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– ¡¿Como es que no vienes?! – Reclamaba Perla a Amatista – ¡eres mi prima! ¡¿que puede ser mas importante?! – hoy Perla iría a buscar su vestido de novia, a lo cual había agendado una visita con bastante tiempo de anticipación, como para que Amatista no fuera.

– ¡no entiendes! ¡estamos en los últimos entrenamientos con las chicas! Se viene un campeonato importante, y Rose nos tiene trabajando al máximo.

– ¡¿ y como Garnet viene?! – recordando que su amiga, a pesar de negarse, igual la acompañaría

– no tengo ni la menor idea de como la convenciste, pero Garnet se encuentra en grandes problemas.

A lo que Perla recuerda que amenazo con nunca mas hablarle a Garnet si la dejaba botada en un día tan especial como este.

-bien... nos vemos traidora – cortando la llamada.

Se sentía molesta, ya que no son muchas personas la que la acompañarían en este día, había escogido solo a las mas importantes, su madre, su suegra, quien había insistido en ir, Garnet y Amatista.

Decide mejor cambiar su cara, hoy debería tomar una gran decisión, escoger su vestido con el cual llegaría al altar.

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– ¡bienvenidas señoritas! – las saluda una de las vendedoras— soy Brenda y seré quien las acompañara en esta oportunidad... y díganme ¿quien es la afortunada?

– ¡yo! – responde algo avergonzada Perla levantando su mano.

Así la vendedora llevo a las acompañantes a unos sillones, mientras acompañaba a la novia en busca de su vestido.

– ¡mi hija se vera hermosa de blanco!- comenta la madre de Perla, Ópalo.

– opino que un tipo princesa se le vera hermoso – opina la suegra, Ágata.

– opino igual que tú, le vendría estupendo a su figura – continuaban comentando ambas mujeres, expectantes por la decisión de la mas joven.

Por otra parte Garnet solo suspiraba molesta, ella no quería estar ahí, sabia que le dolería el ver a Perla vestida de novia, eso solo le hacia recordar que el gran día se acercaba, y que la perdería para siempre.

Aunque nunca la perdería realmente, pues Perla nunca ha sido de ella.

– ¡ya chicas! – aparece la vendedora interrumpiendo los pensamientos de Garnet – cierren sus ojos para que Perla pueda ingresar, yo les avisaré cuando deban abrirlos – a lo que Garnet y las demás proceden a cerrar sus ojos.

Escuchan como Perla se acerca caminando a la pequeña plataforma – bien chicas, pueden abrir sus ojos – les indica la vendedora, quedando todas boquiabiertas.

Perla se veía hermosa, había escogido un vestido con escote de corazón y tipo princesa, completamente de blanco, y algunos brillos.

– ¡te ves hermosa hija! – exclama Ópalo, emocionada por la belleza de su hija.

– ¡mi hijo quedara impresionado mi niña! —comenta con orgullo de la elección de su hijo.

– ¡¿enserio lo creen?! – pregunta Perla aun dudosa por sus reacciones, cuando dirige su mirada a Garnet, quien no ha mencionado palabra aun – Garnet... ¿y tu que opinas? – pero está se mantiene en silencio, lo único que hace es sacarse sus gafas y le devuelve la mirada.

Por un segundo, Perla siente que le falta el aire, aquella mirada de parte de su mejor amiga reflejaba demasiados sentimientos, los cuales no era capaz de comprender, pero que la hacían sentirse desnuda ante ella.

Esos ojos bicolor tenían hipnotizada a Perla, provocando que se sonrojara sin saber bien el porque, pero su corazón comenzó a latir como loco cuando Garnet se acerco a ella y le tomo la mano, a lo cual Perla no puede evitar entrelazar sus dedos con ella.

– estas... preciosa – aquella frase provoca que a Perla se le erice la piel, no sabe porque le parece tan sensual el tono de voz de su amiga, así que cierra sus ojos, solo para sentir como Garnet la inspecciona de pies a cabeza, ambas estaban en su propio mundo, incluso han olvidado que no se encuentran solas.

– ¡muy bella! ¡¿verdad?! – se acerca repentinamente Ágata, había observado el acercamiento de las chicas y no le había gustado para nada, así que separa a ambas rápidamente.

–¡si! ¡Toda la razón!– responde de forma rápida Garnet, quién por fin se ha percatado de la tontería que ha hecho, evitando dirigir su mirada a Perla.

–¿Qué tal si te pruebas otro de los vestidos?– decide ayudar Ópalo para olvidar el tenso ambiente.

–¡si Perla! ¡Sígame!– se la lleva la vendedora, sacándola de ahí antes de que todas las presentes se maten entre ellas.

Ágata estaba dispuesta a reprender a Garnet por su actuar, así que se dirigía a hablar con ella, instante en que la chica es salvada por Ópalo

–¡Garnet! ¡Ven! ¡Acompáñame a elegir algún vestido para mi hija!– arrastrándola hasta los vestidos.

Una vez que se han alejado lo suficiente, Ópalo si regaña a Garnet–¡¿Cómo se te ocurre hacer eso?!

–¡Lo siento mucho! ¡No sé qué me pasó!– se disculpaba la morena, quién no mentía, lo que hizo había sido un impulso al ver a la chica que le gusta.

–¡Debes tener más cuidado! ¡Así te van a descubrir!

A lo que Garnet no puede evitar mirarla sorprendida–¿us-usted lo sabe?–pregunta preocupada de que supiera su gran secreto.

–¿Saberlo? ¡Si eres demasiado obvia!

Y Garnet no puede evitar ponerse pálida, ya que si ella sabía, lo más probable era que Perla también–¿Y Perla?

–¿Perla?– pregunta Ópalo comprendiendo el miedo de la chica–no te preocupes... no tiene idea–aquella frase hace que Garnet suelte un gran suspiro de alivio– me impresiona que después de tanto tiempo no se haya percatado, aunque después de lo de hoy, capaz que ya se haya enterado– asustando nuevamente a Garnet.

Mientras por otro lado, Perla ya se ha probado otro vestido, estaba lista para salir, pero sentía demasiados nervios al ver nuevamente a Garnet.

–¿Qué fue eso?— recordaba la sensación que le produjo su mejor amiga cuando ambas cruzaron miradas– ¡¿porque me siento así?!– y solo pensar en ella, volvía a sentir mariposas en su estómago.

–¡señorita Perla! ¿esta lista?– pregunta la vendedora afuera de los probadores.

–¡si-si!– saliendo para no hacer esperar más a sus acompañantes, pero con cada paso que da, sus nervios aumentan el solo pensar que la vería de nuevo.

Comienza a respirar con dificultad, y su corazón comienza a acelerarse, que la hacían dudar de seguir.

–¡Vamos señorita Perla! ¡están ansiosas por verla!

Así hace su aparición Perla, quién al observar a sus espectadoras, no puede evitar colocar una mirada triste, Garnet no estaba presente.

Aquel semblante es notado por su madre, quien sin perder el tiempo le aclara la situación – tuvo que retirarse, la llamo Rose y que tenía que volver inmediatamente.

–valla... ya veo–no creyendo aquella excusa, está segura que se retiró para no incomodarla con lo sucedido.

–¡Pero no te preocupes por esa! ¡Aún tienes que decidir tu vestido!–intentando alegrarla su suegra, a lo que Perla coloca una risa forzada, sería una larga tarde.

La boda de mi mejor amiga (Pearlnet) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora