23. Sirena.

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Advertencias: Este capítulo contiene contenido erótico y es un flashback de algo que sucede entre los capítulos 19-20

Advertencias: Este capítulo contiene contenido erótico y es un flashback de algo que sucede entre los capítulos 19-20

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Darrell.

¿Cómo había terminado en esta situación?
No lo sabía pero tampoco estaba haciendo demasiado por liberarme de los brazos que me sostenían y mantenían pegado a la barra mientras mis labios eran devorados a falta que otra palabra para describir lo que estaba sucediendo.

Esto no era un beso, era un hambre voraz de un hombre claramente enojado y frustrado ante algo que yo desconocía.

-Eres un puto embustero al igual que tú amigo- murmuró el hombre mientras sus manos exploraban la piel sensible alrededor de mi abdomen y espalda.

-¿Gracias?- murmuré sin realmente estar seguro de que carajos se suponía que uno hacía en este tipo de situaciones.

Honestamente no entendía cómo habíamos terminado así: Recargados contra una vieja barra de madera en la cocina liberando tensión pero tampoco me podía quejar demasiado, lo estaba disfrutando.

-Tus labios son la muerte Darrell, casi tanto como las putas drogas que metiste a nuestro club.

-Te he tratado de explicar que no tenía otra opción- me quejé a mitad de otro beso.

-Pero no me has dicho nada, solo repites una y otra vez que no tenías otra opción- mordió mi labio duramente y un gemido de dolor escapó de mi boca-. Todavía no sé por qué las putas mierdas baratas del jodido proxeneta Dann Reynolds estaban siendo distribuidas en el maldito club de mis hermanos.

-Le debo mucho al proxeneta jodido ese y si, es una mierda pero tengo un acuerdo con el hijo de puta- mordí su labio con saña-. Me tiene con las manos en el cuello.

Las manos del hombre que exploraban mi espalda en automático se movieron hasta que ambas estuvieron sobre mi garganta creando una ligera sensación de asfixia pero sin ir más allá-. Ahora yo tengo mis manos en tu cuello, así que espero que empieces a hablar porque no me gustaría dejar marcas en tu bonita piel que no sean de mis dientes- y como si estuviera probando un punto las manos ejercieron más presión haciendo más difícil la tarea de respirar y tragar saliva.

-Le debo dinero- mi voz fue un susurro ahogado-. Le debo maldito dinero ¿Contento?- gruñí con furia contenida tratando de soltarme de su agarre pero el bastardo era fuerte y lo único que logré fue un jadeo ahogado cuando sus manos impidieron el paso del aire por unos segundos.

-¿Eres un niño de Reynolds?- el término generó una sensación de pesadez en mi estómago, odiaba ese puto apodo callejero que recibían los pequeños al "cuidado" del traficante, no era más que otro recordatorio de que estábamos atados al maldito aunque hubiéramos escapado de su yugo. Ser llamado un niño de Reynolds era una mierda dolorosa y humillante.

-No soy un jodido niño de nadie- algo peligroso tuvo que haberse vislumbrado en mi mirada porque Iván relajó su agarre castigador en mi garganta y pude respirar normalmente-. Tengo una deuda y la estoy pagando.

El Club. (Gay) HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora