17. Bartender.

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Durke.

Nunca desde que había conocido al jodido pequeño revoltoso que ahora era mi pareja había estado contento con el hecho de que su bonito culo estuviera fuera de la casa del club.

Las cosas simplemente se habían jodido. Tenía un hermano con un pie… Con medio puto cuerpo dentro de una jodida barca para un paseo con las parcas.

Nos encontrábamos en las puertas, tensos y enojados. Clay era un maldito buen hermano y no queríamos enterrarlo tan pronto.

Habíamos perdido a demasiados hermanos en estos seis años, Blake había sido un puto imbécil y escupiría sobre su tumba y su memoria cada que pudiera.
Ese bastardo no merecía respeto por convertirnos en lo que éramos ahora.

No era la primera ni sería la última vez que esperaríamos muertos o heridos pero con las cosas convertidas en una mierda apenas entraron los hermanos que habían encontrado a Clay, el lugar se volvió un maldito caos.

Mi hermano estaba jodido, apenas y podía reconocerlo entre tanta sangre.

—¡Sangre, necesito jodida sangre del tipo O negativo para una transfusión! — el Doc se acercó al hombre y comenzó a hacer su chequeo—. A la enfermería ¡ahora! — los hermanos se organizaron rápidamente y comenzaron a moverse con Clay en una tabla tratando de moverlo lo menos posible.

—Redfoot, pregunta a todos los hermanos si alguno es O negativo y llévalos con el Doc— el pelirrojo asintió y pronto estuvo en la tarea—. ¡Diablo, Iván, ustedes regresen y busquen cualquier pista de quiénes pudieron haber dejado así a nuestro hermano!

—¡No, Clay! — Diablo atrapó a su pequeño hermano en sus brazos antes de que pudiera acercarse demasiado y ver la mierda de saco en la que se había convertido el hombre—. ¡Que me sueltes, maldita sea!

Un puñetazo y el labio de Diablo se reventó… Evan tenía un maldito hijo de puta buen derechazo, era una mierda que el pequeño tuviera que decidir.

— Nine, te quedas aquí y te aseguras que nadie se acerque a la enfermería, en especial Evan.

—No, no, no, por favor Prez, tengo que verlo, tengo que jodidamente estar ahí— Evan se acercó como un huracán a mi y sus manos se aferraron a mi camisa.

—No eres su propiedad Evan, no hay derechos, te quedas aquí— el hombre se alejó de mí tan rápido como llegó, me miró con dolor crudo en sus ojos y sus manos se posaron sobre sus antebrazos en una manera de sostenerse a sí mismo y comenzó sollozar.

—Soy suyo Prez, soy malditamente suyo ¿por qué no puedo estar ahí?

—Diablo, llévalo contigo— ordené firmemente antes de que los dos hermanos mayores salieran de la casa. Evan se resistió tanto como pudo pero al final los tres hermanos salieron de la casa con el más pequeño de ellos a cuestas quien gritaba e intentaba que lo dejaran ir.

—Eso fue duro Prez, mierda, destrozaste el corazón del niño— Nine miró a Evan hasta que desapareció por la puerta.

—Tiene que tomar una decisión Nine— suspiré, tendría un jodido dolor de cabeza monumental pronto—. Y si Clay no lo logra, no puedo dejar que Evan lo vea morir.

—El jodido hermano pequeño del dúo psicótico va a tener unos días de mierda Prez.

—¡Prez, el Doc te necesita! — un hermano gritó y asentí antes de salir corriendo a la enfermería.

—¡Necesito a un maldito hombre que sepa diferenciar entre adrenalina y penicilina, ahora! — gruñó el doctor apenas me vio entrar—. Es una perra inyección Taz, muévete si no sabes hacerlo— el doctor empujó sin tacto al hombre con la jeringa en sus manos e hizo el trabajo el mismo—. No me sirven de nada aquí, largo ahora— la orden no dejaba lugar a réplicas y todos salieron.

El Club. (Gay) HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora