Bungalow

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No solía por las noches, pero aquella vez fue una excepción, era el cumpleaños Jimin y no podía dejar pasar una fecha tan importante. Nos conocíamos desde niños y básicamente se había vuelto como un hermano para mí.
Así que después de pedirle encarecidamente al señor Yi que me diera permiso de salir antes, me encontraba ordenando las tazas que recién terminaba de secar para poder ir a casa y estar presentable para la celebración.

—¡Muchísimas gracias, señor Yi! –me incliné, haciendo una reverencia.

—No es nada, Young-Byul, diviértete, solo no llegues tarde a casa, Seo-gu ya no es como antes—estaba en lo cierto, últimamente el distrito se había vuelto peligroso por las noches. Aquel hombre me brindó una cálida sonrisa lo que provocó que pequeñas arrugas aparecieran en las comisuras de sus ojos.

—No se preocupe, señor Yi, volveré a tiempo. Muchas gracias –coloqué la última taza en la alacena, terminando con ello mi turno.

—Nos vemos mañana, Young Byul –me sonrió gentilmente antes de darse media vuelta para dirigirse a la bodega. El señor Yi era como el abuelo que nunca tuve, siempre amable y gentil, era respetado por todos los del vecindario.

Después de quitarme el delantal, tomé mi bolsa y me dispuse a salir por la puerta de servicio.
El clima era frío puesto que era otoño. El ocaso hacía que las calles se vieran como parte de una fotografía bien hecha, era algo digno de admirar.
Las hojas que caían de los árboles adornaban las calles, el aire acariciaba mi rostro y hacía de mi cabello un desastre, pero a pesar de aquello era una sensación agradable.
Y mientras la luz natural se iba apagando poco a poco, las luces artificiales iban tomando su lugar, gente iba y venía, algunos locales se iban cerrando y otros apenas iban a iniciar su horario laboral.

Mi casa no quedaba lejos de Caffe Benne, pero a veces el camino resultaba largo, sobre todo después de una larga jornada, cuando el establecimiento se llenaba de gente ansiosa por su bebida.

Al llegar a casa subí apresuradamente las escaleras para llegar a mi recámara y poder tomar una ducha.

Dejé atrás el uniforme de la cafetería y comencé a buscar que ponerme, luego de un par de minutos me decidí por un vestido negro corto y ceñido, unos tacones de aguja dorados y un abrigo ya que las madrugadas solían ser extremadamente frías. Coloqué un poco de polvo en mi rostro y un labial rojo sería el protagonista de la noche. Tomé un pequeño bolso negro y metí aquello que me podría servir más tarde, y cuando creí que tenía todo lo que necesitaba y me disponía a bajar, mi celular sonó recordándome que lo había olvidado.

Era Jimin.

7:00

Espero que estés lista Young-Byulie, estoy abajo con tu madre.           

                                                                                                                                           7:01
                                                                              ¡Qué puntual!, ¿Todo en orden?

7:01

Hoy es mi cumpleaños. La puntualidad de vez en cuando también es buena.                      

                              7:02
Como digas. Voy a bajar ;)


Y para mi sorpresa era verdad, Jimin estaba a tiempo. Si algo caracterizaba a mi amigo era la impuntualidad, siempre llegaba tarde a todos lados.

TROUBLE [myg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora