△ Jungkook, Taehyung y Yoongi. Muchos problemas esperándolos, peligros del submundo, Drogas y más asuntos ilegales. Y por qué no un 'prostíbulo' que aparentemente ocultaría muchos secretos. ▽
#9 en "prostibulo" 23/6/2019
#26 en "beyondthescene" 30...
Los días habían transcurrido con tranquilidad luego del suceso referente a Jungkook. Éste se mostraba apacible, feliz de que Min se comportara de maravilla conmigo. Debía admitir que había un algo espeluznante con todo el asunto, el último no dejaba de sonreírme en situaciones en las que ni siquiera bromeamos, algo que ya de por sí no pasa desapercibido, y mucho menos cuando se trata de una persona que sonríe escasamente.
En fin, no quise ser demasiado desdeñoso al respecto y me conformé con ser partícipe de un ambiente divertido, lleno del humor negro de mis mejores amigos. Hacía tiempo que no veía emanar de ellos una actitud tan sana, la toxicidad había invadido el núcleo de nuestra familia hacía mucho. Por ese lado, el camino a la felicidad absoluta se miraba cercano, pero aún tenía el intenso vacío emocional, mi corazón se encontraba solitario y menospreciado. No me gustaba para nada la dependencia, era un fanático indiscutible del movimiento liberal.
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Irónicamente, nunca fui bueno estando solo. Mi sentimentalismo era potente y complejo, guardármelo era como encerrar una bestia dentro de una celda hecha de bambú. Cuando la soltería reinaba en mi vida, tenía a mis mejores amigos para escuchar muchos de mis lloriqueos que en ocasiones eran infantiles, pero ya no más. No pensaba volver a ser una molestia esclava de necesidad de escuchar voces tranquilizantes pronunciando consejos lastimosos —a los que probablemente, ni siquiera hice caso—, la culpabilidad ahora era mayor que la exigencia.
Pero al final, nacemos solos, morimos solos, ¿no es así? Disipé la soledad absurda en la que me sumía, alejándome temporalmente de mis amigos, adueñándome de la lamparita para leer la poesía romántica de Victor Hugo mientras escuchaba algunos éxitos del Rock clásico. El sentimiento de paz llenó mi pecho, recuperé la satisfacción después de muchos meses. Pero al parecer, la tranquilidad parecía tan impropia de mi parte que no pude evitar llamar la atención de Yoongi hyung.
—Hey, ¿estás bien? —su tono pretendía lucir casual, pero su semblante preocupado no mentía. Aguanté las ganas de rodar los ojos para observarlo con una mirada dulce.
—Estoy perfectamente —insatisfecho con aquello, no se apartó del lugar. Como un niño, se mostró curioso ante la revista que llevaba en la mano.
—¿Qué lees?
—Romanticismo del siglo IXX —repliqué breve. No creí que le interesara realmente.
—Suena aburrido —opinó tomando asiento a mi lado—. Aún es temprano —asentí indiferente—. ¿Quieres salir a caminar un rato? —subí la mirada, expresando una negativa con mis cejas enarcadas.
—La literatura nutre el alma, hyung. Al igual que la fascinante música que haces —dije sin más. Él soltó una carcajada repleta de desgano.
—Sí... Eso creo —no se atrevía a mirarme ahora. Sus pupilas oscilaban con nerviosismo a través de todo el cuarto—. ¿Quiere hablar sobre esas porquerías existenciales en el parque? —bajé el texto abruptamente, fatigado.