Crush

76 10 4
                                    

Sentí sus ávidos labios moverse a un ritmo acelerado sobre los míos, dejándome sin aliento. No podía reaccionar, se sentía como si estuviera sumida en algún tipo de trance. Fue solo cuando un suspiro abandonó sus labios y reverberó en mi boca, que volví en mí.

Me separé de él súbitamente, desorientada y aturdida. El hormigueo en mis labios me hacía sentir culpable, y la intensidad de su mirada, pequeña. Ni siquiera podía verlo a los ojos.

Di un pequeño masaje a mis sienes mientras me armaba de valor para enfrentar el inminente caos. Inhalé profundo y finalmente alcé la mirada. Estaba cabizbajo, con las mejillas vistiendo un brillante rojo carmesí y su labio inferior preso entre sus dientes, a pesar de ser más alto que yo, de pronto se veía muy pequeño.
Levantó la cabeza para conectar sus ojos con los míos, y justo en ese instante, sentí como una chispa recorrió mi espalda, un hormigueo que no me incomodó en lo absoluto sin embargo me dejó aún más confundida.

Lo veía con pena y él, con añoranza.

Cerré mis ojos y dejé salir el aire que había estado conteniendo, y sus manos que habían abandonado mi rostro para descansar en mi cintura, se alejaban con una lentitud tortuosa, como si no quisieran hacerlo pero tuvieran qué.

Toda la situación se sentía irreal.
En algún punto de mi vida llegué a tener un crush con Nam; él, un hombre, apuesto y caballeroso, con el que saldría sin pensarlo dos veces. Pero eso había sido muchísimo tiempo atrás, ahora solo podía verlo como un buen amigo, como un hermano mayor.
Y el hecho de que la imagen inmaculada que tenía sobre él, se hubiera visto eclipsada por los comentarios que Yoongi soltaba cuando la ira lo controlaba y se exteriorizaba en una especie de verborrea, no ayudaba mucho.

Me miró con el entrecejo fruncido como si tratara de leerme, se notaba avergonzado y hasta me atrevería a decir que un tanto, decepcionado.

Carraspeé un par de veces mientras ordenaba mis ideas, era innegable que, después de aquel beso, cualquiera que fuera mi movimiento sería decisivo para nuestra amistad, y yo no quería perderlo.

—¿Me vas a decir por qué hiciste eso? —pregunté con más hostilidad de la que pretendía, y arrepintiéndome cuando vi como su cara se transformó en una mueca de decepción. Mordí mi lengua como forma de castigo mientras aguardaba a su respuesta.

—Yo... no lo sé—suspiró amargamente—Es que... creo que me gustas, Youngie—rascó su nuca y desvió la mirada, notablemente incómodo.

—¿Crees?—aquello realmente era absurdo, no podía ser posible, ni siquiera me parecía al tipo de chica con la que él solía salir—. Nam...—musité con una voz que no parecía mía, mecánica y ronca. Se sentía como un déjà vu, siempre era el mismo patrón cuando terminaba con alguien, solo que no podía terminar algo que nunca tuvo un inicio.

—Lo lamento, Youngbyul—me cortó de pronto, con desesperación. Pasó sus manos por su rostro y gruñó mientras se aleja de mí. Caminaba en círculos por la sala, mirando al suelo y mordiendo sus labios, parecía un desquiciado—. Yo, no quería hacerlo, bueno, sí quería, pero no de esta forma, yo...

Di los dos pasos que me separaban de él para poder tomar su mano y acariciar su dorso, tratando calmarlo. Mi toque pareció sorprenderlo, pero no tardó mucho en mirarme melancólico y sonreír con pesadez.

—Creo que esta es la peor forma en la que alguien se te haya confesado jamás, créeme que planeaba hacerlo de otro modo, pero es que el idiota de Yoongi...

—No te atormentes—susurré mientras sujetaba su mano con firmeza y lo miraba firmemente. Él era mi amigo y ni un beso precipitado cambiaría eso—. Hagamos como que nunca pasó, podemos olvidarnos de este bochornoso momento y seguir con nuestras vidas como amigos, justo como ha sido... ¿te parece?—sonreí ligeramente, rogándole con la mirada que aceptara, pero él solo repasó su mejilla interna, inconforme.

TROUBLE [myg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora