18

797 66 360
                                    


Buenas, he estado y sigo malita, con bronquitis y sinusitis, por eso os he abandonado unos días.

Algun@s me habéis contactado preocupado@s por si formaba parte de la epidemia "Twitter contra las escritoras del fandom". No, falsa alarma.

Primero de todo, gracias por preocuparos. Segundo, no pienso fallaros. Aunque tampoco creo que aquellas escritoras que se han retirado hayan fallado a nadie, simplemente me muero de la pena por que se pierda tanto talento.

Espero que la enfermedad no haya afectado al resultado del cap, me esforcé en seguir escribiendo pero en ocasiones sin mucha inspiración.

La parte positiva es que entre tos y escalofríos he visto la luz en un suceso del futuro de esta historia que me tenía bloqueada. Así que por ahí happy

Lo de siempre, no se si Wattpad avisó de la última actualización así que, por si acaso, comprueba que la leíste.

Y sin más: a disfrutar de la aventura de leer amig@s!

👶👶👶👶👶👶👶👶

Es el verano de sus 12 años.

Raoul tiene esa edad en la que los chicos se dividen en dos tipos: los que creen que todas las niñas son tontas y los que creen que las niñas con tetas son algo menos tontas que el resto.

Raoul cree que las niñas no pueden ser tontas porque Nerea es muy lista (aun no teniendo tetas) y está convencido de que será alguien importante cuando sea mayor. Y luego está Aitana, que es muy dulce y valiente y cuida mucho y bien de su mejor amiga, así que tonta no puede ser si protege a alguien que está predestinado a ser importante. Y Belén, Belén llegó hace dos años al pueblo y a su vida, ama su carácter reivindicativo y sincero y su forma de expresarse.

Así que, definitivamente, concluye que el primer grupo de chicos es más tonto que cualquier niña.

Respecto al segundo grupo, no tiene una opinión clara porque lo de las tetas no le inspira más bien nada y se pregunta si no serán unos visionarios y es que a él le falta sensibilidad y algún hervor.

Pero, claro, tampoco se va a delatar, que ya tiene suficiente con seguir siendo enano. Así que a ratos se junta con ellos y prueba a hacer el orangután, ríe grave de cualquier obviedad sin gracia y ejercita una prepotencia ridículamente absurda.

Sustituye su clásico Jijijijiji por Jojojojojos que no arrancan maullidos ni ronroneos, más bien carraspeos incómodos y algún murmuro de desacuerdo.

Vamos, como cualquier chico de su edad.

Solo que él no es cualquier chico.

Él es una linda profecía al que le encantaría ser vulgar y unos centímetros más alto. Lo de la altura no viene teniendo lo que se dice un arreglo fácil así que practica lo segundo sin tampoco mucho éxito.

En conclusión: un fracasado, vamos.

De Puta Madre...

Porque esa es otra... ahora ya sí dice palabrotas. Todo un mérito a sus tiernos doce años, un adulto en potencia y prepotencia sin mayor juicio pero con palabras más sonoras y vejantes. Porque, claro, en esta nuestra sociedad, la razón se guarda muchas veces en la forma y no en el fondo, culpa de Vicente "el que sigue a la gente", bueno, a la gente no, al más fanfarrón.

El caso es que nuestro rubito vive un poco descolocado, apabullado por la madurez de sus tres mejores amigas, contagiado por el ansia de destacar en lo absurdo de sus compañeros (los únicos válidos, aquellos que no creen que todas las chicas son tontas) y encarcelado por la actitud de su padre y de su súperAgo.



WayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora