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—Mark vendrá a buscarnos a las tres con Jackson y Youngjae para llevarnos al parque de atracciones. Allí nos encontraremos con los demás. —Informó Tae, quien miraba su teléfono sentado sobre mis piernas. —Mientras tanto, ¿jugamos a la Nintendo? —Propuso.

—Claro. Así te quitas de encima, que se me duermen las piernas.

Tae encendió su Nintendo Switch y me acercó un mando. Sentados en el sofá, comenzamos a jugar a un juego de Mario Bros que no entendí muy bien. Había demasiados controles, y si no querías morir asesinado por bichos raros, debías mover los dedos muy rápido.

Veinte minutos después, el teléfono de Tae sonó. Colgó inmediatamente, se levantó del sofá y se puso su sudadera a pesar de que es junio y hace treinta y cinco grados a la sombra.

—Es para la noche. —Dijo, adivinando mis pensamientos. —Vamos, nos están esperando. ¿No traes chaqueta?

Me levanté del sofá.

—La olvidé.

—Te presto una si quieres.

—No te preocupes, estaré bien. Vayámonos ya. —Abrí la puerta y sentí inmediatamente los rayos de sol quemando mi piel. Tae cerró la puerta con llave.

Ambos nos giramos y ninguno se molestó en ocultar una sonrisita cuando vimos un coche aparcado frente la casa de mi amigo. Era negro y brillante, bastante grande y bien cuidado.

La ventanilla del asiento delantero descendió, y Mark nos hizo un gesto indicando que subiéramos. Yo lo hice primero, y me senté junto a Youngjae, con Tae a mi lado también. Sonreí para Youngjae y di unos toquecitos en la parte de atrás del cuello de Jackson, que estaba en el asiento del copiloto. Abroché mi cinturón y el coche se puso en marcha.

—¿Qué tal todo? —Preguntó Jackson. —Se te ve alegre, Alex.

—Sí, hoy me encuentro bien. Hace mucho que no voy a un parque de atracciones, ¡estoy emocionada! —Comenté.

—Me alegro. Nosotros solemos ir todos los años cuando empieza el verano, es una tradición, así que también estoy bien. —Jackson miró a Tae-Seob por el retrovisor.

—Yo voy todos los años a un parque que hay en Daegu, con mi hermano. Él vive allí, así que los dos vamos cuando le visito, en verano o en Navidad. —Tae-Seob miraba ahora a través de la ventanilla.

Me si cuenta de que el único que no había hablado era Youngjae. Él miraba al suelo, estaba disstraído. Jackson también lo había notado y no paraba de mirarle. Nadie parecía hablar con Jae, por lo que decidí tomar la iniciativa. Toqué su hombro, y me arrepentí cuando sus ojos se clavaron en mi con curiosidad.

—¿Youngjae?

Realmente no me había parado a pensar en qué diría, así que simplemente solté lo primero que vino a mi mente.

—Eh... ¿alguna vez te he dicho que me gusta tu cara? —Improvisé.

—¿Qué? —Preguntó él.

Todos los ocupantes del coche estallaron en fuertes carcajadas, incluso Youngjae. Por lo menos había conseguido mi propósito: había dejado de estar tan serio, y aunque solo fuera por unos segundos, a mi me bastaba.

.

—¡Alex! ¡Subamos ahí! Oh, espera, ¡mira eso! Vamos a montarnos. ¡No! ¡Mejor en esa otra! —Tae corría de un lado a otro, emocionado, como si se tratase de un niño pequeño. Señalaba todas y cada una de las atracciones que veíamos, y eso hacìa reír a los demás chicos.

—De una en una, pequeño. —Dijo Jackson. —La ciencia no ha avanzado lo suficiente como para que puedas estar en más de un lugar a la vez.

—Yo subiré en aquella montaña rusa. —Anunció Youngjae.

Señaló a una atracción que se encontraba al fondo del parque, pero a pesar de eso, era la que menor se veía, pues era, con  diferencia, la más alta y grande de todo el parque.

Consistía en una montaña rusa que parecía no tener fin. Sus carriles azules se enredaban unos con otros, formando toda clase de giros, loopings, subidas, bajadas... La simple idea de estar montada en uno de los vagones me provoca dolor de estómago, me mareaba y me aterrorizaba.

—Pues lo harás solo porque yo aprecio mi vida. —Imformó Jaebum.

Los chicos coincidieron con él. Pero yo no quería dejarle solo.

—Yo montaré contigo. —Le dije con una sonrisa.

—Te dan mucho miedo las montañas rusas. —Afirmó Tae-Seob. —¿Qué te pasa hoy?

—No hace falta que lo hagas por pena si es eso. —La cara de indiferencia de Youngjae remplazó su sonrisa.

—No, es que quiero hacerlo.

Me encanta esto, idk.
Yo sigo con los examenes, dios que estrés. Menos mal que dejé cuatro borradores preparados jsjsn love ya.

sempiterno : choi youngjaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora