△ Jungkook, Taehyung y Yoongi. Muchos problemas esperándolos, peligros del submundo, Drogas y más asuntos ilegales. Y por qué no un 'prostíbulo' que aparentemente ocultaría muchos secretos. ▽
#9 en "prostibulo" 23/6/2019
#26 en "beyondthescene" 30...
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Hoseok se hallaba perdido en sí mismo, asfixiándose de desesperación muda. Era la décima vez en dos minutos que se miraba al espejo, impactado por lo horrible que sonaba todo en su cabeza cuando repasaba lo que había acabado de hacer. <<Me acosté con un hombre que no conozco, por un poco de dinero>>. Y no era la primera vez que lo hacía, ya llevaba tres meses siendo miembro oficial de aquella repugnante casa; y sin embargo, en cada ocasión le parecía más insoportable la tormenta dentro de su mente.
Se miraba al espejo, y no sólo se sentía sucio y asqueroso, también había algo muy espeluznante en toda la situación. Su rostro se deformaba mientras más lo observaba, siendo tan maligno, tan escrupuloso. Su cuerpo ya no le pertenecía, y lo sabía, era propiedad de cualquiera que quisiera pasar por un bocadillo en Le Plume House.
—¡Vaya! ¡Hobi sí que le gusta a los ancianos! —gritó un sujeto mientras entraba estruendosamente al cuarto. Hobi se cubrió avergonzado, aunque ya estaba vestido con una extravagante bata púrpura. Luego, el hombre se acercó de manera intimidante al muchacho—. Vamos, ¿por qué tan tímido? Todos sabemos que eres una perra —entonces besó su frente. Por supuesto, como un objeto que cumplió muy bien su función y estaba listo para ser desechado, descartando lo de ser desehado. Jung hubiera preferido ser desechado de una vez.
Kim Seokjin era el nombre del peculiar proxeneta. Tenía el físico y el rostro de un supermodelo, y su forma de transmitirle al mundo su complejo de superioridad era de lo más extraña. Seokjin hablaba de una manera masculina y potente, caminaba con todo el esplendor de la sensualidad de un hombre. Sin embargo, su arrogancia y desfachatez tenían ciertas inclinaciones a la delicadeza y la feminidad.
Era todo un hombre, pero no tenía ningún problema en hacer notar que le encantaba sentirse deseado por otros hombres. Además de ser increíblemente inteligente y manipulador, Jin era especialista en aprovecharse de la ingenuidad y necesidad de los chicos apuestos como Jung. Con una mirada llena de altivez, le otorgó un paquete de billetes de 50.000 won.
El consuelo era recibir una buena paga, claro que el jefe de la casa se quedaba con el 80% del dinero, y aún así 12.000.000 de won eran los precios que alcanzaban a pagar los clientes VIP de La Casa de las Plumas incluso solamente por una mísera noche de placer con una mujer o un hombre de atributos exorbitantes. Kim Seokjin se retiró, danzando de alegría. Apenas Hoseok escuchó la lejanía de los pasos del proxeneta, estudió la generosa cantidad de dinero entre sus manos, una cantidad que a inicios del año le parecía tan imposible y tan necesaria.
Pero ahora la tenía, y un solo pensamiento se paseaba por su mente: necesitaba escapar de allí, darse una buena ducha, y no decir nada de esto a nadie. Pero en su camino se encontraba un vil obstáculo: Jin le había hecho firmar un contrato en el que aceptaba recibir una paga humillantemente buena a cambio de no poder dejar de ser prostituto exclusivo de L.P.H. en los próximos cinco años. Esto significaba, nunca pasar una sola noche fuera, nunca faltar a una cita, nunca contradecir al jefe.