CAPÍTULO 22

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Estaba haciendo su maleta, cuando Zato entró por su ventana.

—¿Qué quieres? —le preguntó guardando un oso de peluche de Corine le había regalado, antes de cerrar la maleta.

—Creo que me voy contigo.

—¿No ibas a quedarte el resto del mes?

—Sí, pero decidí que lo mejor es volver.

El rubio se giró, y lo observó desinteresado.

—¿Te peleaste o algo así con ella?

—No, no... Sólo que no soy el tipo de hombre que ella espera, y creo que para tener una relación vacía, prefiero volver a la isla.

—Dijiste que no buscabas nada serio ¿No se suponen que son así las relaciones abiertas?

—Supongo, ¿Pero para qué seguir perdiendo el tiempo aquí?

—No lo sé —le dijo tomando la maleta, para salir de la habitación.

Blaise miró la hora en su celular, y supo que pronto llegaría Corine para despedirse. Al no permitirle entrar en el asentamiento, no podría despedirse de él en el aeropuerto.

—¿Y ese celular? —sonrió Zato, siguiéndolo por detrás, que ya tenía su maleta fuera de la habitación de Blaise.

—Me lo dio Corine, para que siguiéramos comunicados, hasta que volvamos a vernos.

—¿Entonces su relación si va en serio?

—Sí, ahora debo solucionar mi estadía en la isla. Tengo que encontrar la forma que me permita volver, o que a ella la dejen volver.

—¿Ella volvería a la isla por ti?

—Sí, ella me dijo que prefería eso, volver a la isla, a quedarse aquí. Y para mí también sería lo mejor, no me gusta éste lugar, rodeado de tantas personas.

***

Una semana después—

Era bueno estar en su casa nuevamente, y no dormir en una celda. Pero sería mucho más agradable, si la tuviera a ella allí. Había programado los horarios para poder ir al asentamiento, y así hablar con Corine.

Pero comenzaba a aceptar la idea, de que si quería volver a estar con ella, debería dejar atrás su casa, e irse a vivir al pueblo. Había hablando con los oficiales a cargo, y la única forma de que lo dejaran salir libremente, era comprobando que él había cambiado.

Qué Blaise ya no era un peligro para el resto de los de su especie y humanos. Es por ello, que debía desempeñarse en alguna función en relación con la población.

Observó su casa por última vez, que no había cambiado en nada en los últimos meses, más que estar llena de polvo, y decidió irse.

Tendría que vivir en el pueblo, junto a los demás de su especie y humanos... Al menos fingir que los toleraba, para volver a verla.

***

—No creí que él se iría —pronunció afligida la pelirroja—. Me había dicho que se quedaría más tiempo, y de la nada, me dijo "mañana sale mi avión" eso me dejó completamente desconcertada.

—¿Y no te dijo por qué cambió de opinión tan repentinamente? —le preguntó Corine, dándole un sorbo a su café.

—No, cuando se lo pregunté, sólo me dijo que tenía que resolver algunos asuntos en su tribu. Y le pregunté si iba a volver a alguna vez, y me dijo que no sabía, que lo dudaba.

—¿Será que algo lo molestó? ¿O habrá ocurrido algo con sus hijos?

—Tal vez, sólo... Qué su partida me dejó con un sabor amargo en la boca. Fue un amorío fugaz, pero pensé que íbamos a despedirnos como buenos amigos. No así como dos extraños. Ni cuándo nos conocimos fue tan frío conmigo.

Corine suspiró, y la tomó de una de sus manos, acariciándola suavemente.

—¿Qué te parece si al terminal el turno, vamos a comer algo?

—Sí, salgamos, creo que eso me ayudara a despejar un poco la mente. Me estoy haciendo problemas por algo que sabía que ocurriría.

***

No era tan malo, ni era lo que había imaginado. Sólo tenía que estar allí parado, observando que todo estuviera bien. Las personas ni se dirigían a él, ya que habían oficinas de información en el aeropuerto.

Después de todo, pertenecer al personal de seguridad podría ser un buen trabajo. Si no fuera por ese uniforme molesto y ajustado que le obligaban a llevar.

El entrenamiento básico había durado un mes, aunque debía seguir, hasta terminar el perfeccionamiento. Solía hablar con Corine todos los días, desde que ella se levantaba, hasta que entraba al trabajo, y luego cuando salía.

El poder hablar con ella, el verla por vídeos llamadas, hacía más llevadera su distancia. Y el saber que si todo seguía de ese modo, y no tenía problemas en el trabajo, la vería en tres meses, era un motivo para continuar del mismo modo.

—Si no vengo a visitarte yo, tú tampoco vienes —pronunció una voz divertida detrás de él.

Se giró, y se encontró con Zato y su hijo mayor, con los típicos vestuarios de su tribu. Sólo había pasado un mes y medio desde que se habían visto por última vez, y el cabello comenzaba a crecerle ya al moreno.

—A diferencia tuya, ahora trabajo y no puedo hacer un viaje tan largo como para ir a verte.

—Mira, te creeré porque lo estoy viendo —sonrió el muchacho.

—¿Qué hacen por aquí?

—Pues, éste muchachito quieres empezar la escuela —sonrió acariciándole la cabeza rapada a su hijo—. Y como sabes, donde vivimos no hay ese tipo de cosas, así que lo traje aquí.

—¿Lo dejarás aquí?

—Sí, en la academia. No podré verlo tan seguido, pero al menos sabré que está haciendo algo que le gusta.

Blaise miró al muchachito. Tan diferente a su padre, lucía tan serio. Quizás Zato había sido así también en su adolescencia.

***

Observó la foto que Blaise le había mandando aquella mañana, mientras ella estaba en su descanso, y sonrió suavemente. Él tenía el cabello corto, cuando lo había vuelto a ver, le estaba creciendo, pero al parecer, lo había vuelto a cortar.

Miró la prueba de embarazo en su mano, y suspiró. Se había ilusionado al tener un retraso de unos días en su período, pero sólo había sido un desequilibrio hormonal.

La prueba era negativa, se la había hecho hacía dos días atrás, antes de que su periodo llegara.

Tal vez Blaise tenía razón, tal vez era estéril.

...

Muy cerquita del final, creo un capítulo más 🤔❤️💕

BlaiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora