O5

245 41 5
                                    

No tenía ni idea de en qué momento habíamos pasado de estar sentados sobre el césped de un tranquilo parque a estar en la puerta de una gran casa. Se oía una música para mi gusto mala a todo volumen desde el interior, tanto que me vi obligada a tapar mis orejas. No quiero ni imaginar mi sordera cuando hayamos atravesado la puerta. A través de las ventanas del primer piso, se podían ver luces de distintos colores.

Quedaré sorda y también ciega.

Tae-Seob me lanzó una mirada cómplice y agarró la tela de mi sudadera para arrastrarme al interior de la casa.

Llamó dando un par de toques en la puerta. Al ver que nadie abría, Tae aporreó el timbre hasta que un chico alto abrió la puerta. Nos sonrió y nos invitó a pasar. Una vez dentro, en el recibidor, el chico extendió su mano y se la estreché. Dijo algo, pero no pude comprenderlo.

-¿Perdón? -Conseguí gritar por encima del volumen de la música.

-He dicho -contestó gritando y ayudándose con signos -que mi nombre es Yugyeom.

-Ah, vale. Soy Alex. -Contesté yo. -Encantada.

Yugyeom se acercó a Tae-Seob y lo saludó también. No escuché sus palabras, pero al parecer se conocían de algo.

-¿Conocéis a mis chicos? -Gritó Yugyeom.

Tae y yo nos miramos como si habláramos mentalmente. Sacudimos la cabeza al mismo tiempo y el tercer chico nos hizo un gesto para que le siguiéramos.

Atravesamos un pasillo intentando pasar entre los cuerpos de la gente. El olor a alcohol era horrible, me producía ganas de vomitar.

Al fin llegamos a lo que parecía ser una cocina. Había platos rotos por todo el suelo, detergente en las paredes y un único grupo de gente en su interior: tres chicos que nos miraron fijamente al entrar mientras otro dormía.

-Ellos son Alex y Tae-Seob. Os he hablado de él muchas veces, sin embargo, es probable que no conozcáis a su amiga. -Dijo dirigiéndose a los chicos. Se volvió para mirarnos a nosotros. -Ellos son Mark, Jaebum, Kunpi (aunque todos le llamamos Bambam porque no logramos memorizar su nombre completo), y aquel que duerme es Jinyoung.

Había algo en esos chicos que no me gustaba para nada. No los sentía peligrosos, si no expectantes, como si todos estuvieran preparados para recibir una mala noticia. A pesar de que sonreían, eran sonrisas nerviosas, falsas. No prestaron atención a las palabras de Yugyeom, solo asintieron.

Al parecer, su amigo lo notó también.

-¿Ocurre algo? -Preguntó Yugyeom tras haberlos observado por un buen rato.

-Hemos dejado que Jackson se lleve a Jae. -Suelta ese...¿Bambam? -Me temo lo peor.

Yugyeom se puso pálido. Ese mismo instante, dos figuras (una de ellas se arrastraba mientras la otra reía y lo ayudaba).

-Jackson, por el amor de Dios, ¿¡qué le has hecho a mi bebé!? -Gritó el chico que hasta ahora había estado dormido.

Se levantó y empujó al tal Jackson con descaro, y abrazó a su acompañante.

-Jinyoung, relájate. Él no bebe nunca por lo mismo que pasó la última vez. Solo le di a probar un sorbo de mi vodka. -El hablante parecía completamente sobrio.

Por otro lado, Jinyoung sostenía al otro chico, que balbuceaba cosas incomprensibles mientras su amigo le tranquilizaba.

-Con nosotros se aburre el que quiere. -Me dijo Yugyeom.

-Ya. No sé si me gustaría comprobarlo en primera persona. -Contesto.

-¿Por qué estámos a oscuras? -Dijo una voz que no reconocí. -Esta luz morada ilumina como la mierda. -Vi como uno de los chicos se levantaba de la penumbra y encendía la luz. -Mucho mejor.

Ahora sí pude distinguir las caras de los chicos. Creo que recuerdo todos sus nombres.

Yugyeom estaba parado a mi lado, con su pelo entre rubio y castaño despeinado y algo enredado cayendo sobre sus ojos. Jinyoung, con el cabello de color marrón oscuro y unas orejas peculiares sostenía al otro chico, el que Bambam había llamado "nutria". Bambam estaba sentado en uno de los taburetes. Llevaba el pelo blanco y tenía sus orejas llenas de pendientes. Jackson era castaño y bajito comparado con Yugyeom. Jaebum y Mark se encontraban sentados sobre la barra de aquella cocina, pero no sé quién es quien. Un rubio, un pelinegro, dos nombre y dos posibles combinaciones.

A simple vista parecen normales, pero no dejéis que os engañen.

sempiterno : choi youngjaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora