Capítulo 5

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- Sigo sin entender porque a tenido que ayudarle.- habló de nuevo Nikabrik muy molesto.

- Ya te dije, Aslan me lo a pedido.- le contestó Ana con frustración.

- ¡Nikabrik! deja de hacerle preguntas, ¿acaso olvidas quien es?.- esta vez fue Tejón el que habló desde su pequeña cocina.

- No importa Tejón, nada de eso importa, ¡si él no despierta!- gritó Ana mientras miraba a Nikabrik con enojo y odio; Esa no era la primera vez que peleaban , desde la llegada de los Telmarinos todo había cambiado radicalmente, sus amigos se habían ido. su hogar aparentemente había sido destruido y ahora era una persona que si bien la gente creía que era solo una leyenda en cualquier momento su vida podría terminar todo esto le sumaba frustración más aparte ser el guardián de el hijo de un asesino y convivir con un seguidor de Jadis no eran de mucha ayuda.

- ¡De qué va a servir este sucio Telmarino! ¡Tan solo míranos!, escondiendonos como animales en lo que alguna vez fue nuestro, la gran Eleonor sin duda una gran reina en sus grandes épocas pudo haber acabado con el problema pero eso nunca va a pasar porque seguimos estancados con una niña que aun llora por el regreso de un rey que simplemente se fue sin importarle los suyos.

Ana que en ese momento se mantenía ajena a sus comentarios no pudo soportar más así que con todo el coraje que llevaba dentro se levantó y le apuntó con su espada casi a nada de tocarle.

- Ya no tienes nada que decir, ¿¡no es así!? mirate temblando de miedo.- Cada palabra sonaba fría sin piedad mientras miraba con odio a Nikabrik.- Jamas...escuchame bien.- ejercía presión en la espada provocando así que esta cortara poco a poco el espacio entre ella y el enano.- ¡Jamás! quiero escuchar que pronuncias el nombre de mi hermana en tu sucia boca, ¿Crees acaso que no se sobre tus ganas de invocar a la Bruja Blanca?.

Sin más se alejó de él, guarda la espada y la envoltura de su cinturón, tomó su capa y salió del lugar muy molesta hacia el bosque frío.

Tejón que solo miraba de lejos como discutían se apresuró a sacar el pan  que le había preparado al inesperado huésped.

- Este pan está muy duro.

- Entonces le daré algo de sopa, ya casi despierta.

- Creo que no le pegue lo suficiente fuerte.

- ¡Nikabrik ya para!.

- Es un telmarino, no un perro extraviado. ¡Te ibas a deshacer de él!.

- No. Dije que me iba a encargar de él. No lo podemos matar. Acabo de vendarle la cabeza. Sería como asesinar un huésped.

- ¿Y cómo crees que ellos traten a sus invitados?.

- Trumpkin sabía lo que hacía, no es culpa suya.

Caspian en ese momento salió corriendo de su escondite para dirigirse a la salida, tirando en el camino lo que llevaba Tejón en la bandeja y provocando a Trumpkin tomará rápido la en posición de ataque mientras que Caspian tomaba un palo de hierro para detener los golpes.

- ¡Detenganse, paren!.

- ¡Te dije que lo mataremos!.

- ¡Tu sabes que no podemos!.

- Si votamos yo estoy con él.- hablo rápido Caspian sin dejar de mirar a su oponente.

- ¡No podemos soltarlo, ya nos vio!.- y volvió a chocar espadas con Caspian.

En eso entro Ana rápidamente al escuchar el alboroto de adentro y con la mano empuñada en la espada hizo un contraataque y tiro la espada del enano al piso.

-¡Basta, Nikabrik!.

- Me voy a sentar en tu cabeza de nuevo.- le siguió Tejón mirándolo con molestia.- ¡Y tu! ¡Mira lo que me hiciste hacer! Pase mucho tiempo preparándolo.

El ambiente se relajo un poco, así que todos pudieron bajar sus armas con excepción de Caspian.

- ¿Qué son ustedes?.

- Esa pregunta fue grosera- susurro a su lado Ana para después sentarse a un lado suyo.

- Es curioso que preguntes eso, uno cree que la gente reconocería a un tejón.

- No quiero decir...ustedes son narniano, deberían de estar extintos.- todo lo dijo mirando al enano.

- Perdon por decepcionarte- le respondió Nikabrik para luego sentarse.

- Toma aún está caliente.

- Desde cuando abrimos posada a un telmarino.

- No soy un soldado, Soy el principe Caspian, el décimo

-¿Qué estás haciendo aquí?.

- Al fin dices algo coherente Nikabrik- hablo con burla la chica.- está huyendo.

- Mi tío siempre ha querido mi trono. Supongo que me dejo vivir hasta ahora porque no tenía un heredero propio.

- Eso cambia las cosas.

- Si, eso quiere decir que asesinarte ya no será nuestra tarea.

- Tienes razón.- se dirigió a la salida y empezo a ponerse su aramdura.

- Ay no.. habló Ana negando con la cabeza.- ¿A donde crees que vas?.

- Mi tío no se detendrá hasta matarme.

- Pero no te puedes ir. Nos tienes que salvar.- hablo tejón.- Tienes idea de que es esto.- le mostró el cuerno que momentos atrás había soplado.







El Más Inocente Amor (Edmund Pevensie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora