Le Plume House 🍂 KookV

06

Jeon Jungkook. Diecinueve dolorosos años. 

Ya estaba en camino para ser un hombre hecho y derecho, y conocía el sufrimiento que le traería la inevitable madurez tal como conocía las palmas de sus manos. Siendo ese el caso, ¿por qué se percataba de una enorme brecha entre ser Jeon Jungkook y ser un verdadero chico de diecinueve años? Se había graduado de la preparatoria, era un muchacho trabajador, e incluso el tiempo le alcanzaba para mantener una relación con una hermosa chica...

Se acomplejaba, un ser incompleto. Una cavilación que le torturaba día tras día.

Kook era confuso, él mismo sufría de insomnio tratando de descifrarse. Él era fiel creyente de que cada uno de sus acto debían estar sostenidos por un objetivo que le ayudase a crecer, un proceso tortuoso de autodescubrimiento. No obstante, el joven ni siquiera parecía saber quién era aquel sujeto que miraba en el espejo. Le dolía pensar que muchos individuos de diecinueve padecían del mismo trastorno neurótico.

Por esa misma razón cayó en una oportunidad en los vicios enfermizos. Era una despersonalización severa, se percataba de que en la inmensidad del universo el no era nadie, sabía que ningún ser humano le importaría lo que "nadie" hiciese con su vida.

Una vez más, se miró al espejo, y una vez más... No era nada confortante. No era capaz de ver más allá de un joven aburrido, rutinario, sin autoestima. ¿Por qué alguien que vivió una vida tan inusual iba a ser tan monótono? Para Jungkook ese no era el punto, era lo plano y tosco que podía llegar a ser el universo filosófico de un individuo.

Los días no se diferenciaban. Levantarse, comer, dibujar garabatos incomprensibles hasta para el mismo creador, y dormirse después de llorar silenciosamente en el rincón donde la luz no le alcance. De vez en cuando recurría a los actos carnales con su novia para cubrir un vacío que le costaba comprender. Pero ni eso le bastaba para unir el rompecabezas de su existencia.

Un fatídico 19 de julio, la novia del joven lo abandonó, dejándolo acompañado de crueles palabras que serían su nueva excusa para sobre analizar cada deprimente detalle de su vida. "Me deprimes, Kook, no necesito eso". Él se sentía tan miserable, su corazón estaba desagradablemente acelerado, sus piernas tuvieron un bajón de debilidad. Repentinamente se sintió enfermo. La sensación de poseer una fatal enfermedad le consumió.

Y por primera vez, hubo un día en que no se levantó de la cama a seguir la rutina.

Entonces captó que la rutina era una total mierda. ¿Por qué existía una rutina que cuando se encontrara en su lecho agonizante odiaría con sus últimas fuerzas? La vida es demasiado efímera para simplemente destruirla realizando una lista de actividades repetitivas..

Tampoco le vio sentido a probar cosas nuevas. Porque además de efímera, la vida no tenía razón de ser. ¿Qué era la felices? ¿Por qué nos sentíamos tristes? ¿Por qué tememos a la muerte? Todo era tan relativo.

Jungkook miraba impasible al techo, tan hipnotizado con el sol y la luna, que jugaban a un juego eterno del escondite. Escasas eran la veces que se topaban. Seguía la constante ruta de las nubes, que le recordaban que estaba dejando escapársele la vida, allí, tirado, tan solo, tan inútil.

—Ayúdame a limpiar éste chiquero, llevas como dos días sin moverte de allí —le ordenó Tae. Dos días sin moverse representaban ineficacia como persona desde aquella perspectiva. ¿Qué era de la otra perspectiva? En la que también te preocupabas porque al no moverte, llevas dos días sin probar bocado.

Los minutos se hacían dolorosos, como si el mismísimo Cronos lo apuñalara sin ningún tipo de misericordia.

El joven no era del tipo que hablaba con alguien sobre su aflicción, sollozando, rogando abrazos y palabras de consuelo. No era el tipo de persona que le gustara dar lástima. Pero ahora se sentía tan infeliz, tan necesitado, asfixiado en su propio aire depresivo. Si no detenía esa peligrosa nube de negatividad, lo iba a terminar matando.