🔹Capítulo 5

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Dolor era lo único que podía sentir Ana mientras caminaba junto a los guardias de aquella ciudad, su mejilla ardía demasiado, ni siquiera habían intentado poner alguna venda o limpiar la horrible mancha de sangre en su rostro; después de un buen rato la dejaron sentada junto a otros esclavos, entre ellos Lucy y su primo.

- ¡Ana!.- habló Lucy un poco más tranquila al ver un rostro conocido.- ¿¡Pero que te a pasado!?.

- Lu... digamos que no son muy amables.- se inclinó un poco y miro a Eustace que miraba muy inquieto a todos.- No te separes de tu primo pase lo que pase.

(...)

- ¡Edmund! ¡Edmund!.- gritaba Lucy aterrada al ver como la separaban de su hermano.

Edmund despertó de aquella pesadilla y se dio cuenta que todo era cierto, en ese momento descansaba sobre el piso mientras que Caspian pateaba la puerta una y otra vez sin éxito.

- ¿Estás bien?

- Si, supongo.- sobo su cabeza y miró atentamente la sombra al final de la cueva.

- Jamás van a escapar.

- ¿Quien esta ahí?- hablo Caspian mientras se acercaba a donde se escuchaba aquella voz.

- Nadie solo una voz en mi cabeza. - Cuando llegó con el individuo pudo notar a un hombre encanecido, con pelo y barbas larguísimas, su apariencia se veía muy descuidada.

-¿ Lord Bern?

- Lo fui hace mucho tiempo ¡ya no merezco ese título!.

- ¿Es uno de los siete, Caspian?.- hablo Edmund.

-Tu rostro, me recuerda a un rey al que le alguna vez le fui leal..- habló mirando el señor mirando muy atentamente a Caspian.

- Ese hombre era mi padre.

- ¡Oh señor! perdóneme por favor.- trato de hincarse pero no pudo pues Caspian lo evito.

Mientras ellos dos hablaban Edmund logro escuchar gritos, cuando logró observar lo que pasaba afuera sin duda no era una mejor escena, un grupo de personas que eran separados de sus familias habían sido subidas a un bote sin destino aparente, el problema empezó cuando de lo lejos el cielo se nublo completamente y de alguna parte una bruma verde los rodeo a tal punto que cuando desapareció ellos ya no estaban.

- ¿Qué pasó?.- preguntó Edmund horrorizado por lo que acababa de pasar.

- Un sacrificio.- contestó Lord Bern mientras se trataba de sentar de nuevo.

- ¿A dónde?.- preguntó esta vez Caspian.

- Nadie lo sabe.- habló el anciano mientras negaba la cabeza.- La bruma llegó desde el este, reportes de pescadores, los siete hicimos un pacto pacto buscar el origen de la bruma y acabar con ella, nadie volvió. Ahora si no te venden, te ofrecen como sacrificio.

- Hay que encontrarla antes de que sea tarde.- habló Edmund mirando a Caspian.

(...)

Lucy miraba en todas direcciones tratando de encontrar una salida, acto que fue interrumpido por sus captores que la levantaron fuertemente junto a los demás esclavos.

- Ellos al mercado.- hablaba uno mientras hacía el conteo.- ella a los botes.

- ¡Ana!.- gritaba Lucy mientras jalaba para tratar de alcanzarla pero era muy tarde, la chica ya era llevada en silencio con una mordaza en su boca y cadenas hacia el bote.

- Es una lastima que tu principito no pueda rescatarte.- hablaba el guardia mientras la miraba con lujuria.

Acto que no duró demasiado pues fue noqueado por Caspian que salio de algun lugar.

- ¡Ahora entiendes porque no podías venir!.- se acercó rápidamente para quitarle la mordaza y quitarle las cadenas.

- ¡Creo que estamos en la misma posición!.- contestó Ana mientras tomaba la espada de guardia ahora noqueado.- Tu ve en busca de Eustace y Lucy, yo me tengo que encargarme de algo.

Salió corriendo de ahí evadiendo a todo aquel que le quisiera atacar, hasta que encontró al que le había lastimado la mejilla robando la mercancía y aunque quiso atacar no pudo pudo pues alguien más ya lo había hecho, Eustace.

(...)

Después de salir de aquella isla, con más marineros y una espada, las cosas en el barco estuvieron más tranquilas.

- No creía que los volvería a ver.- hablaba Ana mientras Caspian ponía una ungüento en su mejilla.

- Sabes que no te dejaría nunca.

- Lo sé, es solo que ... estoy harta de que todos me conozcan como la hija de Aslan o por la profecía, creo que esas son cosas que jamas pasaran.

- No puedes ignorar el pasado por siempre.- se alejó para guardar las cosas en los estantes.

- Pero las profecías son solo eso, profecías.

- Claro, en todos lados excepto en Narnia.- Caspian soltó un suspiro mientras que desde su ventana veía a Edmund limpiar su espada.-Creía que aún le importabas.

- ¿Porque lo dices?.- hablo Ana mientras jugaba con su anillo en las manos.

- Cuando estábamos en el calabozo el dijo que debíamos encontrarla, pensé que hablaba de ti pero creo que me equivoque, ni siquiera te buscó como yo lo hice.- lo ultimo lo dijo en susurro mientras cerraba los ojos.

- Es su hermana, es lo único que al menos en este mundo tiene, alguna vez Peter cuido de ellos pero ahora él tiene que cuidarle.- se levantó y se colocó a su lado.- no esperes que las cosas pasen dos veces de la misma manera.

(...)

- América.- respondió Ana mientras hablaba con Edmund.- Eso es increíble, yo fui una vez con el profesor.- habló melancólica.- es una lastima que no pudieran volver.

- Fue difícil al principio, cuidar a Eustace no es fácil.

- Jajaja.- empezó a reír mientras negaba con la cabeza.- ¿Acaso no lo notas?.

- ¿Qué?.

- Eustace es exactamente como tú cuando llegaste a Narnia, creías que Lucy estaba loca y bueno ahora eres rey y el resto ya lo sabes.

- Eso no demuestra nada.

- ¡Edmund! tengo dos teorías en este momento o Eustace está en la etapa de berrinche o todos los Pevensie niegan sus errores.

- Me inclinaria por la segunda pero como soy Pevensie y niego mis errores diré que la culpa es de Eustace.- respondió riendo mientras se ganaba un ligero empujón por parte de la chica.

- Cambiando de tema, Lucy dijo que nunca te lo quitaste.

- Me sorprendí cuando regresamos a la estación y vi que el collar estaba en mis manos, la principio crei que alucinaba pero luego note que mis hermanos tambien lo veia asi que bueno nunca me lo quite.

- ¿Porque?.

- Hice un juramento, ¿lo olvidas?.

- No, como podría.

De pronto Ana pudo recordar perfectamente el juramento que se habían hecho hace ya un tiempo, lo iba a esperar; el problema era que ella misma sabía que eso no se podía cumplir pues los dos habían cambiado y por que quisiera negarlo era inevitable, Edmund y Ana ya no vivían en el mismo mundo.

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¡Hola!, se que no actualice en un largo tiempo pero estaba en mis examenes (todo el mes), lo bueno es que finalmente acabe así que ya le puedo dedicar más tiempo a esta historia.

¡Gracias por seguir leyendo!


El Más Inocente Amor (Edmund Pevensie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora