Capítulo 22

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Luego de que Jordan se atragantara con un bocado de su propio pastel, corrió apresuradamente hacia su coche directo a la estación, al parecer iba tarde al trabajo. Con mi hermano nos reímos mucho de él.

Por otro lado, decidí no ir a la escuela por hoy, no me sentía con muchos ánimos para socializar, mucho menos verle la cara al idiota de Liam. Bufé inconscientemente al pensar en él. Por suerte, ni Logan y Jordan se negaron a quedarme aquí.

Logan interrumpió mis pensamientos tosiendo como desquiciado. Fruncí el ceño y le golpeé en su espalda tratando que se desahogara con el pedazo de pastel que había ingerido.

—Oh, mierda —dijo mi hermano una vez que el pedazo de pastel pasara por su garganta, lo miré con una mueca.

—Eso te pasa por reírte de Jordan —bromeé mirándolo con gracia, parecía haber corrido un maratón.

—¡Tú también te reíste! —Exclamó.

—Pero no soy tan idiota como ustedes —le guiñé un ojo.

Charlamos un rato más, de cosas triviales y otras sin sentido, hasta que Logan tocó el tema sensible: nuestro padre.

—¿Cómo te sientes con todo esto?

Bajé la mirada a mi plato e hice una mueca. Ni siquiera sabía cómo sentirme, claro estaba que me tenía un poco sensible todo este tema, era la primera vez que pasaba un cumpleaños sabiendo que mi papá ya no estaba. Pero por otro lado, no era algo completamente extraño para mí, incontables eran las veces que mi papá ni siquiera asistía a mis pequeños festejos en mi cumpleaños, pero aún así sabía que él estaba vivo.

Me encogí de hombros.

—No lo sé —mordí el interior de mi mejilla haciendo una mueca. Dejé de jugar con mi comida y miré a mi hermano mayor—. ¿Tú cómo te sientes? Después de todo, papá y tú siempre fueron más cercanos.

Logan suspiró.

—Creo que lo extraño un poco —se encogió de hombros—. Pero no va más allá de eso, después de todo, no fue el mejor padre del mundo.

Asentí dándole la razón.

El teléfono de Logan sonó indicándole una llamada. Él hizo una mueca un poco nervioso, lo miré con confusión.

—Tengo que irme, nos vemos a la tarde, ¿sí? —antes que pudiera contestarle, él me besó en la coronilla y se fue hecho una bala.

Finalmente me encontraba sola en la casa. Limpié los platos sucios que habíamos usado junto con otras cosas y me dirigí a la sala para ver algo de televisión. Quería despejarme y dejar de pensar un rato, muchos temas pasaban por mi mente.

Había recibido varios mensajes de texto de mis amigos felicitándome por mi cumpleaños, los cuales contestaría más tarde, seguía sin ánimos de hacer algo.

Un par de horas más tarde, unos golpeteos en la puerta me despertaron. Maldije ya que me había dormido mirando una serie, ahora tendría que volver unos cuantos capítulos hacia atrás y ni hablar del dolor de cuello que tenía.

Caminé refregándome los ojos con mis dedos hacia la puerta y la abrí. Allí el ruido de una corneta y papeles de colores me exaltaron haciendo que me despabilara por completo. Una cabellera rojiza estaba detrás de la puerta con una gran sonrisa.

—¡Feliz cumpleaños a ti! —Exclamó Lydia y me abrazó. Reí un poco y me alejé de ella, indicándole que pasara a la casa.

—Gracias, Lydia —le sonreí cruzándome de brazos apoyándome contra la puerta.

SHE WOLF ¹ | Liam DunbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora