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Narra Federico.

Es una maldita.
No puedo dejar de pensar en lo que me dijo, a las primeras palabras ya tenía ganas de subirla encima mío pero desde que mordió el lóbulo de mi oreja no puedo sacar la calentura que tengo encima con nada

¿Se habrá ido? ¿Estará esperando alguna reacción de mi parte?

Porque si es así, le está saliendo demasiado bien

La morocha que está al lado mío no para de hablar un segundo y eso me esta exasperando
Miré para la pista y ahí estaba ella

Con ese vestido que me gustaría tener perdido en alguna parte de mi habitación en este mismo momento
Dios, no puedo más

Voy a buscarla.

-Me disculpo por el tiempo que acabás de perder conmigo pero me tengo que ir - le dije lo más amablemente a la mujer que si Ema no hubiese aparecido tendría en mi cama en este mismo instante

Terminé el vaso y me puse de pie
No me importa quien sea ese, hoy Ema se va conmigo, sin excusas.

El chico que bailaba con ella me miró y le hice un gesto con la mano avisándole que mejor se vaya y así lo hizo, por lo menos tiene un poco de cerebro y se dió cuenta de que soy mucho más grande que él y sin duda lo voy a hacer mierda

Ella se quedó mirando en dirección a él probablemente con cara de confusión

Me acerqué a su espalda y corrí su pelo de costado para poder darle un beso en la nuca
Se le erizó el cabello de esa zona al instante, y eso me encanta.

La tomé de la cintura y la atraje hacia mí para que pudiera sentir que era lo que estaba provocando por debajo de mis pantalones
Soltó un gemido y aproveché para susurrarle al oído

-Eso que hiciste no se hace chiquita, ahora vas a tener que hacerme un favor- le dije con una voz ronca casi irreconocible
-Mm, puedo hacerte todos los que quieras- me contestó y pasó su mano por encima de mi erección
-¿Porque siempre haces eso?- le pregunté dándola vuelta y quedando frente a frente

Estaba hermosa.

-¿No te gusta? - me dijo haciendo un pequeño puchero

Esta chica me va a matar, me va a matar.

Agarré su trasero y la besé, bruscamente, con necesidad
La necesito, ya, ahora.

-¿Eso responde tu pregunta?- le dije dejando besos en su cuello
-Llevame a tu casa YA- dijo remarcando la última palabra
-Tus deseos son órdenes- le dije para luego tomarla de la mano y llevarla afuera de ese lugar

Solté un segundo su mano para sacar la llave del auto de mi bolsillo y abrir a mi bebé
Entró del lado del copiloto y yo me senté en mi asiento
Antes de arrancar la miré fijamente y dirigí mi mirada a cada rincón de su cuerpo

-Quiero sacarte ese vestido ya- le dije sinceramente

Ella sonrió y se levanto de su asiento para sentarse encima mío y pasar sus manos por mi cuello, despeinó un poco mi pelo y me besó

Tome sus muslos y la apegué más a mi y ella movió sus caderas hacia abajo haciéndome liberar un gemido que ella calló con un beso
El beso era violento, necesitado, la necesitaba y no dudaba que ella también me necesitaba a mí

-Linda, hay que esperar que lleguemos a mi casa- le dije cortando el beso
-Nunca lo hice en un auto- me dijo cada palabra a medida que me daba picos en la boca
-Conmigo lo vas a hacer en todos los lugares que se te ocurran, pero quiero hacerte mía toda la noche, en mi casa- le conteste para dejarla de nuevo en su asiento

Mi profesor particularDonde viven las historias. Descúbrelo ahora