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— Hola Wookie -sonreí.

— Hola Siwon.

Siwon es mi mejor amigo desde la infancia, ha sido mi confidente así como yo con el.
Hace un par de años cambio cuando confesó que sentía algo más por mí desde que nos habíamos besado.

— ¿Cómo estás? Escuché que el profesor Lee te dejo un trabajo para el fin de mes.

— Ni me lo recuerdes -hice un puchero- no fue mi culpa el llegar tarde.

— ¿Ocurrió algo? -preguntó preocupado.

— No, solo llegué tarde y se enojó.

— ¿Estás seguro? La última vez le hiciste una broma poniendo comida de gato en sus cosas solo por qué te bajo un punto en un examen.

— ¡Se lo merecía! Además solo fue un poco -rodé los ojos- el es un exagerado.

— Wook fue un paquete de cinco kilos.

— Hay ya, el profesor Lee ya se quejó mucho por eso.

— Bien, solo no hagas más cosas que te lleven a más problemas.

— No prometo nada -sonreí.

— Nunca cambias pequeño -Siwon sonrió- oye Ryeowook ¿Te gustaría salir?

— ¿A dónde?

— En una cita.

— Siwon, ya hablamos de esto...

— Si lo sé pero...

— Lo siento -interrumpí- no puedo verte más que haya que un amigo... yo ya tengo a alguien.

— Oh -sonrió triste, me sentía la peor persona al verlo así pero no quiero herirlo- eso... eso es bueno.

— Siwon..

— Me tengo que ir, lo siento Wook nos vemos después.

— Lo siento -susurré viendo como de iba.

No me gustaba verlo triste pero tampoco quiero crearle falsas esperanzas. Mi celular sonó sacándome de mis pensamientos, vi el mensaje sin poder evitar sonreír.

"Hola pequeño, se que hoy sales temprano así que pase a buscarte. Estoy afuera esperándote, te llevo una pequeña sorpresa así que no demores mucho enano, te quiero".

Sonreí dando pequeños saltos de felicidad ignorando a todo idiota que pasaba por mi lado caminando hacia la salida.

****

Coloque los fideos en agua mientras tarareaba una canción, el celular sonó y contesté.

— Hola bebé ¿Ya vienes en camino?

— Hola appa, no Jong paso por mí y llegaremos un poco tarde.

— Bien, solo no tarden y por favor cuídense.

— Claro appa, adiós.

Colgó y sonreí, me gusta ver así a mi hijo.

— ¿Dónde están esas malditas verduras? -murmuré buscando en la nevera.

— Que hermoso recibimiento -volté encontrándome a Kyu viéndome.

— Oh -sonreí- me asustaste -se acercó a dejar un beso sobre mis labios.

— Lo siento conejito -besó mi mejilla- ¿Que haces?

— Preparó la comida pero no encuentro las verduras.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora