Intención

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Se hablaron las cosas como gente civilizada, algo que en verdad llevó mucha fuerza de voluntad para no lanzarse a golpear al compañero de a lado, paciencia para escuchar sin intervenir.

Mephisto, quien era el mediador de aquella reunión, el más viejo de todos y un Alfa capas de controlarse y controlar su alrededor presto suma atención a ambos, preguntando detalles y dando su punto de vista.

Al final, sólo quedaba que cada uno diese su conclusión y respuesta final del asunto.
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El día despejado y caluroso, unos más que otros se quejaban de aquel clima de infierno hasta que entraban aun lugar con aire acondicionado.

Shima había dado a luz a un hermoso niño de cabellos morados como su madre Alfa, y orbes de su padre. Se encontraba en su nido, ni él ni su Alfa permitieron, fuera de doctores Beta, que entrarán con él, hasta pasado unas semanas, y aún así, bajo la atenta mirada de águila de Izumo.

Suguro sólo podía llamarle por móvil, tanto por precaución como por la advertencia de aquella Alfa sobre protectora.

Todo lo contrario con Rin, quien podía entrar y salir con total familiaridad, también Neko y Ukobash.
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—Fuiste tú el que comenzó todo esto, el que me siguió buscando –hablaba Okumura —si nuestro lobo interno nos llamaba...

Seguían con sus vidas, al final no lograban llegar a un acuerdo justo, no sabían cómo, solo se daban distancia.

Una que, comenzó a provechar el Omega de la oficina, y más si era ayudado por los otros.

—Ya basta –paró lo que sea que este planeando, aquella voz y aroma hizo temblar al Omega —quiero ser honesto contigo, yo en verdad desde ese día, me eh disculpado contigo por lo que paso, y la verdad eres un buen compañero y trabajador, pero no te veo de esa forma que tú.

—Sabes... Algunas cosas tarden en ser, los árboles tardan en crecer y hechar raíces.

Aquel Omega era habilidoso, su aroma lograba frenarlo y relajarlo por más que esté se enojaba.

—Yo amo a alguien.

—Lo sé... Por eso estoy... Yo...

Le tomo por los hombros —no quiero lastimarte, tampoco que te imagines algo que no...

Le beso pasando los brazos por el cuello ajeno. Lo retenía con fuerza, su aroma lo envolvía, quería que entendiera que, era su decisión y que, se arriesgaría por el, lo amaba con todo y no se rendiría.

Bon no se impuso, tenía tiempo deseando una íntima relación, pero su ser le insistía que no era lo correcto, por lo que con toda su fuerza de voluntad, lo separo.

—Yo puedo ser ese Omega que necesitas –susurro el chico —solo, una oportunidad, no necesito más que eso para mostrarte que en verdad, somos uno para el otro.

Suspiro —yo en verdad amo a otro Omega, no puedo, darte una oportunidad.

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Rin jugaba con el pequeño crió de Renzo, mientras este tomaba una ducha, aquello removió algo dentro del interior de Rin, un asunto que había olvidado.

Llegando Izumo, este se pudo ir a su casa, en realidad a la pareja no le hubiera molestado que el chico se quedara a pasar la noche, ya que era demasiado tarde, pero, este como siempre se salía con la suya.

La noche era tranquila, algunas pocas personas aún rondaban por las calles, entre ellos, un grupo de Alfas esperando una orden.

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—Rin está tardando –comentó Yukio tomando su móvil y marcar a su compañera Kamiki, Mephisto ya había salido con prisa del lugar.

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