1. Apariencias

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Rimi nunca había sido de ese tipo de chicas que sueña con una boda perfecta, seguramente no se lo creerían, pero ella realmente jamás pensaba en ello. Ella era más de pensar en que se iba a poner, cinco minutos antes de salir, o al menos así era antes de conocer al vecino nuevo.

El parecía el típico chico malo, con aires de rapero underground y la primera vez que lo vio se sobresaltó bastante, no podía creer que mi casero le alquilara el piso a alguien con esos aires con lo estricto que era, y lo peor para ella es que no estaba solo, venía acompañado de varios chicos más.

Por esos entonces ella no vivía sola, tenía dos compañeras de piso, que también eran sus amigas, y a las dos les habían atraído los vecinos nuevos, no todos, obviamente ellas no son unas salidas, pero les gustaron chicos diferentes. Rimi no quería considerar que le había atraído el chico malo, pero sí que sentía algo de curiosidad por saber porque tenía ese aire y sobre todo, porque tenía el pelo blanco, una duda bastante rara, pero ellas eran de esas personas que les gusta saber ese tipo de cosas.

Las chicas les preparamos galletas de chocolate para llevárselas a los vecinos nuevos, en el caso de Rimi a regañadientes, pues no quería mostrar interés. Sus amigas la empujaron a salir y la colocaron delante para que llamara a la puerta, pues ellas estaban riendo detrás, algo inquietas por ver a esos chicos que les habían llamado tanto la atención. El chico malo abrió y al verlas les mostró una hermosa sonrisa y Rimi enmudeció.

- Hola, ¿en qué puedo ayudaros?

- Mmmhh, somos las vecinas, vivimos puerta con puerta y queríamos daros la bienvenida al edificio. –Extendió sus manos mostrando las galletas-. Esperamos que os guste el chocolate.

- Que amables, pasad y así os presento a mis compañeros. –El chico malo abrió la puerta dejándolas entrar y las amigas de ella se adelantaron a pasar, y esta escuchaba como sus amigas reían por lo bajo-. ¿De dónde sois?

- Venimos de España, aunque ella es colombiana. –Señaló a la más alta de sus amigas, que dejó de reírse para ponerse algo roja y saludar con la mano-.

El chico malo se rió y las guió por el pasillo hasta el salón, el piso era el doble que ellas, tal vez ellos eran más, aunque la verdad es que no los había visto o no tenía claro si los había visto a todos. Les ofreció asiento y fue en busca de sus compañeros con una galleta en la mano.

- Están deliciosas. –El chico sonrió y caminó pasillo adelante hasta llegar a la habitación donde se encontraban sus compañeros de piso-. Tenemos visita, han venido las chicas guapas de enfrente, así que tenemos que presentarnos y caerles bien.

- Al final han venido ellas antes de tener que ir a pedir sal. – El más bajito de sus amigos se rio de la ocurrencia del más joven-.

- Venga, no las hagamos esperar más.

Cuando regresó las chicas estaban sentadas hablando entre ellas en un idioma que él conocía poco, y las vio levantarse. Rimi le había parecido la más guapa a sus ojos, pues ella tenía ojos claros y tez blanca, pero la veía algo inquieta. Observó como la más alta de sus amigas le tocaba la espalda y ella le dedicaba una sonrisa, "tengo que salir con ella", pensó.

- Os voy a presentar y después os presentáis vosotras. – Cuando el chico malo sonreía dejaba ver hoyuelos que tenía en sus mejillas, eso le encantaba a Rimi, le parecía cada vez más atractivo, más de lo que ella quería admitir-.

- Creo que es mejor si nos presentamos nosotras primero ya que somos menos. –Interrumpió Rimi y el chico malo asintió-. Me llamo Rimi, y soy de España, y ellas son mis amigas y compañeras de piso, Taty y Taly, aunque si las llamas Zippy y Zappe también responden.

Mis nuevos vecinos (BTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora