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¡Choi Youngjae! ¡Si no abres la jodida puerta pienso tirarla de una patada! ¿Me oyes? —Ella estaba desesperada por abrir la puerta. Comenzó a golpearla para llamar la atención de la persona que había dentro de esa casa que tan bien conocía. —Por favor Jae... —Dijo usando un tono cariñoso. —Si no lo haces, pienso empezar a llorar.

Las últimas palabras llamaron la atención del chico, quien secándose las lágrimas con las mangas de su camiseta, corrió hacia la puerta para abrirla y ver después de tres días a quien tanto ansiaba abrazar.

Eres un idiota de categoría. Dijo Alex mientras se abalanzaba sobre Youngjae para abrazarlo. Pero eres mi idiota favorito.

Youngjae correspondió al abrazo, secándose las lágrimas y sonriendo, disfrutando del tacto de la otra personas tras una larga semana sin saber nada sobre ella y sobre nadie.

Youngjae, voy a dejarlo claro ahora. Te quiero. Muchísimo. Y no quiero verte mal. He venido para que me cuentes lo que necesites, para cuidarte y para mimarte todo el tiempo quieras.

Y Youngjae sonrió.
Porque se sentía querido.
Porque se sentía valioso.
Porque tan solo necesitaba alguien que escuchase todo lo que tenía que decir.
Y sonrió por todas las cosas que Alex le transmitía con tan solo un roce,
una caricia,
un abrazo.
Fue entonces cuando supo que se había enamorado.
Estaba jodido.

sempiterno : choi youngjaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora