Capítulo 2

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Corine observó cómo él se deshacía de todas sus cosas... Incluso de la bengala de emergencia que llevaba en su bolso. Al diablo su esperanza de ser encontrada con vida.

—No, no, no —le dijo tomando el diccionario, al ver que iba a lanzarlo.

Él volvió a gruñirle, y ella bajó la cabeza.

—Shisat, Shisat¹ —pronunció bajo.

Sabía que aquello significaba esperar, sólo que no sabía cómo se conjugaba. Él se detuvo y se puso de cuclillas frente a ella.

¿Por qué diablos debía estar desnudo? La estaba poniendo muy incómoda.

—It'ta Corine —le dijo señalándose—. It'ta mako.²

Él la observó con el ceño fruncido, y de un rápido movimiento, le quitó el diccionario, observando curioso aquella cosa. ¿Ella podía hablar su idioma con eso? Lo sacudió, y luego olfateó sus hojas.

Ella vio que estaba por lanzarlo, como todas sus demás cosas.

—¡Shisat! ¡Shisat! —le pidió—. Vet... Vet...

Cerró los ojos, intentando recordar cómo se decía que algo le pertenecía. Sabía que vet significaba mío, algo de su propiedad, pero no como se decía libro, o cosa.

—Vet —le dijo señalando el diccionario, y luego a ella.

El entrecerró los ojos, y lo arrojó hacia atrás, haciéndolo volar por algún parte. Era un hecho, era un desgraciado, porque sabía muy bien que le había entendido.

Se sentó, cruzadas de piernas, y ahora ella lo observó con el ceño fruncido. Al diablo todo, iba a matarla de todas formas.

—¿Y ahora cómo hago yo para comunicarme, eh? Llevo semanas intentando entender su idioma, pero es imposible. Y quiero ayudar ¿Para qué? Para que un Tarzán con esteroides se me cruce en la selva, y arroje todas mis cosas, sabrá el diablo donde.

La observó con el ceño fruncido, y ladeó su cabeza ¿Qué demonios le estaba diciendo? No lo sabía, pero lucía molesta.

—¿Entonces qué? ¿Vas a matarme o vas a dejarme ir? Porque yo vine aquí para ayudar a una señora enferma, y mientras más me demores, peor se puede poner su condición. No estoy para hacerles daño, soy-

Ya harto de escucharla, le dio un leve manotazo en la cara, cubriéndole la boca, y medio rostro. Y sabía que si quisiera, con su mano podría cubrirle la cara por completo.

El rubio giró su rostro, al escuchar algo acercándose, y Corine bajó la mano de él, para mirarlo preocupada. ¿Qué estaba escuchando? ¿Quizás alguien ya había notado su ausencia?

La miró nuevamente, y se puso de pie, a lo que la morena giró su rostro. Maldito exhibicionista, pensó apenada.

—Jatat³.

Levantó la cabeza, y lo miró confundida.

—No te entiendo, si tú no hubieras tirado mi-

Él le cubrió la boca, gruñendo. Ya no quería oírla, hablaba demasiado.

—Jatat —repitió con el ceño fruncido.

Al ver que ella no se movería, la tomó de uno de sus brazos, y la puso de pie, empujándola.

—Jatat.

Corine comenzó a caminar, seguida por él detrás. Estaba segura que caminar no se decía de ese modo, por lo que supuso que sería otra cosa.

Pero lo más importante en ese momento era ¿A dónde la estaba llevando?

***

—La doctora Roth aún no ha llegado a su turno, la hemos llamado, y tampoco responde a su celular.

—Tal vez esté enferma —pronunció el encargado del hospital—. Llamen al otro médico, y que alguien vaya a su casa a verificar que se encuentre bien, o si necesita algo.

—De acuerdo.

***

Llegaron hasta una cabaña de troncos, y Corine se detuvo. Ella no iba a entrar ahí con él, ha saber lo que pensaba hacerle. Y al ver que no avanzaba, él volvió a empujarla.

—Iesu* —le dijo negando con la cabeza.

—Tima* —gruñó empujándola—. Siu it'koko yaja*.

Y Corine solo entendió sí, tú, yo, y decir ¿Qué diablos le estaba diciendo? Necesitaba su maldito diccionario.

Y si no caminaba, la iba a hacer caer, por lo que siguió hasta la cabaña. Él abrió la puerta, y la empujó dentro de la misma, antes de entrar también.

Corine se cruzó de brazos, y lo observó expectante ¿Y ahora que pensaba hacer?

—¿Y bien? ¿Qué sigue?

Él respiró profundo, y luego la miró fijo a los ojos. ¿Qué debía hacer con ella? No suponía un peligro ahora, le había quitado sus cosas, así que, no tenía forma de defenderse tampoco.

Se acercó a ella, y sin esfuerzo alguno, le rompió la camisa, observando su torso.

—¡Ey! Iesu —le dijo avergonzada, intentado cubrirse, pero él se lo impidió.

Pero él ni le tomó importancia, llevó una de sus manos a sus pechos, y tocó con la punta de sus dedos la tela de su brasier. ¿Por qué esa cosa cubría sus pechos? La miró molesto, y lo arrancó también.

—Detente, no-

Le gruñó, mirándola a los ojos. No quería escucharla. Y ella se quedó en silencio, al ver nuevamente sus afiliados colmillos y dientes.

Al notar nuevamente su pose sumisa, llevó su mano a uno de sus pechos, apretándolo suavemente entre sus dedos. Eran blanditos, suaves. Extraños, pero se sentían bien.

No había visto muchas hembras, pero sus pechos eran diferentes, eran más grandes que las hembras que había visto o estado.

—Iesu —le pidió Corine, mirándolo con temor.

Él la miró a los ojos, y se alejó. La joven morena se cubrió rápidamente, atando la camisa a la altura de sus pechos, al menos para cubrirse lo más que pudiera.

La miró nuevamente, y luego se fue hacia un pasillo. Corine miró la puerta, y se resignó a su trágico final. No llegaría a huir de él, y que lo intentara, iba a ser peor.

Se sentó en el suelo, y se apoyó contra la pared, respirando profundo.

Él regresó junto a ella, y le ofreció lo que parecía ser agua, en un caña gruesa cortada.

—Iesu.

El rubio frunció el ceño, al ver que ella se negaba, e insistió para que lo agarrara. Encima que intentaba ser amable con esa humana, ella no quería aceptar su agua.

—De acuerdo —suspiró Corine, tomándola.

Le dio un sorbo, y se la entregó. Sí, al parecer era agua. Pero aún no sabía que iba a hacer con ella, o porque aún no la había asesinado.

...

¹Shisat: esperar.
²It'ta/Mako: Yo soy/médico (sanador)
³Jatat:Seguir
4Iesu: No
5Tima: Sí
6Siu it'koko yaja: Tú harás lo que yo diga.

(No quise cambiarle nada, a partir del capítulo 3 la traducción está junto a la palabra ♥️)

BlaiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora