A la mañana siguiente, tanto Marcela como Cecilia fueron trasladadas a sus habitaciones. Las primeras horas eran cruciales y gracias a dios, habían pasado sin complicaciones. Marcela respondía bien a los medicamentos que controlaban la tendencia a una infección y Cecilia, no daba indicios de rechazar el trasplante, así que el pronóstico era positivo y sólo quedaba la recuperación completa de ambas.
Marcela sería dada de alta en dos días, Cecilia sí debía quedarse un poco más, así que en cuanto pudo levantarse de la cama, quiso ir a ver a Cecilia. Esther sabía que era algo que no podía evitar, así que habló con Horacio para que la visita a la habitación de Cecilia, fuese en presencia de él y así evitar malos momentos.
- ¿Estás segura de esto? _ Le preguntó Esther antes de salir de la habitación. Marcela se volteó desde la silla de ruedas para mirarla.
- Sí, claro que sí _ Dijo decidida.
- Sabes que sí tú padre te dice o hace algo yo...
- Me dejarás ponerlo en su lugar _ Completó - Y si aun así persiste, puedes hacerlo tú también _ Le guiñó un ojo y sonrió.
Esther le había contado lo que le dijo a Mauricio fuera de terapia intensiva y Marcela, aunque sintió un ligero escalofrío nada más de pensarlo, al instante se sintió bien, pues era otra prueba de que esa mujer que estaba con ella, estaba no sólo en lo íntimo, sino en todo y por eso la amaba.
Horacio las recibió a la mitad del pasillo, luego de salir del ascensor. A lo lejos, se veía su padre parado al lado de la puerta de una habitación, junto con sus hermanos, todos, viéndola fijamente. A pesar de la distancia, pudo notar que su hermano menor, no la miraba con ira, pero su padre y su hermano mayor sí. Dos de tres, no era tan malo después de todo.
- ¿Lista? _ Preguntó Horacio sonriendo, aunque se notaba que estaba tenso.
- Lista _ Asintió.
Esther también asintió y continuaron el camino hacia la habitación. La idea era entrar sin interactuar con nadie más que su madre, pero cuando estuvo frente a su padre, hizo que Esther parara.
- Hola padre. Hola Mario. Miguel _ Los miró a todos sin esperar respuesta, sin embargo, Miguel le devolvió el saludo.
- Hola Marcela ¿Te sientes bien? _ Preguntó sinceramente, a pesar de la mirada fulminante de su padre, la cual, omitió.
- Sí. Un poco adolorida aún, pero bien.
- Me alegro.
Marcela miró a su padre directamente.
- Te ves bien. Un poco gruñón para mi gusto, pero bien _ Respiró profundo antes de hacerle señas a Esther para que entraran.
Mauricio se movió bloqueándole el paso a la habitación, cosa que inevitablemente puso más tensión al momento, pero ni Esther, ni Marcela se inmutaron, simplemente le fijaron la mirada igual que él a ellas.
- Mauricio por favor _ Le dijo Horacio tratando de evitar una escena.
- Podemos quedarnos aquí todo el día si quieres papá, pero de que entraré, entraré. Es tu esposa, pero es mi mamá y ese derecho no puedes quitármelo, así que es tu decisión si lo hacemos civilizadamente o si prefieres hacer una escena frente a todos y quedar como el patán más grande de esta sala.
- ¡No seas grosera! _ Le dijo entre dientes Mario.
- No lo soy Mario, así que deja el drama. Sólo quiero ver a mamá y luego me iré a mi habitación. Mientras más rápido lo hagamos, más rápido salen de mi molesta presencia, así que ustedes deciden.
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Nunca Te Esperé
RomancePodemos huir del amor todo el tiempo que queramos, pero siempre nos alcanzará. De una u otra manera. A veces no se trata de que no estemos hechos para el amor, sino que no estamos preparados para él y la vida misma lo sabe, y no es sino hasta que nu...