Capítulo 10

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Mi estómago estaba gruñendo como loco pero simplemente no quería pararme a buscar comida. Estaba sentada hecha un ovillo en el sofá con la mirada en la nada, podía decir que estaba aterrada. Eran casi las diez de la noche y yacía aquí dos horas como mucho.

Jordan aún no veía, sabía que iba a venir cerca de las doce y media de la noche, o quizás más tarde, a él le gustaba hacer tiempo extra.

Estaba asustada, confundida, enojada y triste, tenía un torbellino de emociones en mi cabeza y me hacía sentir mal, porque ni siquiera sabía cómo sentirme. No había lavado mis manos, por lo que no dejaba de mirarlas, tenían manchas rojas, ya secas, en todos mis dedos. Al parecer, le había hecho heridas profundas a ese chico y las imágenes pasaban por mi mente una y otra vez. Dios, odio esto. Odio en lo que soy ahora. Necesitaba muchas respuestas para mis preguntas o me volvería loca.

¿Quién me convirtió en esto? ¿Fui siempre así? ¿Volveré a hacerle daño a alguien? ¿Si me enojo peor, seré capaz de matar?

Muchas preguntas así me carcomían la cabeza, también preguntas sobre mi familia. Era obvio que algo andaba mal, desde que llegué a esta ciudad algo andaba mal. Algo estaba pasando con mi familia, sinceramente, no tenía ni idea que podía hacer.

Dejé de insistir llamando a mis padres y a mi hermano con las llamadas. Ninguno respondía. A veces le preguntaba a Jordan como hacía mi padre para enviarme dinero, como hacía para comunicarse con ellos. Pero simplemente dejaba el dinero, una nota y desaparecía. Dudé mucho al principio si me decía la verdad, pero con el tiempo lo confirmé. El número que solía ser de mi madre y padre ya estaba fuera de servicio, en caso de mi hermano, él sólo no me contestaba. O quizás tiró su celular al río o lo destruyó para no volver a hablarme.

Unas lágrimas comenzaban a salir sin permiso de mis ojos. Traté de aguantarlas pero salían sin parar.

Reflexioné a lo que era mi vida pasada. Antes de irme con mi padre de vacaciones. Mis padres nunca fueron muy presentes en mi vida, solo se preocupan lo justo y a veces no tan necesario como yo quería. Ellos se la pasaban trabajando todo el día, volvían de noche para cenar, charlábamos un poco y dormíamos. Así era siempre. Con Logan, en cambio, siempre fuimos un poco unidos. Pero empezó a alejarse cuando cumplió los dieciséis años y se iba con mi padre todos los días que podía.

Y ahora que lo pienso es extraño. Papá se mudó de país cuando yo tenía seis y Logan nueve, nunca fue un padre presente pero por algún motivo con Logan si lo fue.

El ruido de las llaves me despertó de mi transe y me asusté al ver a Jordan entrar a casa. Rápidamente, me tapé las manos en los bolsillos de mi chaqueta y fingí una sonrisa. Él frunció el ceño, creo que se dio cuenta que esa sonrisa era más falsa que mis ganas de ir a la escuela.

— ¿Qué hiciste? —Se cruzó de brazos.

— ¿Por qué piensas que hice algo? —Fruncí el ceño, él se acercó más a mí y se sentó a mi lado en el sofá.

—Estuviste llorando —afirmó para él mirando mis ojos hinchados y un poco húmedos. Suspiré sin poder evitarlo, no tenía ganas de buscar una excusa para decirle que no estaba llorando o armar una pelea y decirle que no se meta en mis cosas.

—No es nada —digo desganada.

— ¿Qué te sucede? —Ahora la expresión de Jordan lucía un poco más preocupada—. Puedes confiar en mí, ¿lo sabes?

—No es importante —en parte no quería decirle lo de afuera y lo de mi familia, me sentía un poco avergonzada y asustada.

—Claro que es importante, tienes que confiar en mí, Olivia —insistió poniendo una mano en mi hombro, aparté la mirada hacia otro lugar.

SHE WOLF ¹ | Liam DunbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora