2. De coincidencias y madres desobligadas.

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Durke.

Un mes, un infierno de mes había pasado desde el encuentro con el pequeño culo
caliente y mi polla estaba en riesgo de caerse.

Había pasado casi todas las noches follando con putos aleatorios tratando de conseguir liberación y aunque cogerlos era bueno, nunca nada se sentía tan jodidamente bueno como el culo de Sam. El culo virgen que yo había marcado pero no había podido follar por mi puto temperamento.
Me levantaba casi todas las noches a masturbarme con el recuerdo de su agujero apretado y mi cabeza hacia lo suyo cuando lo imaginaba follándolo.
Quería ser el primero en meterme a su hoyo, quería joderlo tan duro que nunca más querría otra polla. Mi imaginación nunca había sido tan explícita, y no era algún cabrón sin más experiencia que culos de cartón sin sabor a nada, había jodido con más hombres de los que algún gigolo de ciudad soñaba, yo era un puto amo, y aun así me sorprendían las fantasías que podía llegar a tener con el culo dulce.

Estaba tan obsesionado con el pequeño que había perdido mi enfoque y el club estaba teniendo problemas así que gracias a eso, ahora estábamos en la casa club en una reunión donde mis hermanos estaban tratando de usar alguna mierda de psicología barata para "regresar a ser el cabrón presidente de los Hellhound's".

-Durke reacciona, las ratas han estado jugando con nosotros y no has hecho nada por detenerlos.

-Tengo a los hermanos de Alabama buscando sus colas y algunos de ellos ya están fríos ¿qué más quieren que haga?

-Infiernos si lo sé, para eso estas tú Pre-si-den-te- cada sílaba había sonado como una burla y estaba determinado a romper huesos si algo así se repetía.

-Más respeto a tu Presidente Clark o llenaré tu pálido trasero de plomo ¿Entendido?- Nine gruñó como un perro rabioso al hijo de puta que había hablado.

-No estoy tratando de ser irrespetuoso, perdón Prez, pero mi hermana es propiedad de un chico en Alabama y me voy a quedar calvo antes de los cuarenta por la preocupación si no enterramos a los cabrones que nos traicionaron. Van por su segundo hijo, no quiero que mis sobrinos corran peligro.

-Clark tiene razón Durke, no hemos hecho ningún movimiento y esos putos que traicionaron nuestros colores no pueden seguir libres, es más, no merecen seguir respirando- Diablo mi sargento de armas opinó desde un rincón alejado del cuarto, su voz sobresaliendo del bullicio.

El hombre con su 1.95 era imponente no tenía ni que alzar la voz, todos podíamos escucharlo, Diablo se hacía respetar sin necesidad de ser un cabrón, el hijo de puta tenia integrada la cualidad por más extraño que sonara.

-La gente comenzará a rumorear sobre el club Durke, se preguntarán porque no les hemos dado caza a las ratas y creerán que somos nenitas asustadas que no pueden controlar la mierda pasando en su club- Clay, uno de mis hermanos que se encargaba de arreglar nuestras motocicletas y carros dijo con una voz tensa.

-Me jode hacer esto, pero tienen razón Prez, algunos malnacidos tratarán de iniciar guerra para poder ganar algunos de nuestros clubes, comenzó en Alabama pero ayer Toro me informó que hicieron destrozos en uno de nuestros bares en Oklahoma, no podemos perder respeto, necesitamos reafirmar nuestra posición para que ningún cabrón con aires de grandeza crea que puede dañar nuestras jodidas propiedades- pocas veces veía a Nine tan serio pero por algo el hombre era el vicepresidente, podía ser un estúpido la mayoría del tiempo y todo parecía una jodida broma para él pero cuando era necesario la madurez que solo un ex - soldado podía tener salía a la luz.

-Entiendo, sé que he estado ausente y jodí un poco las cosas al dejar pasar tanto tiempo con los problemas en Alabama, pero que el Hades se apiade de esos pequeños hijos de puta miedosos porque una vez que los encontremos nadie, escuchen mis palabras, jodidamente ninguna de esas ratas traidoras quedaran vivas y nadie volverá a dudar del respeto que nuestro club merece ¿están conmigo hermanos? ¡Somos los Hellhound's! - aullidos de júbilo se escucharon y los treinta hombre reunidos quedaron satisfechos.

El Club. (Gay) HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora