Capítulo 24

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La mujer que encendía su cuerpo y su alma. No podía fingir que no le importara quién era, porque nadie había sido como ella y nadie lo sería. Había perdido el control y ahora estaba a su merced porque la necesitaba. Y no solo era una necesidad sexual.

Su clímax llegó de un modo demasiado inesperado como para controlarlo. Deslizó la mano entre sus muslos y la acarició intentando que lo acompañara. El cuerpo de Luna se tensó y un orgasmo la sacudió con fuerza. Cuando gritó de placer, él apartó la mano.

–Luna –le susurró apoyando la frente en su espalda. Le temblaba el cuerpo y lo tenía cubierto de sudor. También le temblaban
las manos y tenía la respiración entrecortada.

La miró. Le había dejado marcas rojas en las caderas ahí donde
la había sujetado, donde había perdido todo el control. Arrepentido y con un nudo en la garganta, acarició esa zona de su piel. Ella se giró para mirarlo con una sonrisa. Ya no era como antes, ahora se la veía segura, se sentía bella. ¡Qué única era!

–Lo siento.

Luna se sonrojó.

–¿No te he dicho que no te disculpes todo el tiempo?

–¿Ni siquiera cuando tengo que hacerlo? Te he agarrado
demasiado fuerte.

Se miraron a los ojos y Matteo vio emoción, algo real, una
conexión que no formaba parte ni de una farsa ni de un juego. Era como ella siempre lo había mirado, ya estuvieran en la oficina, en el salón de su casa o en la cama. Era la misma mujer que lo miraba como si le importara.

Y darse cuenta de ello lo llenó y le hizo más fácil respirar, como
si llevara mucho tiempo sin poder tomar aliento y ahora volviera a hacerlo por primera vez en catorce años desde que había perdido su razón de sentir emociones.

–No me has hecho daño.

De pronto sintió que no podía tenerlo todo con Luna porque eso lo conduciría a la destrucción. Se apartó de ella y recogió su vestido del suelo. Era como si la garganta se le hubiera cerrado otra vez y sus pulmones no pudieran expandirse. Había perdido el control, pero lo recuperaría. Tenía que hacerlo.

–Vístete.

–¿Qué?

No la miró a la cara. No podía.

–Estamos teniendo una aventura, Luna, ya te lo dejé claro. Así
funciona esto.

–Y creo que yo te dije que no soy una de tus amantes.

–Cuando estás en mi cama o en mi sofá, sí que lo eres.

–Soy tu amiga.

–No cuando estamos así. Ahora eres la mujer con la que me
acuesto.

Ella retrocedió cubriéndose los pechos con el vestido.

–Voy a vestirme. No quiero que me lleves, así que lo más
decente es que me mandes el coche.

–Luna...

–Hablaremos mañana. Ahora no puedo.

Entró en el baño y cerró la puerta con pestillo. Y él no la culpó, pero por el bien de los dos había tenido que definir esa relación. Sí, había mentido, pero no podía admitir que Luna era diferente a las demás. Eso no podía pasar. Y aunque se había equivocado al negar sus sentimientos, lo arreglaría de algún modo para que no volviera a mirarlo como lo había hecho ahora, como si fuera un extraño que le había hecho mucho daño. Todo tendría que volver a lo de antes porque podía vivir sin sexo, pero no estaba seguro de poder vivir sin Luna.

El trayecto en coche se le hizo eterno. Le dolía todo y esa noche,
a pesar del encuentro sexual más intenso de todos los que había
tenido, había visto algo oscuro en Matteo. Sabía que algo había
cambiado y esperaba que él no fuera tan horrible como se había
mostrado justo antes de que ella se marchara.

Al llegar a casa se despidió del conductor. Lo conocía y la
humillaba que ahora estuviera presenciando ese momento tan pésimo de su vida. Eran las dos de la mañana y estaba claro lo que había pasado: Matteo había tenido sexo con ella, únicamente sexo, y había preferido mandarla a casa antes que dormir a su lado. Apretó los puños y contuvo las lágrimas. Casi lo odiaba y ese
sentimiento rivalizaba con lo mucho que lo amaba. Ojalá no lo quisiera porque así le dolería menos.

«Eres mi amante». ¡Ni hablar! Tal vez era el único hombre que la
había visto desnuda, pero ella estaba segura de ser la única mujer que lo había visto llorar.

Problemaaaaas, se acerca el finaaaaal.

Luna De Miel Con Otra [Lutteo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora