Capítulo 8

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Estaba tirada en el mueble de la sala común, esperando descifrar quien fue la inteligente persona que invento la poción multijugos, y matando mentalmente a Severus por darle al profesor la idea de hacer un examen en la próxima clase.

Había estado algo distraída aquellos días de clase y ahora me lo estaban cobrando, deseaba encontrar un hechizo que me hiciera aprender las cosas rápido pero no lo había.

— Matare a Quejicus— bufó Sirius intentando buscar comodidad en el sillón individual.

— Yo te acompañare— Secundó James desde el suelo.

— No creo que sea tan malo, solo es un examen de los últimos cuatro temas —Comentó Lily sentada en el borde del sillón donde estaba yo, por instinto (Y quizás también porque quería hacerlo) la patee tirándola del mueble.

— ¡Jillian!

— No lo lamento, algo me gritaba que tenía que hacerlo y me lo harían a mi—Respondí sin verla— Vamos, Lily. Solo hemos visto cuatro temas y Severus hizo que agregaran dos más.

— A ti te gustan las pociones, ni veo por que te quejas.

— Estoy fuera de forma, supongo, y ahora debo estudiar toda la noche.

— Pues ya les tocaba una noche donde solo estudiaran— Murmuró la pelirroja pero estaba segura de que todos allí lo habíamos escuchado.

Estaba cansada de leer la misma pagina veinte veces y quería levantarme para ir a mi habitación, pero algo llego justo cuando me rendía.

— Jill— Levante la cabeza para ver a Alice.

— ¿Sí?

— Un chico te busca en la puerta— Sonrió de manera picara.

— ¿Es lindo? —Pregunté sentándome.

— Que si no.

— Allá voy— Bromé poniéndome de pie de repente, mala idea, me maree bastante.

— Eso te pasa por hormonada— Murmuró James pero lo ignoré para salir a ver quien me buscaba.

Eran cerca de las diez de la noche por lo que me sorprendía mucho que alguien de otra casa estuviera buscándome.

— ¿Noah? — Reí al verlo recostado de la pared, no sé lo que pretendía pero me parecía muy graciosa su actitud— ¿Qué haces?

— ¿Quiero parecer rudo?

— Ternurita—Me burle pellizcando su mejilla— ¿Qué ha sido lo más terrible que has hecho en tu vida?

— Bueno, tengo una idea de eso, por eso te busco.

— Lo siento, Noah — Respondí encogiéndome de hombros— No soy de ese tipo de chicas.

— ¿Qué? ¡No! ¡No es eso! —Se excusó todo sonrojado, en realidad era muy tierno— ¿Quiero que me ayudes a liberar a Bill?

— ¿Quién es Bill?

— Es increíble que te hayas olvidado de Bill, esa pequeña e inocente criatura sentenciada a muerte por protegerse.

— Ah, tu amigo.

— Sí, mi amigo, mañana se cumple el plazo, vendrán por él, tendremos que trabajar esta noche ¿Qué dices?

— Quieres que secuestre a una criatura mágica.

— ¿Estabas haciendo algo mejor?

— No— Respondí. — ¿Acaso sabes lo peligroso que es tu...? Aun no se cual es tu plan.

Secretos de una MerodeadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora