Capítulo 10

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Se giró entre sus brazos, y se acurrucó contra su pecho, sintiendo como él la abrazaba protectoramente. Sí, así sí que podía dormir cómoda, y calentita.

Y se estaba quedando dormida nuevamente, cuando una suave vibración, chocó contra su mejilla. Abrió los ojos, y levantó la cabeza levemente, para mirarlo.

Blaise estaba con los ojos cerrados y... ¿Ronroneando? ¿Realmente él estaba haciéndolo? Sabía que tenía ciertas características felinas, pero no imaginó que también ronroneara.

"Y si ruge, como no va a ronronear, estúpida" pensó con obviedad. Si pudiera darse una palmada en el rostro, lo haría.

Sonrió, y se acomodó contra él, escuchando ese suave ronroneó, que comenzaba a relajarla también. ¿Quién lo diría? Estaba en los brazos de un tipo felino que ronroneaba.

***

Habían pasado cuatro malditos días ¡Y su periodo se había ido! Jamás de había sentido con tanta vitalidad, tan llena de vida, tan feliz.

Sentía que podía hacer dos cabañas como las que había hecho Blaise, caminar todo el día, no lo sabía, pero se sentía tan bien.

Aquella mañana se había despertado antes que Blaise, y había salido de su refugio, para poder preparar el desayuno para ambos.

Mientras cocía un trozo de carne para el rubio, lo único que prácticamente comía, tomó su cambiador, llevándolo a afuera para poder bañarse.

Se sentó en un tronco, junto a la fogata, y observó la olla con agua, esperando a que hirviera. Había olvidado eso. Suspiró y miró sus pies, cubiertos por la piel de conejo.

¿Cuánto tiempo llevaba con Blaise ya? No sabía si un mes o menos, ya que por su periodo, tampoco podía medirlo, solía ser algo irregular.

Se levantó la falda de piel, y observó sus piernas, frunciendo el ceño. Debía buscar una maldita forma de depilarse, o afeitarse.

—Tisy.

Levantó la cabeza, y observó divertida a ese grande y musculoso rubio despeinado, saliendo de la cabeza.

—Ve a dormir, Blaise. Siu'hosy (acuéstate)

—Iesu —bostezó, sentándose frente al fuego.

—Blaise, necesito tu cuchillo.

La observó con confusión, sin entender más que su nombre.

—¿Com (qué)?

Le mostró el trozo de carne, y le hizo con la mano una seña para cortar.

—Cuchillo.

Él tomó el cuchillo que había hecho con una piedra y un trozo de madera.

—¿Toc (esto)?

—Tima.

—¿At com (para qué)?

La morena rodó los ojos, y luego le enseñó sus piernas.

—Necesito afeitarme —explicó haciendo una seña con su mano de cortar.

—Iesu —gruñó Blaise, entendiendo mal a lo que ella se refería.

—A ver cómo te explico —suspiró frustrada.

Se acercó a él, y tomó una de sus manos, pasándola por su pierna.

—Toc ro omen (esto está mal)

El frunció el ceño.

—¿Sa'com?

—Sa'com tima (por qué sí) necesito cortarlo.

La miró inseguro, y negó con la cabeza. No, ella iba a herirse si lo hacía. Corine lo miró molesta, alejándose de él. Si él estaba acostumbrado a ver a mujeres peludas, era su problema. Pero ella no quería estar de ese modo.

—Tisy.

—It'iesu coma'at siu'yaja (no quiero hablar contigo) —pronunció molesta, tomando la olla con agua, y caminando hacia el vestidor, que ahora usaría de baño.

Entró a él, y cuando se quitó su vestido de piel para bañarse, Blaise le tocó la puerta.

—Tisy, it'moki siu (yo te ayudo)

—Iesu, jaha'lá (no, fuera)

—Tisy —pronunció bajo—. Siu... Siu'Tikat (te lastimarás)

—Jaha'lá —pronunció molesta.

Encima la trataba de inútil.

***

Corine se la había pasado molesta toda la tarde, encerada en la cabaña, sin querer ver a Blaise. Sí, a veces tenía esas actitudes infantiles, pero no le importaba.

—Tisy —le dijo Blaise del otro lado de la puerta—. ¿Siu'ro batsa (estás despierta)?

Giró en la cama, cubriéndose con las pieles. No le hablaría. En ese momento, escuchó que él entraba, por lo que cerró los ojos.

—Tisy —pronunció bajo, acercándose a la cama—. It'Shanra'ah (lo siento) —suspiró—. It'iesu coma'at (no quiero) com siu'tikat (que te lastimes)

Le acarició suavemente el cabello.

—It'Shanra'ah (lo siento) —murmuró, dejando algo junto a ella.

Cuando Blaise se fue, se giró en la cama, y observó sorprendida que le había dejado el cuchillo. Lo tomó, y se sintió extraña. Eso demostraba que él realmente confiaba en ella.

Porque con aquello, si ella quisiera, podría herirlo y huir.

Salió de la cabaña para agradecerle, y se encontró con que bajo el árbol donde ella solía sentarse, había una hamaca, hecha con lianas trenzadas, y un trozo de madera con tintes colorados.

Cuando ella se acercó hasta la hamaca, se encontró con Blaise, que traía en sus manos varias plantas.

—Tisy.

—¿Sa'Com siu'koko toc (por qué hiciste esto)? —le preguntó.

—Siu'ro omen (tú estabas mal) It cama'at com siu'ro nan (yo quiero que estés bien) —le dijo, plantando las flores de mikaeli, y varios brotes de Azara, para que aquel lugar oliera bien para ella.

Corine lo observó sorprendida. ¿Cuántos de sus ex hicieron algo por ella? ¿Cuántos de sus novios alguna vez tuvieron la intención de darle un mínimo detalle para hacerla sentir bien? Ninguno, todos daban por hecho que su relación estaba bien, por el simple motivo de que eran novios. Una vez la conquistaban, los detalles desaparecían.

Y sí, quizás Blaise había sido una bestia al principio, pero tal vez era porque no sabía cómo tratar a una humana, o una mujer. Y no sabía si la seguía viendo como su mascota, o no, pero él era muy atento con ella.

Jamás nadie se había tomado tantas molestias por ella. Y dudaba que otro hombre, la hubiese cuidado en la selva como él. A pesar de que si ella estaba allí, era todo su culpa.

Pero hasta el momento, tal vez un mes viviendo juntos, no le había faltado el respeto, siempre la había cuidado. Y quizás ya no estaba bien psicológicamente, pero en ese momento, sólo quería besarlo.

—Blaise.

—¿Com?

Se acercó a él, se puso en puntas de pie, y él se agachó un poco, creyendo que quería decirle algo. Corine lo tomó del rostro, y unió sus labios con los de él.

—Shinsei, Blaise —susurró antes de volver a hacerlo, tomando suavemente entre sus labios, los de él.

...

BlaiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora