Sam.
Había corrido como alma que lleva el diablo después de la noticia que Durke había soltado y de alguna extraña manera había terminado en la cancha de baloncesto a la que venía con Darrell a jugar cuando éramos un poco más jóvenes.
Tenía cerca de cinco horas o más en el lugar y sabía que mi puesto en la biblioteca peligraba pero no tenía intenciones de irme pronto.
Lloraba desconsoladamente sentado en una de las bancas maltrechas que rodeaban el lugar y mis hipidos me impedían respirar de manera correcta. Mi cabeza dolía por la cantidad de pensamientos que cruzaban por ella, algunos más devastadores que otros, pero uno de ellos tomaba fuerza a cada segundo que pasaba: "Me iban a quitar a Jamie".
¿Con qué derecho querían quitarme a mi pequeño, al que yo había criado? Sabía que frente a la ley, la sangre ganaba y si, Tyron estaba en todo su derecho y podía llevarse a Jay pero ¿Dónde quedaba yo?
Una nueva ola de sollozos me atrapó y con rabia quité las lágrimas que descendían por mis mejillas, llorar no iba a solucionar nada y hacia demasiado tiempo que había aprendido eso sin embargo no podía evitarlo, no cuando sentía que con cada segundo que pasaba Jamie estaba más cerca de irse lejos y probablemente no volver, quien sabe, igual y con el tiempo me olvidaba... Tal vez estaba siendo exagerado pero no podía evitarlo, el mundo se me caía a pedazos y no podía hacer nada para pegarlo.
—¡Sammy!—el grito me hizo levantar la cabeza y cuando vi quien se acercaba comencé a llorar más.
No quería ver a nadie, necesitaba unos momentos a solas para poder hundirme cómodamente, pero sabía que no iba a ser posible.
—¡Estaba sumamente preocupado! No vuelvas a desaparecer así Samuel—el grito trajo zumbido a mis oídos y más punzadas al dolor de cabeza y cuando estaba a punto de ordenar que se callara el abrazo que siguió me hizo desmoronarme un poco más.
—Se lo van a llevar— susurré sin ser capaz de creerlo aún—. ¿Cómo voy a cuidarlo si no estoy cerca de él?
—Tyron es un buen hombre Sam, no lo dejas en manos del diablo.
—¿Y entonces por qué lo siento así?—me refugié aún más en el pecho de quién me abrazaba queriendo desaparecer.
—Oh Sammy, sabes cuánto deseaba Tyron poder llevárselo—eso no lo hacía menos duro.
—¿Y por qué no lo hizo? ¿Viste a su abogado? Su nombre es Chad De Luca, su familia es dueña del despacho más importante en Italia.
—¿Y eso qué tiene Sam?
—¿No lo entiendes Darrell? Con todo el poder que los De Luca tienen Jamie pudo haber estado en brazos de Tyron desde antes de si quiera nacer.
—¿Investigaste al hombre?—me miró con una mueca en su rostro—. Sam, no sé cómo carajos conseguiste esa información pero debes parar, no se trata del abogado y su familia o de Tyron, esto es sobre Jamie y lo mejor para él.
—Durke m...mencionó el nombre y Google hizo el resto del trabajo—susurré antes de separarme del pecho de Darrell, limpie mis lágrimas y continúe—. ¿Tú crees que lo mejor para Jamie es que viva con un club de motociclistas?— si Darrell contestaba afirmativamente, los pedazos que aún quedaban se harían trizas pues significaría que no había sido lo suficientemente bueno para Jamie.
—Con un club no, con su tío tal vez no sea una mala idea.
—¿Tan mala madre sustituta he sido?— mi corazón se quebró un poco y comencé a llorar de nuevo.
—No, no, jodidamente no Sam, sólo tú podrías renunciar a una beca en la Universidad de artes de Londres para dedicarte a un niño que no es tuyo.
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El Club. (Gay) HIATUS
AksiyonSamuel no sabe lo que quiere y no sabe que necesita, pero para Durke está claro que lo que Sam necesita es un poco de emoción y una buena follada. Durke no es un hombre de un solo culo pero maldición si no desea que Sam sea suyo. Su propiedad. Para...