Contar sueños... Soñar historias...

Capítulo 9: Dos sabios.

   ...Crucé el umbral para ubicarme al pie de una escalera de troncos que subía por la ladera de una Colina, perdiéndose de vista en un cañaveral tras los primeros escalones.
   La base estaba decorada con un arco de madera. Pasé por debajo de él y empecé a subir. No sabía que tan alta era esa Colina pero subí, escalón por escalón, siempre rodeado de cañas.
   Trepé por largo rato pero no estaba cansado. Me entretenía mirando las espirales que el paralaje formaba con el movimiento de las cañas.
   Seguí subiendo hasta alcanzar la cima donde había un pequeño templo sintoista, de madera lustrada y sin pintar.
   A cada lado de la entrada del templo estaba sentada una persona, usaban ropa holgada y sombreros de ala ancha que tapaban sus caras.

-¿Cuál es tu pregunta?-

   Dijeron al unísono.
   Al principio no entendí.
   Volvieron a hablar.

-¿Cuál es tu pregunta? Responderemos. El conocimiento es nuestro-

   Entonces pregunté algo que sabía que era cierto. Debían probarme lo que decían.

-¿Cuál fue la primera película animada de la historia?-

   Uno respondió.

-La casa encantada-

   El otro también.

-El apóstol-

   No pude identificar quién dijo cada respuesta. Ninguno se movió al responder. Ambos tenían una voz que resonaba en todo el lugar sin dejarme decir de quién salía cada una.
   Respuestas diferentes, pero ambos tenían razón. Según que parámetros se tomen en cuenta, la respuesta podía ser cualquiera de las dos.
   Decidí hacer una pregunta polémica.

-¿Dios existe?-

Dije.

-Como concepto su existencia es innegable-

-Si crees en él, si-

   Me esperaba casi exactamente esas respuestas. Otra vez tan diferentes.
Pensé que debía asegurarme.

-Ustedes dos ¿Comparten el mismo conocimiento?-

   Esta vez la respuesta fue una sola.

-Si-

   No puedo negar que me sorprendió. Esperaba algo así, pero no tan certero.

-Entonces ¿Por qué sus respuestas son tan dispares?-

   Respondieron.

-Uno de nosotros responde siempre con la verdad absoluta-

-El otro simplemente no miente-

-Respuestas concisas no necesitan de preguntas ambiguas-

   Me atraparon.
   Preguntase lo que preguntase, la respuesta la dejarían en mis manos al existir más de una verdad.

-¿Cuál es el sentido de la vida?-

-El que tú le des-

-La vida no tiene significado-

   Otra vez. Las típicas respuestas para no ofender a nadie.
   Decidí hacer mi última pregunta en base a lo que estaba viviendo en ese momento. Ya estaba cansado de todo aquello y realmente no necesitaba saber nada. Solo quería preguntar.

-¿Qué vemos en nuestros sueños?-

   Sus respuestas fueron.

-Los sueños son una acumulación de recuerdos entrecortados... ¿Qué habrás hecho para soñar algo así?-

-Los sueños representan nuestros deseos... ¿Qué es lo que quieres para soñar algo así?-

   Me dejaron con más dudas sin contestarme a lo que había preguntado.

   Les di la espalda y bajé por la ladera hasta llegar al arco que señalaba el inicio de la escalinata.
   Encontré la puerta, la abrí y crucé.