Sonreí cuando vi a Ronnie hablando con un chico castaño. Parecían ser bastante cercanos, así que asumí que era su amigo Ryan.
Ronnie sonrió y me saludó al verme.
—Hmm, ¿Doctor Way? —Oí una voz detrás de mí. Me giré para ver quién era y me reconoció el recluso Raymond Toro.
—Hola, Señor Toro. ¿Cómo está? —Lo saludé con una característica sonrisa cálida que daba a mis pacientes.
—Bien —Él asintió con la cabeza. Fruncí el ceño, cuando movió la cabeza a ambos lados para ver si alguien podía escucharnos y al asegurarse de que estaba despejado, se acercó más— Sigo esperando. —susurró.
—¿Esperando? —No estaba seguro de lo que estaba hablando.
—Por mi Pelmeni. —
Mis ojos se ampliaron por un segundo. Lo había olvidado por completo. Había prometido a Ray darle comida, si me contaba más sobre Frank pero resultó que no lo hice. Había pasado una semana desde ese día y Ray aún no veía su comida.
— Yo lo siento, señor Toro —Y realmente lo hacía. Además, no creía poder traer comida de afuera y dársela a los residentes. El asilo era muy estricto con las dietas de los reclusos. Incluso nosotros, los médicos, teníamos comida en el refectorio del Centro Médico. Los residentes no tenían comidas extras además de lo que ya servían en el comedor— Verás, el asilo tiene reglas y ...—
—¿Me estás putas jodiendo? —Lo observé incómodo mientras su voz se llenaba de ira.
— Lo siento Ray —
— ¡Prometiste darme comida! ¡Buena comida! Le conté lo que quería saber ¿Y así es como me paga? —Me sentí mal conmigo.
— Te podría dar dinero si tú quieres
—Dije de repente, sin pensarlo con claridad. Él resopló.— ¿Por qué querría dinero en este pocilga? ¿Podría comprar comida? —me quedé en silencio— No quiero comer de la maldita masa que sirven aquí, Doctor Way, quiero comida! ¡Mi comida!, ¡La comida que usted prometió darme! —
— Lo siento, señor Toro, pero no le puedo dar lo que le prometí. Fue un error ofrecérselo y le pido perdón. —
— ¿Perdón? —Su voz enfadado se ahogó mientras se reía entre dientes— ¿Me está pidiendo perdón? ¡Si el perdón fuera algo válido aquí, usted sería Bill Gates, doctor! —
— Lo siento mucho —Me disculpé de nuevo.
— No, no lo siente. —soltó— Usted no se preocupa por mí. ¡No se preocupa por el hecho de que le dí información que no se suponía, debía saber! ¡Usted sólo se preocupa por sí mismo! —me ofendió— ¡Usted sólo se preocupa por conseguir información acerca de su paciente, para luego alabarse delante de sus compañeros y decir el buen médico de mierda que es! —
— Eso no es verdad. —
—¡Por supuesto que lo es! El Doctor Gerard Way es el que curó a Frank Iero. Se lo imagina, ¿verdad?. Todo esto es por el prestigio. Ningún otro médico logró ayudar al enano, pero. —Rió a carcajadas — Usted cree tener lo que se necesita para ser el elegido —Apreté los dientes, un poco enfadado por lo que estaba dando a entender— Eso es lo que quiere lograr. La fama por ser el Doctor que lo ayudó. ¡Y quien haría cualquier cosa por lograrlo, incluso poner la vida de alguien más en peligro! —
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FUN GHOUL |Frerard|
Hayran KurguEl psicoterapeuta Gerard Way asegura su nuevo empleo en el asilo Psiquiátrico de Moscú para criminales dementes. Tratar con trastornos mentales nunca fue un problema para él, ya que buscaba un cambio de aires y de vida que según él encontraba fascin...