Capítulo 18

18.4K 1.8K 116
                                    

—Quiero llevarte a conocer un lugar —sonrió.

—¿Qué lugar?

—Un cine. Adoro ir al cine, el olor a las palomitas acarameladas, no importa la película, sólo ir ¿Quieres?

—Sí, me gustaría ir.

—Perfecto —le dijo emocionada.

Sería algo así como la primera cita que tendrían, como tendría que haber empezado... Pero tampoco podía arrepentirse de lo que había ocurrido, o jamás lo hubiese conocido.

—¿En qué piensas?

—En todo —murmuró—... Blaise, si nosotros hubiésemos tenido sexo, si yo me habría quedado en la isla contigo, de seguro hoy estaría embarazada. Y no nos conocemos lo suficiente como para ser padres.

—Hace nueve meses atrás, y si fueras una hembra de mi especie, te habría dejado, eso es lo que hacemos, tú te habrías ido por tu cuenta, para cuidar del bebé sola. Pero, no te habría dejado a ti, Corine. Me hubiese ocupado de ambos, de protegerlos.

—Pero la selva no es buen lugar para cuidar de un bebé, Blaise. Es muy peligroso, y pueden contraer cualquier tipo de enfermedad.

—Los bebés sólo mueren cuando son devorados por animales, o por ser atacados por los mismos, no hay enfermedades como en el mundo humano.

—Sí, pero-

—Sólo deja de buscar excusas, Corine. No quisiste hacerlo conmigo porque no querías, no por las consecuencias.

—Tenía miedo.

—No te hubiese herido, habría sido cuidadoso contigo. Siempre tuve en mente que eras diferente, y no me importó... No como a ti.

—¿Ya puedes parar con eso? Fui sincera al decir que tuve miedo, por Dios, eres muy grande. A eso me refería cuando dije que no eras humano.

—Luego pregúntale entonces como le fue a tu amiga.

—Por supuesto que sí —le dijo molesta, continuando caminando ambos.

Sí, así no debería ser una primera cita...

***

Luego de ver la película, ambos estaban en un restaurante. Eran cerca de las ocho, por lo que elegirían algo para cenar. Blaise no podía demorarse mucho tampoco.

—¿Qué te gustaría comer? —le preguntó ella, leyendo la carta.

—Lo que tú pidas, estará bien.

La morena observó una vez más la carta, y luego le hizo el pedido al mozo.

—Blaise, cuando estés en el asentamiento ¿Qué harás?

—Aun no lo sé, supongo que volver a mi hogar.

—Creí que una vez que eran rehabilitados, ustedes vivían en la zona de humanos, no en la salvaje.

—Cada uno elige que quiere hacer. Si realizar tareas de humanos, o volver a nuestro hogar. Yo elijo volver, las tareas de humanos, vivir con ellos, no es lo mío.

—¿Cuánto tiempo te llevó aprender mi idioma? —sonrió, mirándolo.

—No lo he aprendido del todo, sólo sé hablarlo. No sé leerlo o escribirlo, sólo mi nombre.

BlaiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora