Capítulo 15

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—Y ella quería una "relación" ¿Lo entiendes? Es decir, al fin soy libre nuevamente, puedo estar con la que quiera, y quiere una relación. Si la pasábamos bien juntos, nos divertíamos ¿Por qué una relación?

Blaise continuó ignorándolo, mirando por la ventana del avión.

—Hasta eso le cambiaron los humanos, la forma de pensar —se quejó el moreno, comiendo maní—. Nosotros podemos tener sexo sin ningún tipo de problemas, ya que el celo se da una vez por año. No necesitamos hacerlo para procrear, ahora sabemos que podemos tenerlo igual.

El rubio cerró los ojos, maldiciendo su suerte. ¿Por qué diablos había aceptado viajar con Zato? Tendría que haber pedido otro asiento.

—Oye, averigüé su nombre, es Corine Roth.

—No sé de qué hablas —pronunció bajo.

—El nombre de la doctora, es Corine Roth.

—¿Para qué averiguaste eso?

Se encogió de hombros, llevándose un puñado de maní a la boca.

—No lo sé, supuse que quizás querrías visitarla —habló con la boca llena.

—Supones mal.

—Trabaja en la clínica Santa Clara, está a una hora del asentamiento.

—¿Y qué con eso?

—Que si cambias de opinión, no está tan lejos para ir a visitarla. Es más —sonrió divertido—. Creo que yo voy a ir.

—¿Por qué irías?

—Simple, quiero conocer a la famosa Tisy —Sonrió.

***

Estaba cortando unas verduras para hacerlas salteadas. Aquel era su día de descanso, después de haber hecho guardia por treinta y seis horas.

Aquella noche iba a cenar con Fleur. La muchacha trabajaba en la clínica con ella, pero a diferencia de la morena, no era médica, sino que instrumentista quirúrgica.

Corine puso todo en un sartén, y se fue a su habitación, para buscar su celular. Quería recordarle a la pelirroja que hoy tenía que ir a su casa. La muchacha solía ser algo despistada.

Algo no muy conveniente para su trabajo.

***

—Bienvenidos al Asentamiento de la Asociación de Humanos con Capacidades Diferentes, o más conocida, como la AdHumCaD. Mi nombre es Onías, y es un placer poder recibirlo hoy en nuestro hogar —sonrió un joven rubio.

—Preferimos que nos llamen Kanatitas —pronunció Zato, el único de los treinta tripulantes del avión, que se animó a hablar—. Somos hijos de Kanat'ma.

—Es verdad, creo que es momento de cambiar nuestro forma de representarnos.

—No creo, ustedes que viven aquí, pueden ser AdHumCaD, pero nosotros que venimos de la isla, y somos nativos de ahí, preferimos el término de Kanatitas.

Blaise lo observó con molestia ¿Por qué diablos no podía cerrar la boca? Siempre tenía que estar hablando.

—De acuerdo —sonrió incómodo Onías—. Nuestros compañeros los guiarán al hotel dónde se hospedarán. Cualquier inconveniente que tengan, o sugerencia, se la pueden comunicar a cualquiera de nuestros oficiales. Una vez más, es un placer tenerlos aquí, que tengan una agradable estadía.

BlaiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora